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La Galerna

·28 de octubre de 2025

«Ni con Negreira»

Imagen del artículo:«Ni con Negreira»

Buenos días, lectores. De niño se cree que los ídolos futbolistas piensan como uno mismo. Según se va creciendo, se pone más en duda y, a partir de la adultez, hay ocasiones en las que incluso se duda que vivan en el mismo planeta por ciertas actitudes —o falta de ellas— que uno aprecia y que parecen no ir acompasadas con el sentimiento de la afición. No fue el caso del Madrid del domingo contra el Barça. Algo que nos reconforta en lo más íntimo, incluso si en los más íntimo uno no quiere Chilly.

Hubo numerosos ejemplos de conductas de los jugadores blancos que nos enorgullecieron. En especial, una que tuvo a Bellingham, Pedri y Soto Grado como protagonistas principales, con Mbappé como actor de reparto.


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La cosa fue más o menos así: Jude y el 8 blaugrana pugnaban por un balón cuerpo con cuerpo cuando el canario se desplomó como si hubiese sido abatido en pleno vuelo. En su camino al suelo, fue dejándose caer busquetianamente con la mano izquierda tratando de tapar un imaginario boquete en la carótida derecha, como intentando contener una vida que se le escapaba a chorros (música de copla dramática, arrebatada).

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Jude no daba crédito. Nos hemos acostumbrado, pero lo cierto es que contemplar a un adulto actuar así produce mucho alipori. Se acercó a recriminarle el fingimiento y, cuando le tocó la cabeza, Pedri redobló la función, un simple roce en la testa y ¡aaaaaaaayyyyy! El, por otro lado fantástico futbolista, yacía con la cabeza gacha a lo McFly padre.

En ese momento solo queda el humor, y así se lo tomó el inglés, que empezó a parodiar —con una sonrisa en el rostro— al actor del Método, del Método Culé. Los blaugrana pedían roja. Mbappé, también sonriente, se acercó para decir que no era roja. Sería osado incluso afirmar que fuese falta.

Ante la solicitud de expulsión, llegó el clímax: Bellingham se acercó a Soto Grado y le espetó socarrón: «Ni con Negreira». Bravo. La cara del colegiado era un poema. ¿Qué podía recriminarle a Jude, si este se había limitado a decir la verdad? Una verdad punzante, lacerante, en tanto en cuanto el daño barça-negreiril está hecho y sin embargo no reparado ni castigado.

«Ni con Negreira», escuchó Soto, «Ni con Negreira», oyó, no de buen grado. Mas ¿qué podía hacer? ¿Cómo recriminar lo irrecriminable? «Ni con Negreira», retumbaba en la cavidad craneal del trencilla como rebota una bola de acero en los bumpers, slingshots y targets de un pinball.

«¿Y qué voy a hacer?», pensaría Soto, «si lleva razón en grado sumo». Rebatir o castigar a Jude sería como ponerle un pero al siguiente tuit de Tamiroff.

La frase de Jude nos restaura el espíritu, nos renueva las fuerzas, sirve de prueba fehaciente de que nuestros futbolistas están en el mismo barco que nosotros, no en un yate sin cobertura al que no llega la señal de nuestra ira por la ignominia de la adulteración continuada de la competición por parte del Barça durante décadas de manera impune.

Tienen sangre en las venas y responden a las afrentas, como las de un Lamine arrabalero en la previa que después se diluyó en el partido de la misma manera que se diluye un delito en el inabarcable historial del FC Barcelona: sin que se note.

Después, los medios y el sistema en general se encargan de cortar, trocear, cambiar de sitio, ocultar, pegar las imágenes para mostrar siempre al Real Madrid como el malo de la película y quien recibe el castigo. Sirva como muestra la primera tangana, bien analizada por el galernauta Álvaro Martín Gallego.

En una acción en la cual Carles Naval —lleva en el Barça todo el Negreirato— se burla de Vinícius mientras Ferran y Balde lo empujan y agarran por la pechera, el expulsado es Lunin por acudir a poner paz. Es una metáfora de lo que sucede en la parte enferma de la sociedad que padecemos, donde ha calado que el Madrid es el culpable de que el Barça se hubiese comprado la cúpula arbitral y debe pagar por ello.

La prensa no cumple su papel ni informa y saca del error a la gente porque está pringada hasta el cuello.

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En Mundo Deportivo dicen que en el Madrid están hartos de Vini. La verdad es que llevan diciéndolo desde hace dos Champions, exactamente las que ha ganado el club de Chamartín con Vinícius decisivo en ambas. A Lamine, sin embargo, lo califican solo de difuso. Buen eufemismo. Si bien es cierto que le dan un pellizco de monja: «El Barça espera que reaccione y hable en el campo».

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Para Sport directamente «Explota el ‘caso Vinícius’». El Madrid está ya a cinco puntos y hay que desestabilizar fuera y dentro del campo. Soldados tienen en ambos frentes.

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La prensa madrileña está regada con la misma agua que la catalana, por lo tanto no es de extrañar el titular de As.

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De Marca, sin embargo, esperábamos más carnaza, pensábamos que pondrían de nuevo a Vini en el foco. Quizá Tebas anoche libró.

Pasad un buen día en compañía de seres queridos, no os juntéis con arrabaleros, mentirosos, delincuentes ni con Negreira.

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