Informa Betis
·20 de octubre de 2025
Opinión| Censura

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·20 de octubre de 2025
El ciudadano Javier Tebas Medrano, natural de Costa Rica y nacido en 1962, es un reconocido personaje del fútbol patrio. En su larga trayectoria, ha tenido varios cargos relacionados con el deporte rey desde que en 1993 fuera presidente del Huesca: Presidente del Badajoz hasta que lo vendió a un empresario Portugués, vicepresidente de la liga nacional de fútbol profesional, representante del G-30, un grupo de equipos de Primera y Segunda división que luchaban por obtener un mejor reparto de los derechos televisivos (¡ay!); posteriormente fue asesor de equipos como Mallorca, Rayo o Betis (¡re-ay!) y por si fuera poco, fue el abogado defensor de aquel impresentable que se hizo con el Alavés y quiso gestionarlo como un juguete, Dmitry Pitterman (¡requete-ay!). Como es un hombre polifacético, también ha escrito un libro a dos manos con Pedro Torrens, del que se hizo la serie de Movistar «Todo por el juego» y, quédense con esta última curiosidad, formó parte hasta 2023 del cuadro de profesores del Instituto de Ciencias Sociales, Económicas y Políticas. Un centro de ideología ultraconservadora destinado a formar a las élites del conservadurismo más duro.
En 2013, se presentó y ganó las elecciones a la presidencia de La Liga, siendo posteriormente reelegido en 2016, 2019 y 2023. Una de sus críticas al mandatario anterior fue lo elevado de su salario, y cuando entró en el cargo, lo rebajó simbólicamente, de 395 mil que cobraba Astiazarán, a 348 mil. Pero ya en el segundo mandato se lo subió a 600 mil, y en 2020 se quitó la careta y ya lo elevó hasta un montante que ronda los tres millones y medio de euros. Cuatro veces el salario del presidente del Gobierno, y 10 veces más de lo que cobró cuando entró en el cargo. Llamativo ¿verdad?
Dudo que Tebas sea santo de la devoción de nadie, pero en una cosa sí que voy a darle la razón: El control económico de los clubes era necesario porque estos tienen una tendencia insana de ir siempre hacia el suicidio económico, y cuando llegan los momentos malos, van a llorar a los medios pidiendo ayuda de instituciones y demás. Luego podemos hablar en la aplicación de ese control, o por qué se cambian las reglas cuando otros equipos ya han pasado su periodo de crisis ateniéndose a reglas más estrictas. Pero esto da para otro debate. Lo dejamos en barbecho, de momento.
En el periodo de su presidencia, y esto creo que es innegable, LaLiga ha perdido la batalla definitiva contra la Premier. Vendemos nuestro producto peor que ellos, ganamos menos dinero que ellos, estamos peor organizados, y cada año perdemos nuestro mejor talento joven para que vaya a jugar a las islas. A cambio, porque así se pensó esto desde aquel reparto televisivo en el que Tebas intervino, hemos tenido más o menos éxito en competiciones europeas, sobre todo gracias al Madrid, y hemos convertido nuestra competición casera en una liga aburridísima en el que siempre ganan dos y siempre hay tres puestos de clasificación Champions otorgados desde el inicio de temporada. Lo mismo, la idea de realizar un reparto para favorecer a los dos grandes y mantener contentito y calladito al tercero, no era el plan que mejor venía a largo plazo.
Más allá de todo esto, que podría dar para seguir soltando datos y chascarrillos hasta que los sapos bailen flamenco, el tema que nos ocupa es la última cacicada de quien poco menos que se siente intocable. Algo que se puede sustraer de cada una de sus intervenciones, ya sea hablando de la pìratería y demostrando que no le importa que el fútbol se aleje de los jóvenes (como en el caso del reparto televisivo, esto es pan para hoy, y hambre para mañana), y que no entiende la realidad social del país; como hablando de la gestión de los partidos de la liga.
El ciudadano Javier Tebas ya avisó en su momento, cuando decidió que la producción de los partidos se haría desde LaLiga, que se eliminaría de los resúmenes y la retransmisión, en la medida de lo posible, aquellas escenas que se considerasen que podían dañar la imagen de nuestra competición como producto. El problema de esto, que bien podría considerarse una idea interesante en inicio, es que se ha convertido en una herramienta del poder para callar, silenciar, o dejar de apoyar, movimientos que merecen ser oídos, difundidos e incluso apoyados.
Pero un señor que huele a ese tipo de rancio de quien añora a dictadores, actuará como tal a poco que le den un carguito. Tebas no solo decide eliminar jugadas polémicas, roces entre jugadores o discusiones de entrenadores, haciendo caso omiso a lo que cualquier periodista que no croquetee con el poder diría que es información interesante para el espectador. El presidente de LaLiga ha decidido tomar partido a favor de un genocidio cuando en un campo tan grande, no de tamaño sino de significado, como es La Catedral de San Mamés, se apoyó la causa palestina en Gaza, causa que no viene a ser otra que un «por favor, dejen de matarnos».
Por si fuera poco, unas semanas después, con parón de por medio, los jugadores profesionales deciden mostrarse en desacuerdo con el ciudadano Tebas y hacer un pequeño y simbólico parón de varios segundos al principio de cada partido, como protesta por llevarse el Villareal – Barcelona a Estados Unidos. Una decisión únicamente pecuniaria y de marketing que llenará las arcas de ambos equipos pero que, literalmente, aleja a los dos clubes de sus correligionarios. Mostrando, una vez más, que el seguidor español, el cliente, el currito de turno, tiene poca importancia para un presidente que, insisto, no muestra, ni ha mostrado nunca, ningún tipo de empatía hacia ellos. Hacia nosotros.
El censor Tebas, ni corto ni perezoso, y con un cinismo fuera de rango, no solo nos escamotea las imágenes del parón de los jugadores, es que encima de alejar la cámara y hacer un plano cenital del estadio, le da un comunicado a los periodistas para que lo lean en esos momentos mientras LaLiga pone un cartel en pantalla a favor de la paz en Gaza. Después de lo que hizo en San Mamés, es un ejercicio de cinismo e hipocresia tamaño gigante. Pero claro, es que además en esta ocasión la crítica, la protesta, era contra una idea que ha salido directamente de él, y no pretende mostrar al mundo ni una imagen en la que se demuestre que tiene a la gente muy descontenta.
Como haría cualquier dictador de república bananera.
Y ojo, de esto, en cierta medida, tenemos culpa todos. Los que más, nuestros dirigentes. Como dijo Paco González en Tiempo de Juego, «Hemos ido transigiendo con cosas que al final son pequeños agujeros sobre el derecho que tenemos a recibir una información veraz. Y todo parte desde LaLiga, todo parte desde Tebas».
Tiene razón. Pero a ver quién le pone ahora el cascabel al gato.
Foto vía: Real Betis @RealBetis
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