Vermouth Deportivo
·18 de noviembre de 2025
Por qué la liga de fútbol argentina pierde posiciones a pesar de la abundancia de talento y nombres rimbombantes

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·18 de noviembre de 2025

El fútbol argentino hace tiempo que se ha convertido en sinónimo de victorias brillantes, personalidades legendarias y profundas tradiciones, sin embargo hoy el campeonato nacional atraviesa una sorprendente y paradójica crisis. ¿Cómo es posible que un país que le dio al mundo a Lionel Messi, Ángel Di María y tres títulos de campeones del mundo no puede presumir de una liga interna fuerte y estable?
¿Por qué, con el enorme potencial futbolístico de Argentina, su campeonato pierde atractivo y cede en competitividad incluso ante ligas menos conocidas? Para millones de argentinos el fútbol no es solo un juego, sino parte de la identidad nacional y un motivo de orgullo. Por eso resulta aún más sorprendente observar la brecha entre los éxitos mundiales de la selección y los problemas del fútbol de clubes.
De los futbolistas argentinos se sabe en todos los rincones del planeta. Los nombres legendarios de Lionel Messi, Ángel Di María, Julián Álvarez, Lisandro Martínez y muchos otros se han convertido en símbolos de destreza y talento inagotable, por los que es famosa esta nación. Nombres formados en clubes locales brillan en los estadios de Europa, ganan la Liga de Campeones, conquistan títulos y balones de oro.
Las victorias internacionales de la selección argentina y la exportación de jugadores se han convertido en motivo de orgullo nacional, pero en el campeonato interno estos logros se reflejan débilmente. Como señala el comentarista Christian Grosso, la selección actual “existe fuera de la dimensión de la liga argentina”. Las estrellas crecen en Argentina, pero se perfeccionan ya fuera de sus fronteras, y para muchos jóvenes jugadores precisamente la salida al extranjero se convierte en el camino a la cima. Este contraste entre el nivel del fútbol interno y los éxitos en el exterior se vuelve cada vez más notorio, y a continuación conviene analizar las causas clave de este fenómeno.
De 2020 a 2025 la cantidad de jugadores argentinos que emigraron a campeonatos europeos aumentó un 28% (según datos de Transfermarkt y la Federación de Fútbol de Argentina). En las últimas dos décadas, más de 400 egresados de academias locales reforzaron las cinco principales ligas de Europa, lo que confirma la fama de Argentina como “cantera” — la forja futbolística de talentos. Precisamente este término significa el sistema de escuelas y academias donde se forman los futuros profesionales.
Los atractivos salarios y las perspectivas de crecimiento profesional en el extranjero estimulan la fuga masiva de jóvenes estrellas. Los clubes reciben sumas significativas por los traspasos — algunas operaciones alcanzan decenas de millones de dólares — sin embargo este modelo debilita el campeonato. La pérdida constante de líderes no permite a los clubes ganar impulso y desarrollar sus propios proyectos.
Un problema similar se observa en Brasil y Uruguay, donde las ligas internas también sirven como trampolín para la exportación. Sin embargo, en Argentina la situación se agrava por las dificultades de la economía de los clubes, sobre las que conviene detenerse con más detalle.
La mayoría de los clubes argentinos se enfrentan a dificultades financieras crónicas. Según estimaciones de especialistas de La Nación, los presupuestos de los equipos a menudo están lejos de la estabilidad: deudas salariales, falta de inversiones e infraestructuras obsoletas se convierten en obstáculos para atraer a jugadores y entrenadores calificados. Las limitaciones financieras obligan a los clubes a vender rápidamente a los futbolistas prometedores para cubrir gastos y evitar el pozo de la deuda.
Los expertos señalan que la inestabilidad económica provoca caos organizativo. El frecuente cambio de directiva, la ausencia de planificación estratégica a largo plazo y la dependencia de los ingresos por traspasos reducen las posibilidades de desarrollo. Como resultado, los clubes se ven obligados a ahorrar en todo, desde las secciones infantiles hasta la atención médica, lo que repercute en el nivel de preparación y seguridad de los deportistas.
El siguiente aspecto está relacionado con las particularidades de la estructura del campeonato argentino. La liga se divide en dos torneos — Apertura y Clausura — es decir, en la práctica se celebran dos mini-ligas separadas al año. Además, en la máxima división hoy participan 30 equipos, lo que conduce a la dilución del nivel de competencia y dificulta cubrir a todos los rivales en cada temporada.
