Informa Betis
·29 de septiembre de 2025
Opinión| Alcanzando la velocidad de crucero

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·29 de septiembre de 2025
El Real Betis llegó ayer en La Cartuja con una intención clara: reivindicar su solidez, sumar y afinar el motor. Con la victoria por 2-0 ante Osasuna en la jornada 7, el equipo demuestra que las piezas del bloque están capacitadas para sostener el rumbo incluso cuando una de sus estrellas está fuera de combate.
Al cierre de esta jornada el Betis ya acumula 12 puntos, con un balance de tres victorias, tres empates y una derrota, lo que arroja una media de aproximadamente 1,71 puntos por partido (12/7). Esa cifra lo coloca en una zona interesante, lejos del vértigo de lanzamientos agresivos, pero con el pulso firme de un equipo que quiere transitar la temporada con convicción. Comparado con campañas recientes, donde los arranques solían moverse entre 1,40 y 1,60 puntos por partido, esta arrancada se ve más cercana a los mejores inicios. Y eso otorga margen de maniobra para enfriar o calentar el motor según el tramo del trayecto.
Porque en carreteras como La Liga no basta con tener un coche veloz, hace falta durabilidad, respuesta ante los desniveles y capacidad para anticipar baches. En ese sentido, lo más llamativo de este Betis es la profundidad de su plantilla. No se ha tratado de simplemente engordar nombres, sino de construir una estructura con alternativas reales. En defensa existen múltiples perfiles para combinar líneas de tres o cuatro, en el medio, hombres con recorrido, con pausa, con llegada; en ataque, no depender de un solo goleador. Esa versatilidad es como disponer de un cambio automático con múltiples marchas, subes cuando el terreno lo exige, bajas cuando es necesario conservar, y todo ello sin que la máquina se resienta.
Ahora bien, hay que subrayar que este proyecto está funcionando con una falta que no es menor, Isco, el jugador que más desequilibra con el balón en los pies, sigue fuera por lesión. Su ausencia obliga a que el equipo se recomponga en su conducción ofensiva, a que otros asuman tareas que normalmente le corresponderían. Ahora también, se le ha sumado la lesión de Llorente y Bartra, dos piezas clave en la defensa. Pero lo sorprendente es que, aún sin ellos, el Betis no ha perdido pulso, ni ha sido incapaz de plasmar su estilo. Esa autosuficiencia (más allá de la esperanza del regreso) habla de un bloque consciente de que no puede depender de una sola luz.
En el duelo ante Osasuna, los goles llegaron en la primera mitad. Abde abrió el marcador, y más tarde Cucho Hernández anotó el segundo con autoridad. El segundo tiempo no fue brillante ofensivamente, pero el equipo sostuvo el pulso defensivo ante los embistes de Osasuna, controlando los espacios, presionando alto cuando era necesario y supo manejar los momentos incómodos del partido. Ese tipo de partidos son los que muchas veces deciden Europa, no los más vistosos, pero los más rentables.
La victoria también sirve para reafirmar una convicción, cuando un coche ha alcanzado su velocidad de crucero, no aspira siempre a la máxima, sino que busca la marcha que le permita recorrer muchas jornadas con el mínimo desgaste y el mejor rendimiento. Ese equilibrio entre consistencia y ambición es el desafío real para el Betis. Mantener la media, no descuidar el combustible (físico, mental), saber cuándo exigir más y cuándo medir el esfuerzo serán los ajustes finos que marcarán si esta temporada acaba siendo otra más de Europa o algo más.
Si el Betis logra mantener esta progresión, sumar victorias como la de ayer incluso sin su pieza más luminosa, y con la amplitud de plantilla que posee, no sería descabellado soñar con rematar la temporada en alta, quizás adelantando rivales rezagados en la recta final. Pero eso exige no dormirse, desde mañana, toca calibrar trayectorias, frenar en curvas peligrosas y apretar el acelerador en competición europea. Porque en La Liga, quien cree que ha alcanzado la velocidad de crucero ya no puede permitirse tropiezos grandes.
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