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·21 de diciembre de 2025

Piti: «Fui, soy y siempre seré del Rayo»

Imagen del artículo:Piti: «Fui, soy y siempre seré del Rayo»

Una de las máximas leyendas del Rayo Vallecano atiende a Offsider para hablar de su bar, La Nueva Pocha, así como de su pasado por la Franja

Hablar de Francisco Medina Luna ‘Piti’ es sinónimo de que se te ponga la piel de gallina. Para el rayista que lea esta entrevista, será recordar tiempos oscuros llenos de lágrimas de alegría y tristeza donde todo pudo tener un final que nadie hubiera querido. Actualmente, el Rayo Vallecano está consolidado en Primera División, juega la Conference League y, posiblemente, a pesar de la cuestionada gestión de Raúl Martín Presa, puede ser que, a nivel del primer equipo, se estén viviendo los mejores años en cuanto a estabilidad deportiva.

Ahora bien, la primera piedra del presente la pusieron un grupo de futbolistas que en el pasado hicieron resurgir a la Franja desde el pozo de la Segunda B. Uno de ellos fue Piti. Segundo máximo goleador en la historia del conjunto franjirrojo con 53 goles y el décimo con más partidos en la historia del club madrileño (223), charla con Offsider para hablar de su bar, La Nueva Pocha, y contar algunas anécdotas de sus años en el barrio: «Fui, soy y siempre seré del Rayo». Con emoción en sus ojos recordando a un amigo como Pachón y sus enfados con Paco Jémez, asegura que este último fue como un padre. Además, avisa sobre Íñigo Pérez: «Va a llegar muy alto».


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‘Una nueva vida’

¿Y esta novedad por la hostelería? En un reportaje de LA LIGA cuando jugabas en el Rayo Vallecano, dijiste que tus padres regentaban un local cerca de un campo de fútbol, ¿Era un bar? 

«Sí, era un negocio de hostelería. Se han dedicado siempre a ese mundo. Yo me he criado detrás de una barra, no es nada nuevo para mí. Esto también es una distracción bastante importante. Después de una carrera futbolística, se necesita tener la cabeza ocupada. Yo no me he desvinculado del fútbol, porque trabajo con jugadores en el extranjero, pero estar en este sector me obliga a no tener tanto tiempo libre».

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Piti, junto a uno de sus camareros en La Pocha, situado en la Avenida de Oporto 55

El Real Zaragoza te fichó y Víctor Muñoz te hizo debutar en Primera en la 04/05. Hablamos de entrenar con Gabi Milito, José María Movilla, Alberto Zapater, Savio Bortolini, Luciano Galletti, David Villa… ¿Cómo fue ese proceso?

«Llegué al filial, subí al primer equipo y estaba en una nube. Imagina en Reus, donde estaba yo, ver a esta gente por la tele y, de repente, estar con ellos. Para mí era estar en lo más, vivir algo que era un sueño de cualquier futbolista que empieza siendo amateur. Yo aprendí mucho de ellos: competir al máximo nivel, el nivel de entrenamiento… No tuve las oportunidades que hubiera querido, pero era normal, había jugadores de talla mundial. Conseguí debutar, que no es poco».

«Siempre seré del Rayo»

Tu primera cesión al Rayo es en la 06/07, tras un paso por el Hércules. ¿Cómo se gesta ese interés del Rayo hacia ti y que es lo que te hace elegir la Franja?

«En esa temporada estaba Pepe Mel de entrenador. Fue quién demostró más interés en mí. El Rayo fue, es y siempre será mi equipo. Vino a buscarme Jesús Fraile. Aquel tipo me dio toda la confianza y me hizo entender la situación del club franjirrojo en aquel momento. Nada más pisar Vallecas, las sensaciones fueron muy buenas».

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Piti, celebrando un gol vital ante el Real Betis en la campaña 2010-2011. Foto: Unión Rayo

¿En qué momento Piti siente el rayismo? ¿En qué momento dices esta es mi casa?

«Desde el primer día. Desde pequeño veía al Rayo Vallecano. Yo tenía flashes, de partidos que veía, resúmenes… Pisar Vallecas fue un feeling especial. Cuando salí al estadio, fue una conexión única. Me acuerdo todo el mercadillo por fuera, hacerme fotos dentro. Lo recuerdo como si fuera ayer. Fue algo que me llenó y me dio una fuerza que necesitaba en aquel momento».

El día de Eibar, ¿Qué sentiste? ¿Puede ser el día más doloroso de tu trayectoria?

«Es de los más jodidos de mi carrera, sin duda. En la ida, fueron dos faltas duras, me sacaron la segunda amarilla… me dolió muchísimo. No poder jugar la vuelta y no poder conseguir ese ascenso… me partió en dos. Ver a toda esa gente llorando me rompió el alma. Vinieron a apoyarnos, se volcaron y no pudimos dar la alegría que esperaban».

