Futbol
·23 de noviembre de 2024
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·23 de noviembre de 2024
A veces el fútbol escribe las historias más emocionantes en los momentos menos esperados y eso fue lo que pasó con Róger Martínez en la final de la Sudamericana.
La empezó en la suplencia de Racing Club y desde allí observó con paciencia el desarrollo del partido ante Cruzeiro, esperando su oportunidad. Ingresó al minuto 73 en lugar de Adrián Martínez. Para ese momento el duelo estaba 2-1. Venían minutos definitivos y para él la responsabilidad del ataque de quien iba ganando. Lo hizo. En tiempo de adición, cuando el título ya parecía asegurado, selló el marcador con un gol que desató la locura en la Academia.
El tanto de Róger no solo fue el tercero en una victoria contundente (3-1) sino también un símbolo de esfuerzo, perseverancia y amor por el fútbol. Su ingreso cambió la dinámica del ataque y su definición fue un recordatorio de su calidad. Una jugada rápida, un movimiento letal y un remate certero que llevó el balón a las redes, desatando el festejo de miles de hinchas que vieron a su equipo levantar el título. Ese gol significó más que un número en el marcador; fue su manera de decirle a Racing que él también dejó todo en el campo para lograr la gloria.
Para el cartagenero, este fue su primer título con Racing Club y el cuarto en su carrera profesional. Antes había disfrutado de las mieles del éxito con el Club América de México, donde alzó tres trofeos. Sin embargo, este momento tuvo un sabor especial. Volvió al club con la ilusión de volver a brillar y de escribir su nombre en la historia del equipo.
La imagen de Róger celebrando ese gol con los brazos abiertos y una sonrisa de inmensa felicidad será recordada por siempre. El título de la Conmebol Sudamericana es un logro colectivo, pero momentos como el suyo hacen del fútbol algo mágico. Róger Martínez, con su gol en los últimos minutos, demostró que nunca es tarde para dejar huella y que los héroes pueden surgir cuando menos se les espera. ¡Un campeón que le regaló a Racing un recuerdo eterno!