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·5 de diciembre de 2025

Michael Clark se resiste a dejar la presidencia de la U y sus opositores no tienen como removerlo

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El presidente de Azul Azul enfrenta una multa de 65.000 UF —equivalentes a unos $2.500 millones— y una inhabilidad de cinco años para ejercer cargos directivos, derivada del denominado caso Sartor.

Este jueves, cerca de las 13:30 horas, los once integrantes del directorio de Azul Azul se reunieron en el CDA para una sesión que, aunque contemplaba diversos puntos de gestión, estaba marcada por un tema particularmente sensible: la petición de renuncia al presidente Michael Clark, impulsada por el bloque opositor tras la sanción impuesta por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).

Las críticas al timonel venían escalando desde hace semanas. Antes del duelo ante O’Higgins en Rancagua, el director Juan Pablo Pavez fue categórico: “Absolutamente. Se tiene que ir… Nos mintieron. Han superado todos los límites, han jugado con la honra. Al rector Vivaldi le mandaron una nómina con los dueños de la U que está lejos de ser la verdad”. A su juicio, la situación judicial de Clark y la pérdida de confianza interna hacían inviable su continuidad.


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A esta postura se sumó en su momento Daniel Schapira, quien, si bien reconoció que nadie podía obligar a Clark a renunciar, sostuvo que, por el bien institucional, lo más prudente sería un paso al costado: “Es un tema que afecta a la U… Ojalá las cosas se comiencen a aclarar”. Su comentario aludía también a un proceso aún abierto, con recursos pendientes y una defensa activa del presidente.

Una reunión marcada por la tensión

La sesión comenzó con un balance de las áreas de Comunicaciones, Comercial y Operaciones relativo a la temporada 2025, un ejercicio habitual para cerrar el año. Estuvieron presentes Clark, Roberto Nahum, Cecilia Pérez, Aldo Marín, Pavez, Andrés Weintraub y Héctor Humeres, mientras que Daniel y Eduardo Schapira, Cristian Aubert y José Ramón Correa participaron por Zoom.

El clima cambió en el apartado de Puntos Varios, cuando Pavez tomó la palabra para formalizar la solicitud de renuncia: “Queremos pedir la renuncia de Michael Clark”, planteó. De inmediato argumentó que los conflictos judiciales del presidente “manchan la institución” y erosionan la credibilidad del proyecto deportivo y corporativo.

La solicitud, sin embargo, no encontró respaldo. Un director del bloque oficialista preguntó quién más apoyaba la moción. Nadie levantó la mano. Ni los Schapira, ni los representantes de la Universidad de Chile, ni otros críticos eventuales. Clark tomó entonces la palabra para reafirmar que no dejaría el cargo, respaldado por los abogados del directorio, quienes recordaron que Pavez no tenía facultades para exigir su renuncia según el marco legal de las sociedades anónimas. Ante esto, Pavez se retiró molesto de la sala.

Clark se defiende y proyecta continuidad

En días recientes, Clark ya había entregado su versión respecto a la sanción de la CMF, indicando que presentó descargos, apeló y espera resolución: “Existe la presunción de inocencia, estoy seguro que se hará justicia”. Desde su perspectiva, la polémica no invalida el trabajo realizado: “Me siento orgulloso. Miren cómo está hoy el primer equipo, el cuerpo técnico… se está sembrando para adelante”, afirmó, insistiendo en que no ve razones para que su gestión termine abruptamente.

La reunión también abordó el futuro de Gustavo Álvarez, quien anunció su partida al término de la temporada. Clark reiteró que el entrenador tiene contrato vigente y una cláusula de salida que deberá ser respetada, dejando el escenario abierto a negociaciones o disputas según cómo evolucione el cierre del año deportivo.

Lo ocurrido en el CDA refleja un directorio dividido, una institucionalidad tensionada y un liderazgo que, pese a las presiones, no cede. La crisis, por ahora, sigue instalada, mientras la U avanza hacia un 2026 cargado de interrogantes tanto en la cancha como en los salones de su propia gobernanza.

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