Revista La Liga
·20 de noviembre de 2024
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Para referenciar la imperfecta humanidad de los seres humanos, mi preciosa abuelita materna dice que «nadie orina agua bendita». Eso también aplica a Néstor Lorenzo, el director técnico de la Selección Colombia de fútbol.
En cada discusión sobre las decisiones del seleccionador nacional, un argumento muy común para defenderlo es decir que «le salen todas». Yo he usado esa expresión, y muchas otras personas también lo han hecho, a la luz de los excelentes resultados de la ‘Tricolor’ en los primeros dos años de este entrenador.
Lorenzo llegó a tener 25 juegos de invicto, con 19 triunfos y seis empates. Pero en los últimos siete juegos, desde la final de la Copa América contra Argentina, el balance es de cuatro derrotas, una igualdad y solo dos victorias. El contraste del rendimiento es contundente, y esa baja en los resultados es reflejo de una notoria caída en el juego.
El balance de los últimos meses me obliga a botar a la basura esa expresión de que «le salen todas». Así como las decisiones de Lorenzo eran defendidas por los resultados que tenía, las decisiones de Lorenzo hoy son, y deben ser, blanco de críticas por el mismo motivo: sus resultados.
Esta fecha Fifa, marcada por dos derrotas, resiste varios cuestionamientos duros, pero me voy a centrar en dos incoherencias del técnico.
Por un lado, antes del juego contra Uruguay dijo que lo que a él le importa de James Rodríguez es que esté físicamente bien. Pero en ese partido lo llevó al banco y lo puso a jugar desde el minuto 72 a pesar de tener evidentes problemas físicos. En la rueda de prensa dijo que el capitán no estaba al cien por ciento; en realidad no estaba ni siquiera al cincuenta por ciento.
Algunos dicen que si un jugador no está para ser titular, no puede jugar; que si no está en plenitud de condiciones, debe quedar relegado. Yo no comparto eso. Por lo que uno habla con los futbolistas, muchas veces no están en perfecta forma porque, por la exigencia competitiva, suelen tener algún pequeño problema y juegan así.
Mi crítica a Lorenzo es que James no estaba ni siquiera para ir al banco de suplentes. No es que no podía correr, es que no podía ni trotar. Debió ir a la tribuna.
La otra incoherencia de Lorenzo es la convocatoria persistente de Matheus Uribe, por dos motivos. El primero es que él como técnico hizo una gestión para que James dejara de jugar en Catar para que pudiera estar en la ‘Tricolor’. Entonces, si la gran estrella tuvo que salir de un club de ese país para estar en la ‘Tricolor’, ¿por qué un jugador terrenal como Uribe sí puede estar allá y ser convocado?
El segundo motivo de esta incoherencia es que el técnico no convoca jugadores del medio local porque no es altamente competitivo. Yo comparto esa política, pero solo es válida si llama a jugadores de ligas superiores a la colombiana, y la catarí no lo es. Además, Uribe viene siendo suplente allá; no es que se esté destacando.
Alguien dirá que es un jugador del técnico porque ya se ganó el derecho de piso. Estoy de acuerdo con ciertas preferencias por antigüedad, pero esas preferencias deben mantenerse con el rendimiento, y Matheus ya debió perderlas hace rato con sus actuaciones en la Selección.