Agente Libre Digital
·29 de noviembre de 2024
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El pasado miércoles, un Real Madrid irreconocible visitó Anfield. El equipo blanco, caracterizado siempre por la efectividad de sus atacantes, vivió una noche de terror en la que nada salió de cara a gol. Sobre todo cuando el balón llegaba a los pies de Kylian Mbappé, quien ha estado muy lejos de su mejor versión desde que fichó por la casa blanca.
El día en el que el francés debía liderar ofensivamente al equipo a causa de la lesión de Vinícius, la tortuga acabó, un día más, escondida en su caparazón: la falta de confianza era palpable en su rostro en una noche gris en Liverpool. Especialmente en el minuto 61, cuando Kylian tuvo la oportunidad de empatar el partido desde los 11 metros. Con una inseguridad perceptible desde que cogió el balón, mirando a todos lados menos a la portería, falló el penalti.
Una vez más, al astro francés le pudo la presión y le pesó la camiseta blanca en un partido decisivo que acabó perdiendo un Madrid que compromete su clasificación a la próxima ronda de la Champions.
Kylian Mbappé falló el penalti para empatar ante el Liverpool. Foto: Justin Setterfield/Getty Images.
Aunque para el Mbappé de antaño, una noche mala sería una excepción; para el actual, es la norma. ¿Qué te pasa, Kylian? Lejos han quedado tus grandes jugadas y tus momentos diferenciales que, por el momento, poco se han visto en Madrid. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero resulta imposible no exigir ver el rendimiento de aquel jugador que años atrás enamoró al mundo del fútbol.
Quizá se trate de un bloqueo mental: no resulta sencillo pasar de ser el líder indiscutible de Francia a convertirse en una pieza más en un vestuario habituado a alcanzar la gloria. A esto se suma una realidad ineludible: jugar para el club más grande del mundo, aquel con el que siempre soñaste desde niño, puede ser tan abrumador que la presión termina por superarte. Jugar en el Real Madrid no es para todos.
Pero, ¿realmente es culpa de Kylian? Estar bajo la sombra de la leyenda que dejó Cristiano Ronaldo, con quien se compara a Mbappé desde su llegada al equipo blanco, no es nada favorable para el francés. También es cierto que el PSG es uno de los mejores clubes de Europa, pero su exigencia no está a la altura, ni mucho menos, de la que implica el Real Madrid.
Todo jugador nuevo necesita adaptarse, incluso una estrella del tamaño de Mbappé, y la afición debe entenderlo. ¿Por qué la temporada pasada Bellingham encajó a la perfección desde el principio y este año el francés no? Es probable que el ariete tan solo sea un reflejo de las carencias tácticas de un equipo que se le ha ido de las manos a Carlo Ancelotti.
En cualquier caso, los merengues disponen de una de las mejores plantillas del mundo y no sería la primera vez que, tras un inicio irregular, sus estrellas brillen en el momento clave, como seguramente suceda con Mbappé cuando los títulos estén en juego. Precisamente, si algo nos ha enseñado el Real Madrid, es que nunca se le puede dar por muerto. Las temporadas en el Bernabéu son siempre hasta el final.
(Artículo de opinión realizado conjuntamente por Anthony Patiño y Andrea López, ambos periodistas en formación en la Universitat de València, UV).