Un 10 Puro
·24 de noviembre de 2025
No puedo vivir sintigo; ay, ni sintigo ni con ti

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·24 de noviembre de 2025

Lo cantaban Los Borrachos, la maravillosa chirigota del Selu 'Quien la lleva la entiende', en el Carnaval de Cádiz de 1992. "No puedo vivir sintigo, ay, ni sintigo ni con ti", entonaba la agrupación que revolucionó el Falla para siempre. Y algo así es lo que le sucede al Real Madrid. Menudo topetazo en la frente en Elche. No sólo por el empate, que puede suceder, sino porque todos los viejos vicios de otros años quedaron expuestos, una vez más, ante quienes vieron el partido. Tanto que parecía aquello el Madrid de Ancelotti.
Y mira que Xabi Alonso lo intenta todo. No sabemos si fue un ataque de entrenador, si fue castigo a los dos de los tres jugadores más señalados en redes sociales durante el parón como instigadores del servicio de cambio de sábanas de la habitación del tolosarra (que le hacen la cama, vaya) o si simplemente esto no tiene remedio. Pero el Madrid jugó con defensa de tres centrales, que es una de las premisas que encumbraron a Xabi, y Vinicius y Valverde fueron suplentes, Bellingham se salvó por los pelos.
El fantástico Elche de Eder Sarabia, un tipo al que todos teníamos como un barbudo gruñón y testarudo a la sombra de Quique Setién pero que ha roto en un magnífico entrenador, tenía un plan. El del Real Madrid, a estas alturas, no sabemos aún cuál es. Algo así como el Madrid del último año de Ancelotti, pero sin Carletto. Para ese viaje no se necesitan alforjas, tirando de refranero.
Va acabándose el otoño y todavía no sabemos si el Madrid de Xabi Alonso es aspirante a algo o se está cayendo a pedazos. Las sensaciones son igual de malas que cuando quedas con tu primera cita y se pide un matcha, sea lo que sea esa especie de ensalada en vaso, en vez de una caña. Algo no va a funcionar porque falta mentalidad y ganas de disfrutar.
Hace tanto tiempo que el Real Madrid no te deja ese poso de "pero qué bien han jugado" que ya se nos ha olvidado. La táctica desde el curso pasado parece simple: sacas a once tíos y, cuando la cosa se complica, que imiten a la aldea de Asterix durante los diez últimos minutos, todos corriendo como descosidos como pollo sin cabeza dispuestos a llevarse por delante lo que haga falta. Pero claro, no siempre suena la nota correcta y en tan poco tiempo aquello es la flauta de Bartolo, que cantaría Pabellón Psiquiátrico del añorado Patuchas. Un despiporre.
Un equipo blandito en defensa, donde el centro del campo no impone su ley y donde los de arriba guerrean cada uno por su cuenta, como Rambo pero de un todo a cien. Mientras, el Elche, plagado de ex canteranos madridistas y azulgrana, llenó el césped del Martínez Valero de charlies dispuestos a montarte una emboscada en cada centímetro cuadrado.
Elche fue el Vietnam de un Madrid que no fue capaz de encontrar quién pusiera la wagneriana 'Cabalgata de las valquirias' para acabar con la resistencia ilicitana. Al menos siempre será mejor recordar a Los Borrachos que empezar como el Apocalypse Now de Coppola, con The End de los Doors... aunque o Xabi Alonso da con la tecla o ese final de su etapa en el Real Madrid estará más cerca de lo que cualquiera pudo jamás imaginar.









































