La Galerna
·21 de noviembre de 2025
Pero ¿qué hace Modric en Milán?

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·21 de noviembre de 2025

Desde el día 1 del año 1 d. L. M. (después de Luka Modric), muchos madridistas nos hemos preguntado: pero ¿qué hace Modric en Milán? Los Rossoneri pensarán lo mismo: ¿cómo han dejado escapar a Lukita?
El Madrid cuenta con una gran plantilla. No es de recibo infravalorarla. Tampoco dejar de señalar sus carencias. La principal: falta de maestría en el centro del campo. Los de Xabi son como un organismo con varios estómagos, muchos músculos, tres hígados, dos aparatos reproductores generosos y poco sistema nervioso central.
Es indiscutible la capacidad futbolística de jugadores como Tchouaméni, Valverde, Camavinga o Bellingham, pero ninguno de ellos tiene aquello que Modric aportaba. El fútbol no es solo ser eficaz tácticamente, presionar, robar, combinar, romper líneas, llegar, es necesario saber leerlo. Y además es perentorio realizar esa lectura del partido en directo, desde abajo, mientras se está jugando y, en función de las necesidades del equipo, regular el potenciómetro un poco hacia arriba o un poco hacia abajo.

No solo es necesario correr mucho, sino saber cuándo no correr. Hay que oler el momento preciso para llamar a rebato y el tiempo en el que distraer al contrario escondiendo el balón. O cuándo matar un partido. Lukita interpretaba ese papel como nadie. Y precisamente por eso ahora su puesto está vacante.
Hay que sumar que el año anterior se marchó Kroos, el otro futbolista blanco capaz de amaestrar los encuentros. Si a un coche le quitas una rueda, cuentas con la de repuesto, pero si le quitas dos, se queda cojo, y aunque con tres neumáticos no vuelque, no puede alcanzar su velocidad máxima. Algo así le ha pasado a esta plantilla con la marcha casi simultánea de sus Newman y Redford.
¿qué hace Modric en Milán? La única respuesta honesta es incómoda: está desmintiendo, semana a semana, la idea de que su ciclo en el Real Madrid había terminado
Ceballos aporta cohesión y el juego grupal suele mejorar con su participación, pero a menudo no está disponible y el Madrid necesita más. Güler es un superclase, virtuoso y desequilibrante, pero, a causa de su tierna edad, aún no cuenta con el poso de Luka. Además, está aprendiendo a jugar más retrasado.
En el actual Real Madrid, Modric tiene sitio. Sí, tiene 40 años. Sí, no está para asumir la carga de partidos de un chaval. Sí, habría encuentros en los que su rendimiento no sería el óptimo. Sin embargo, es la clave de bóveda que haría que este equipo rodase cuando se queda atascado en el barro.
90 minuti sin Modric son molto longo. Sobre todo, si no se cuenta con ningún futbolista que pueda desempeñar la función que desarrollaba él.

Un ejército de soldados entrenados, fornidos y capaces es peligroso, pero si no cuenta con un cerebro ya no que piense bien, sino rápido, su capacidad destructiva se ve mermada. La cabeza de Modric funciona tan bien como su exterior, y a la misma velocidad que este texto que estás leyendo te llega a la retina.
Un año más de Modric también habría significado un año más de enseñanzas impagables a sus compañeros: a Bellingham, a controlar su entusiasmo; a Valverde, a modular la caballería; a Camavinga, a no perder la brújula cuando se echa al monte; a Tchouaméni, a dominar sin prisa; a Güler, sobre todo, a poner la inspiración al servicio del equipo de manera más constante.
La pregunta sigue resonando en la cabeza de los madridistas: ¿qué hace Modric en Milán? La única respuesta honesta es incómoda: está desmintiendo, semana a semana, la idea de que su ciclo en el Real Madrid había terminado.
Además, ver a Luka Modric con la camiseta de otro equipo que no sea el Real Madrid es como ver a la chica que amas encamada con otro.
Getty Images









