Esta estructura también lleva a una disminución del interés por el deporte por parte de los aficionados. Esto parece un sinsentido, ya que en Argentina el fútbol es una religión nacional, donde el 85% de la población se considera hincha. Y en este mismo país se observa el agotamiento emocional de los fanáticos, cuando la pasión por el equipo favorito se convierte en cansancio, decepción o desapego.
Los datos de encuestas muestran que muchos aficionados siguen yendo a los partidos por costumbre, pero cada vez se interesan menos por lo que ocurre en el campo. Algunos de ellos reconocen que pasan el tiempo en la grada con el smartphone en la mano. Unos ven vídeos o deslizan el feed en redes sociales, y otros incluso juegan en línea.
También los juegos de azar gozan de gran popularidad entre los aficionados al fútbol. La información del sitio de reseñas de casinos online con dinero real muestra que la lista de marcas es bastante amplia. Esto indica un aumento en el número de clientes, incluso a costa de los hinchas de fútbol. Y se los puede entender, pues este tipo de entretenimiento tiene otra ventaja: se puede dejar en cualquier momento para ver qué pasa en el campo.
La temporada de fútbol en Argentina dura de enero a diciembre, con 40–50 partidos por equipo. Los fanáticos gastan sus fines de semana en una “maratón interminable”, donde muchos partidos son contra rivales débiles. Las encuestas de Kantar muestran que el 36% solo mira por TV, y la asistencia cae un 15–20% a mitad de temporada. Todo esto es parte de un gran problema del fútbol argentino.
También es extremadamente alta la rotación de entrenadores. En la temporada 2024 cambiaron 95 técnicos, en 2023 — 91, en 2022 — 90, y en 2021 — 86 (según la federación argentina de fútbol). Cada cuatro días un club cambia de entrenador principal, lo que afecta negativamente la estabilidad táctica, la adaptación de los jugadores y la calidad de la preparación. Así lo señalan regularmente los analistas y los propios técnicos: “Así no se puede trabajar, hay que pensar solo en el resultado inmediato”, declaró uno de los entrenadores en una entrevista a TyC Sports.
Además, las estadísticas del juego preocupan a aficionados y especialistas. Según un análisis comparativo de las ocho principales ligas del mundo (FIFA, 2023), el campeonato argentino ocupa el último lugar en eficacia de pases, número de goles por partido, precisión de remates y tiempo efectivo de juego. Los clubes argentinos no lograron llegar a las fases finales de los principales torneos internacionales — en el último Mundial de Clubes “Boca Juniors” y “River Plate” lograron solo una victoria entre ambos en seis partidos.
Incluso ligas con menos historia, como la MLS estadounidense, hoy superan al torneo argentino en nivel de organización, espectacularidad y eficacia. Los rankings y reseñas muestran: cada vez hay menos partidos con alta productividad, y el estilo general de juego a menudo se califica de agotador y sobrecargado de episodios polémicos.
Según la valoración de Christian Grosso en La Nación, “la Argentina futbolística es una cantera inagotable pero imperfecta”. Señala que el principal problema radica en la etapa final de la “cadena de producción futbolística”: los mejores jugadores inevitablemente terminan en el extranjero, y la liga interna pierde calidad y atractivo. Según Grosso, para superar la crisis se necesitan reformas integrales: reducción del número de equipos, actualización del formato de competición, mejora de la financiación y creación de planes de desarrollo a largo plazo. Sin embargo, los expertos coinciden en que no se deben esperar cambios rápidos. El fútbol en Argentina se encuentra en la intersección de intereses económicos, organizativos y de mercado, lo que dificulta encontrar una solución única.
¿Cómo se ve el futuro para un país donde el fútbol es parte del código nacional? A pesar de las dificultades internas, Argentina sigue regalando al mundo nuevas estrellas y confirmando su estatus de escuela futbolística legendaria. ¿Se logrará devolver al campeonato nacional su antigua gloria o la liga seguirá siendo un trampolín para la exportación? ¿Qué es más importante para una potencia futbolística: el brillo en el extranjero o la fuerza del torneo doméstico? Precisamente estas preguntas hoy dividen y unen a millones de aficionados al fútbol en Argentina y más allá de sus fronteras.









































