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·20 de mayo de 2025
Pesadilla Centenaria (por @NachoJOsorio1)

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·20 de mayo de 2025
Por Ignacio Osorio
El miércoles pasado, Colo-Colo selló su eliminación de la actual Copa Libertadores de América, cerrando así su participación internacional durante este año, participación que no estuvo exenta – como es sabido- de problemáticas que se han sumado a este presente deportivo, que tiene al equipo más popular y ganador de Chile con tres partidos seguidos recibiendo 4 goles de manera consecutiva (dos por Copa Libertadores y una por Copa Chile).
El equipo dirigido por Jorge Almirón, en poco más de cinco meses, ha pasado del cielo al infierno, de pasar de ser campeón a tener un rendimiento comparable al equipo que peleó el descenso temporadas atrás. Explicaciones a este momento, en el que aparejado de los problemas en cancha se pueden encontrar cuestiones que van desde la relación camarín-cuerpo técnico, apreturas económicas debido al fuerte desembolso realizado tanto en los refuerzos como en la renovación del actual contrato del técnico argentino, lo que, a futuro, estaría condicionando las gestiones económicas que podrían hacerse, tanto para un posible reemplazo en la banca, como de nuevos jugadores.
A continuación, enumero las que – a mi parecer- son las principales razones por las que Colo-Colo se encuentra inmerso en una árida situación, casi crítica, que se acentúa y profundiza por estar, en este 2025, en su año centenario.
Técnico de vasto y sólido curriculum tanto en Argentina como en otros países del continente y Europa.
De estilo pragmático, el año pasado se alzó con el título principalmente por el rendimiento de ciertas individualidades que guiaron al equipo en su conjunto,
individualidades que, por momentos y características no han tenido un bis posicional. Un ejemplo de ello es que Claudio Aquino no ha podido ser reemplazo suficiente para lo que fue Carlos Palacios, haciendo sentir su ausencia, principalmente porque las características de ambos no son del todo asemejables. Otro ejemplo de ello es lo que ocurre con Javier Correa, quien no ha podido repetir su cuota de goles. Detrás de ellos, está la definitiva baja en el rendimiento del que es, probablemente, el peor jugador del club en estos meses: Esteban Pavez.
Sin estas respuestas individuales, Almirón está siendo incapaz y totalmente insuficiente a la hora de encontrar y entregar respuestas tácticas, mostrando su tozudez con una línea de tres que no funcionó y que ha ido, a su vez, en desmedro de otros jugadores como Erick Wiemberg, Mauricio Isla (a quien hay que sumarle la edad) o Alan Saldivia.
A lo dicho anteriormente, es de suma evidencia que la mayoría de los futbolistas no están teniendo un nivel apto para las exigencias físicas, tácticas y emocionales que significan jugar con la camiseta del Cacique. A los nombres mencionados anteriormente se pueden sumar los de un errático Alan Saldivia, que, en todo lo que va de campeonato no ha podido dar un mínimo de seguridad defensiva, incurriendo en errores en pases claves, transiciones ofensivas y un total ausencia en su sentido de la ubicación, obligando a sus compañeros de saga – preferentemente Emiliano Amor- a cubrir sus errores.
De otros jugadores se puede decir, más o menos lo mismo. Zavala, Bolados, Daniel y Bruno Gutiérrez, Opazo, Pizarro o Salomón Rodríguez, quien costó 2,5 millones de dólares, simplemente no han sido respuesta alguna para dar al 11 un andamiaje que permita cierto nivel de competitividad y dignidad deportiva.
Jugador émbolo, no solo por su posición en la cancha, sino también por su posición en el club. Siendo el capitán, ha estado errático y poco sólido a la hora de declarar, de pararse en la cancha y de presentar garantía de seguridad. En lo estrictamente deportivo, Pávez ya deja ver sus 35 años y falta de roce a la alta competencia real, no llegando a cruces, coberturas y siendo no solo displicente sino fallido en cuestiones trascendentales en el funcionamiento del once, mostrándose lento, pesado y sin mayor interés más que comentar lugares comunes para la prensa, cosa que ni siquier hizo, por ejemplo, tras el partido contra Limache.
Probablemente la gran figura deportiva y mediática de este proceso y etapa. Su llegada fue una muestra de su potencia marketinera y trascendencia no tan solo para el club, sino para el fútbol chileno, pero de un tiempo a esta parte, el Rey parece haber extraviado la corona.
Con una fuerte presencia en redes sociales, parece estar más pendiente de promocionar y desarrollar sus negocios y preparar su próximo retiro que de ser aquel jugador que, con momentos, fue clave en varios sentido para la obtención del título 34 ante Copiapó y pareciera estar más cerca de dejar la actividad profesional que de levantar este mal momento del club que dice amar.
Lo que se suponía sería una fiesta, por estos y otros actores, se han transformado en una pesadilla centenaria, que no solo tiene a Colo-Colo comprometido deportivamente, sino que, de no encontrarse soluciones pronto, pueda también comprometerlo institucionalmente, demorando – de nuevo- el salto a nivel club, deportivo, económico y de marca que Blanco y Negro, ya sea por desidia o incapacidad, no ha podido darle al club más grande de Chile.