La Colina de Nervión
·23 de diciembre de 2024
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·23 de diciembre de 2024
La inteligencia artificial está transformando múltiples sectores, y el deporte no está escapando de esto. Pero… ¿Estamos preparados para que las decisiones de un director deportivo las tome en exclusiva un algoritmo?
El director deportivo ocupa un papel fundamental en la gestión diaria de un equipo profesional. Es el encargado de, junto al entrenador, gestionar y diseñar las estrategias a largo plazo, gestionar el presupuesto, negociar los fichajes y contratos e, incluso, supervisa la relación entre cuerpo técnico y jugadores. Su trabajo implica tener fuertes conocimientos técnicos y de entender la cultura del equipo y las dinámicas humanas dentro del vestuario.
En este contexto, la idea de sustituir este puesto del organigrama de un club con una inteligencia artificial puede parecer revolucionaria, pero también plantea muchas dudas. ¿Es un algoritmo capaz de captar las emociones, las tensiones internas o el valor humano que puede aportar un jugador al grupo?
La inteligencia artificial ya juega un papel importante en el mundo del deporte. Desde el análisis de datos de rendimiento hasta la identificación de talentos emergentes, las herramientas de IA están ayudando a tomar decisiones más informadas. Entre sus capacidades, destacan las siguientes:
Estas capacidades son bastante interesantes, pero al mismo tiempo hay que entender que también tienen sus límites. La IA evalúa muy bien métricas objetivas, pero es imposible que pueda entender la “química” entre jugadores o el liderazgo que ciertos deportistas pueden aportar.
Confiar únicamente en la IA para las decisiones estratégicas de un equipo es imposible. Cualquier factor mental o emocional, como la cohesión del equipo, las tensiones entre jugadores y la capacidad de un entrenador para motivar a sus futbolistas son imposibles de medir por un simple algoritmo.
Además, los deportes son totalmente cambiantes. Un algoritmo podría quedarse obsoleto si no se actualiza constantemente. Otro problema es que las decisiones deportivas también tienen un componente ético y emocional. Un director deportivo puede querer mantener a un jugador veterano por su importancia histórica en el club, algo que la IA pasaría totalmente por alto.
Algunas industrias como las plataformas para apostar y ganar desde cualquier lugar ya han encontrado un balance bastante correcto: utilizar la IA para sacar analizar los datos y dejar que un ser humano es el que tome la decisión final basándose también en componentes emocionales o en un contexto de cómo parece que será el futuro. Combinando la experiencia y el juicio humano con el análisis de datos, los equipos pueden maximizar sus posibilidades de éxito.
La colaboración de humanos y máquinas, donde la tecnología respalde las decisiones humanas sin deshumanizar el deporte, son el futuro del deporte. Entre métricas y emoción y cultura, un equipo podrá tomar las mejores decisiones posibles y elevar su nivel al máximo.