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·14 de noviembre de 2025

Rincón del Turco: Creo en ti

Imagen del artículo:Rincón del Turco: Creo en ti

“Creo en ti, sin cegarme ni ponerte exclamación, como en el buen humor, creo en ti. Como creo que la unión hace la fuerza, reo y soy para el mar y del mar…Creo en ti” Creo en ti – Miguel Bosé.

La magia de la vida también fundamenta su base en el creer. Creemos en un ser divino, en un ente superior, en el horóscopo, en las predicciones, en los sueños, en los demás, en los actos, en los simples hechos, en el amor, y, aunque muchas veces cueste tanto, en nosotros mismos, aún cuando la mano venga pesada, y las circunstancias no inviten a hacerlo, o por lo menos, no con el ahínco que quisiésemos reflejar.


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Y el sentimiento hacia un equipo también se alimenta de ello; de creer en lo imposible, de soñar con romper un hito, de pensar en que, por una vez, tendremos motivos para soñar.

Aún cuando todo dice que no, solo queda la fuerza de creer, y con eso, por lo menos hasta que arranquen los cuadrangulares, me quedaré, aunque este equipo -y su poder de auto saboteo del que hemos hablado hasta el hastío en estas líneas-, nos diga cada tanto que el año se nos esfuma en cada partido, y tendremos que conformarnos con meternos por la ventana a un torneo internacional, mientras un rival celebra la estrella decembrina.

Y es que ayer, en el Atanasio, fue otro varapalo de esos que minan la ilusión, que cascotean nuestras cabezas pensando en que la realidad es más fuerte; en que este equipo no tiene los pergaminos y la jerarquía para pelear por el título, porque cada vez que se enfrenta a un rival de postín, se entrega en mansa caminata al patíbulo de la humillación. El Medellín tuvo una plácida práctica de cara al cierre de año, mientras que los nuestros, aún con la urgencia de cerrar el cupo al cuadrangular, mostraron la apatía, la desidia, y la languidez que tantas veces se le ha criticado en el semestre.

Creo que, después del partido, y sobre todo, del sorteo, todos nos preguntamos si es que América tiene “ropita para la fiesta”. Se queda uno pensando si es que hay argumentos para competir en el grupo de la muerte, con los dos rivales antioqueños que, en lo corrido del semestre, lo pasearon inmisericordemente apenas el cuadro americano puso un pie en tierras medellinenses, y a otro que, si bien ha sido hijo nuestro durante todo el 2025, querrá sacarse la espina de todo lo que en la anualidad nunca pudo superar.

Y no solo eso; Nos queda preguntarnos si América va a vencer a su peor enemigo: El propio América. Nos quedamos divagando si es que este equipo tendrá la ardentía de afrontar este cuadrangular sin el temor al fracaso de las veces anteriores. Si, al quitarle el rótulo de favorito que otrora tuvo, aparecerá el desparpajo para jugar sin complejos ante equipos que, en el papel, hoy lucen bastante superiores, o se quedará timorato, impávido e inoperante, a la espera de par o tercia de humillaciones sonoras.

También cabe cuestionarse si, por una maldita oportunidad, los que mandan cerrarán filas, y dejarán de azuzar el cotarro con declaraciones y acciones que hagan implosionar a la institución. Si los que dirigen desde el banquillo, y desde el palco, dejarán de temerle a los cuadros paisas, que parecen su némesis, y no traicionarán su concepto y su idea de jugar al fútbol, y harán de cada partido una batalla a muerte para sacarse los puntos -y la rabia- o solo será otra función de entrenamiento televisado con patente de corso para el ostracismo, y si los jugadores serán capaces de mirar el escudo, la estirpe, y la historia, y se pondrán los pantalones para corresponder de manera consecuente con las mismas.

Nos queda creer, porque, como la misma institución ha mencionado de redes para afuera, serán 6 partidos en los que, por lo que somos, por lo que solicita la historia, por el amor que profesan en los reels de Instagram y más aún, por una hinchada que se ha comido golpes físicos, como la agresión cobarde sufrida el jueves por cuenta de algunos imbéciles y también de los emocionales, y que necesita reencontrar la armonía con el equipo que tanto ama, pero que también le exige, tendrán que ir “HASTA EL FINAL” y defender a la misma institución con criterio, con gallardía, con seriedad y con sacrificio.

Solo queda creer, América, y creeré, con mesura y paciencia, creeré y aunque tenga temor de fracasar -otra vez-, creo en ti…Espero, América, que no me falles.

Cualquier sugerencia, queja, o lo que quieran manifestarme, pueden hacerla a través de mi cuenta de Twitter @UnMequetrefeMas; nos leemos en una próxima oportunidad en este “Rincón del Turco”. Un abrazo para todos.

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