Regate Femenino
·23 de julio de 2023
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·23 de julio de 2023
Hablar de jogo bonito es hablar de alegría. Hacer del fútbol un arte. Transmitir creatividad, destreza y talento. Un término que acuñó Brasil entre las décadas de 1950 y 1970, en un período en el que consiguieron ganar hasta tres Copas del Mundo. La canarinha maravilló al mundo, y su juego fue sinónimo de éxito. No son menos las cinco estrellas que con orgullo portan en el pecho. Y es que no vale ganar de cualquier forma. Dejar atrás el pragmatismo para disfrutar. Al ritmo de samba si cabe. Primero Pelé, luego Garrincha, y a lo largo de la historia han aparecido futbolistas como Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho para mantener vivo un espíritu que con el tiempo se ha apagado. Bailar sobre el césped. Y si hace falta, cantar. Allí está Pia Sundhage. Leyenda del futbol femenino, que ha abrazado un estilo casi olvidado para triunfar en el Mundial.
Pia Sundhage raramente esconde su sonrisa. Carismática e histórica. Parece que lo de ser seleccionadora de Brasil le viene como anillo al dedo. Una mujer entrañable, que se ha convertido en referente, y que no esconde su pasión por la música. De hecho, es su particular forma de contar el fútbol. Lo demostró en 2012, cuando recibió el premio a mejor entrenadora por la FIFA, y dedicó la primera estrofa de ‘If Not For You’ de Bob Dylan a sus jugadoras en una ceremonia emocionante. Porque Pia siempre tiene la guitarra preparada. La hemos visto ya en incontables ocasiones entonar al mismo Bob Dylan, o a otros cantantes como Simon & Garfunkel. Incluso cantando en portugués o junto a Dani Alves.
Pero detrás de esta faceta como cantante encontramos a todo un emblema. Con 146 partidos y 71 goles como internacional sueca, Sundhage fue una de las pioneras del fútbol femenino moderno, disputando los Mundiales de 1991 y 1995. Una vez se retiró, empezó su periplo por los banquillos en clubes tanto de su Suecia natal como en Estados Unidos. Sería en 2007 cuando Pia se convertía en la primera mujer extranjera en dirigir a la selección nacional estadounidense. En su llegada se encontró a un equipo herido y dividido que llevaba años sin reconquistar el Mundial, y a través de la música, como no, de Bob Dylan, Pia fue capaz de calmar los ánimos en el vestuario. Tras ello llegó la primera medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de 2008. Sin embargo, un año después las americanas cayeron duramente ante Japón en la final del Mundial.
La música fue el mejor remedio para consolar a un equipo que en 2012 volvería a colgarse la medalla de Oro. Aquel triunfo supuso el final a la etapa de Pia Sundhage en territorio yankee. Tocaba volver a Europa. Concretamente a Suecia. Pero antes, fue despedida con honores recibiendo una guitarra firmada por toda la plantilla del combinado estadounidense. Un detalle fruto de la unión que Pia fue capaz de crear durante esos años. La leyenda volvía a casa, y lo hacía un año antes de la Eurocopa que se disputaría en Suecia. Sin embargo, Pia llevar a las Blagult (azul y amarillo en sueco) un paso más allá. En el torneo continental cayeron en las semifinales y en el Mundial de 2015 no pasaron de octavos. Eso sí, lograron la Plata Olímpica en 2016.
A sus 63 años, Pia Sundhage tiene esa capacidad para cautivar sin tener que esconder su carácter. Ya lo demostró en Estados Unidos, cuando se negó a visitar la Casa Blanca en dos ocasiones. Hija de familia obrera y abiertamente comunista, no suscitó ninguna polémica al rechazar el protocolario encuentro tanto con George W. Bush como con Barack Obama. “¿Por qué iba a ir? No me interesa, ni me parece divertido”. De la misma forma que cuando habló para la televisión sueca sobre su homosexualidad, un hecho que varios consideraron como ‘salir del armario’ a pesar de ser conocido desde tiempo atrás. “No me he encontrado ningún problema para ser abiertamente homosexual como seleccionadora de Estados Unidos” declaró. Una personalidad rebosante que ha sido capaz de transmitir desde su llegada a Brasil en 2019.
Con la excepción de Emily Luna (portuguesa) durante 2016 y 2017, el cuadro carioca nunca había tenido a un entrenador que no fuera brasileño. Pía rompía con una tradición para abrazar el jogo bonito y transmitir su alegría a un país que tiene el futbol como emblema nacional. Porque a pesar de sus rasgos fríos, Pia Sundhage también sonríe. Ya lo hacía sobre el césped. Ahora lo hace en el banquillo. Brasil, un conjunto que como Pia ya estuvo en el primer Mundial de la historia, y que en 2007 consiguió ser finalista, se sabe dominador. Con su llegada, Pia no ha hecho más que reforzar esa idea. El pasado verano las brasileñas levantaron su octava Copa América. Tres meses atrás, pusieron contra las cuerdas a Inglaterra en la Finalissima disputada en Wembley.
Brasil llega a este Mundial con un balance de 10 victorias en sus últimos 14 partidos. Entre ellas un triunfo ante Alemania y el disputado partido ante Inglaterra que se resolvió en los penaltis. Con una plantilla rejuvenecida y con jugadoras muy técnicas, esta Brasil empieza recordar a antaño. Cuando el césped se convertía en un carnaval. Sin dejar a un lado la veteranía de jugadoras como Martha, Monica Hickmann, Bárbara o Tamires, el cuadro carioca se planta a este Mundial con confianza. “Son muy buenas y están preparadas para lograr cualquier cosa”. Así lo define Pia, que, desde luego, no se ha dejado la guitarra en casa. Lo suyo es dirigir, pero para ello cuenta con la música para aportar motivación y alegría.
Imágenes de Getty Images.