Un recuerdo para Pachón

¿Cómo se levanta aquel grupo para volver a creer?

«Bueno, todo futbolista tiene etapas. Después del Eibar, el día siguiente es un día nuevo. Recuerdas que no has ascendido, pero la vida continúa y hay que pensar en positivo. Yo luego tuve que volver al Hércules. Estuve cinco meses allí. Ellos no querían otra cesión. Se me hicieron eternos, los más largos de mi vida. Allí en Alicante no me veía y, además, yo sentía que mi equipo era el Rayo Vallecano. Fue una lucha importante, porque mi deseo siempre fue volver. Por suerte, en enero pude ver a mis compañeros de nuevo y fue un chute de alegría. Compartir vestuario con gente como Sergio Pachón era increíble. Sabíamos que ese año no se nos iba a escapar».

Benidorm y Zamora, esas eliminatorias… ¿Ahí se define la grandeza de la afición del Rayo?

«Las palabras exactas son emoción, añoranza. La jugada de Carlos de la Vega, el gol de Manolo…ese año encima no jugó muchísimo y nos dio un plus importante en los playoffs. En Benidorm hicimos los peores partidos de la temporada, sin dudas. Ellos jugaron muy bien, tanto en la ida como en la vuelta. Por suerte, pasamos aquella ronda».

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Piti y Pachón, como locos celebrando un gol. Foto: Rayo Vallecano

¿Qué jugador en esos años en el infierno te marca en el vestuario?

«Pachón. Con Míchel también me llevo muy bien, pero Pachón es muy especial. Fue mi compañero de habitación, seguimos en contacto. Fue un jugador top. Le recuerdo siempre, fuera del fútbol, viene siempre a mi mente. Era un grande». Fue increíble. Llegar a finales de Copa del Rey e ir al Rayo a Segunda B. Era un referente. Siempre era el primero que empujaba».

La unión hace la fuerza

¿Cual era la virtud de Pepe Mel?

«El trato con el jugador. Nos daba mucha libertad. Teníamos un equipo brutal: Míchel, Coke, Pachón, Albiol… un grupo de profesionales que teníamos que conseguir el ascenso».

El delirante año del ascenso en 2011, ¿Cómo se gestiona el querer ascender con no cobrar y una posible desaparición del club?

«Tampoco fue del todo malo. Todos nos ayudábamos. Tuve que vender unas cosas, no te voy a engañar, pero no fue crítico para mí. Fue más jodido el día a día, en lo mental. Quizás el ver a otros que sí tenían que subsistir sí me hacía pensar. Que le quitaran al compañero la casa, el coche… ese era el desafío, superar el nuevo inconveniente que venía al vestuario. ¿La clave? Sacar los resultados, vernos arriba. Eso es lo que nos hacía tirar hacia adelante. Conseguir aquel ascenso sin que te hayan pagado todo el año es muy complicado, no todo el mundo es capaz. Ojalá no vuelva a ocurrir nunca más, ese es mi deseo».

La posible desaparición…

«Se decía mucho eso, pero yo no me lo creía. El club en Segunda podría haber tirado. El Rayo Vallecano es muy difícil que desaparezca. Tiene mucha masa social, es un club histórico. Yo nunca me lo llegué a creer».

El peor momento

¿Quizás lo pasaste peor en las últimas jornadas en el año del famoso ‘Tamudazo’?

«Bastante mal. Conseguimos lo más bonito, ascender a Primera División, con impagos y, sin embargo, esas 10 últimas jornadas… veías que podías perder todo lo que habías conseguido los años anteriores. Se pudo ir al traste todo. Estabas ahí y la presión era mayor a cada partido que pasaba. Fueron las dos peores semanas en mi carrera de futbolista. Tenía mucha tensión. Date cuenta que nos costó llegar cinco años. La noche del Tamudazo fue como una liberación de adrenalina. Tuve una bajada de tensión cuando llegué a casa. La gente no lo sabe, pero no te imaginas como estábamos en aquel momento. Nos afectaron las críticas por redes sociales… lo pasábamos mal».

Paco Jémez ha sido mi padre, mi entrenador, es la persona a la que adoro. Le veo y le doy un abrazo siempre. Al final, se pudo solucionar y firmé mi mejor temporada. Eso sí, me dijo que si no metía 12-15 goles, me echaba a la puta calle» (risas).

La pelota de Tamudo…

«No quería mirar. Yo levanté los brazos y fui corriendo sin mirar al línea. Yo vi que era fuera de juego claro. No lo celebraba al 100%, porque pensé que lo iban a anular. Cuando pasaron 5-6 segundos, empecé a hablar con gente del Granada, que había marcado el Atleti al Villarreal y que nos íbamos a salvar ambos equipos».

