La Galerna
·6 de noviembre de 2025
Nos es ajena la derrota

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·6 de noviembre de 2025

En cierta ocasión tuve una idea. La apunté. Sería el comienzo de una historia. Quizá una novela. Escribí: “Un miércoles cualquiera, un hombre sufre un episodio de confusión extrema. Está en su oficina, en su mesa, frente a su ordenador. Sin embargo, no sabe quién es, no sabe dónde está ni el porqué. Durante un angustioso minuto, su vida se ha evaporado y tan sólo es un tipo sumergido en la confusión.” Lo que ocurría después era un misterio. No pensé ni planifiqué nada más. Ahí se quedó mi protagonista, sin saber qué le había ocurrido ni las implicaciones personales ni laborales que conllevaba su mínimo delirio en un día cualquiera de una semana y un mes cualesquiera.
Hoy me acordé de esa idea que escribí mientras pensaba en qué decir del Liverpool-Real Madrid. ¿Cómo hablar del partido sin caer en tópicos ni banalidades, ni transitar los conceptos ya explorados por otros, mejores que yo?, me preguntaba. Sin embargo, esa no era la gran cuestión. Me llegó después, como un latigazo, siendo a la vez pregunta y respuesta, como una frase punzante de Javier Marías en medio de un océano de subordinadas: ¿qué sentido tiene explicar la derrota de un club que no la concibe, que no la digiere, que no pertenece siquiera a su imaginario?

Es tan extraño el día después de que el Madrid pierda un partido, que hasta quienes intentamos aplicar raciocinio nos vemos abocados a ese pozo de confusión, como el personaje que esbocé en un folio en cierta ocasión: perdido frente a la pantalla, sin encontrarle sentido a su propia existencia. Mantequilla sobre demasiado pan. Todo es ajeno cuando el Madrid pierde. ¿Para qué decir que el rival fue mejor, que no entiendo de qué juega Camavinga, que ya no comprendo el fútbol moderno, que no sé qué decir? Hoy me vi frente al espejo retrovisor del coche como ese personaje mío: confundido en un día normal, ajeno a mí mismo, sumido en el desconcierto. Una nube pequeña y gris en un hermoso día de playa.

Perdió el Madrid, sí, en Anfield, ante un rival que jugó mejor, que obligó a Courtois a unir al mundo en una verdad hercúlea: es el mejor de la historia. Ya no sé qué más decir, ni qué más explicarte, la vida hoy es extraña. Albert Camus habría escrito un gran libro el día después de la tanda de penaltis ante el Bayern de Múnich. Sumidos en este pesimismo que todo lo embriaga, lo único que podemos hacer hoy es meternos en casa a leer, pues no hay explicación posible que satisfaga tantas preguntas. Una manta y una vela, el silencio, nos proporcionarán el único consuelo posible tras uno de estos extraños y ajenos sucesos que a veces nos ocurren, que no sabemos de dónde vienen ni si se repetirán, que no concebimos como reales pues no nos pertenecen, como el niño que no entiende qué significa que su abuelito le mire ahora desde el cielo.
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