¿Cómo fue tu relación con Paco Jémez?

«Bueno, te voy a contar una cosa que no saben muchos. Al principio fue una relación muy tensa. Es un entrenador duro, que mete mucha caña a los jugadores. Fue una pretemporada muy exigente, nunca había vivido algo igual. En la concentración en Holanda, me temblaban las piernas. En las primeras jornadas, empecé jugando, pero llegó un partido. Yo marqué en el campo del Real Betis y antes de la tercera fecha, un día antes estaba en la camilla y Paco, a las horas, me dejó fuera de la convocatoria. Eso me chocó un poco, porque venía de hacer una gran actuación y no entendí nada. No te voy a engañar, me enfadé un poco«

«En el siguiente partido, ante el Real Valladolid o el Real Madrid, yo no juego. Entré en el minuto 70 y no estuve acertado. No estaba molesto o vago, siempre daba todo. Él se lo tomó como que no quería correr. La tuvimos bastante gorda. Él me llamó al vestuario. Por suerte, los dos fuimos de cara y pudimos solucionar las cosas«

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Piti, aplaudiendo en uno de sus partidos con el Rayo Vallecano. Foto: Diario Marca

«Íñigo Pérez va a llegar muy alto»

¿Hay algo que no sepamos de tu marcha del Rayo? No me creo que solo fuera aquella oferta del Granada, del fútbol turco… No se te ve un tío que el único motivo sea priorizar el dinero (ojo, sería lícito). Más que nada, porque luego volviste…

«Te voy a contar como fue todo. Esto no me lo han preguntado muchas veces aunque no te lo creas. Yo termino mi última temporada con el Rayo y no sé que voy a hacer. No tengo contrato, tengo muchas ofertas. Me reúno con Presa, tres veces. A cada cual, peor. ¿Y sabes qué es lo mejor? Que el ítem principal no era económico. Yo entendía lo que me podía ofrecer al Rayo. Mi objetivo no erar querer mucho más dinero, yo quería que se me valorase más. Conseguí dos ascensos, viví un año de impagos, acababa de meter 18 goles… solo pedía que me valorase, nada más.

Entonces, ellos llegaron a una cifra que no estaba mal, pero no era ni una cuarta parte de lo que me podían dar a otro lado. Vale, lo puedo entender por el contexto de aquel Rayo Vallecano. Pero dame 5 años de contrato y me retiro con 37 en el barrio. Me dijo que lo miraría… y me ofrecieron otra oferta. La misma cantidad de dinero con solo 2 años más uno opcional. A mí me parecía ridículo, era impensable. En todas las ofertas restantes, me ofrecían hasta 3 años de contrato. Con decirte que, en la tercera reunión, la oferta final no daría ni para la entrada de un piso… Me da rabia, porque podía haber sido un Óscar Trejo. No me sentí valorado»

«¿Por qué te crees que me fui al Granada? Tenía Granada y Sevilla, yo quería quedarme en España y escogí la oferta más buena. ¿Si hubiera sido por dinero? Tenía propuestas que me pagaban 4 veces más en el extranjero. Salir del Rayo no fue por pasta, fue porque no me sentía valorado por Raúl Martín Presa».

¿Cómo tenías tanta clase para deshacerte de los rivales? ¿Era innato o tuviste ídolos que te hicieron probar de pequeño todas esas filigranas que hacías?

«Bueno, yo de pequeño siempre iba a ver al FC Barcelona. Me gustaba el estilo de Michael Laudrup. Me gustaban sus gestos, como se movía. Luego me enamoró Luis Figo. He visto muchos vídeos de ellos. De todas formas, yo siempre se lo digo a mis amigos. No hace falta ser bueno en todo. Con que potencies dos cosas que sepas, puedes destacar. No hace falta hacer bicicletas, sombreros… ¿Para qué? Si tienes un recorte y un disparo como yo, potencia esto. Yo no me consideraba ni rápido ni técnico. Yo aprovechaba mi recorte y mi disparo. En cada entrenamiento lo mejoraba.

Para ir acabando… ¿Qué te inspira este Rayo Vallecano de Íñigo Pérez? ¿Qué es lo que más te gusta?

«Íñigo Pérez es un fenómeno. Como persona, es espectacular. Dirige muy bien, es un tío muy listo. Ha mamado fútbol y, encima, fútbol del bueno. Todos los compañeros que han estado con él le han guiado muy bien. Ve el fútbol de una forma muy buena. Solo tenemos que ver el ambiente que hay en ese grupo. Creo que el tío es un tipo muy listo. Va a ser un entrenador importante, va a llegar muy alto. El estar con Andoni Iraola ha sido una masterclass para su aprendizaje, pero me da la sensación de que le está mejorando, incluso».

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