El Blog Íntimo
·23 de febrero de 2024
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El Club Alianza Lima se hizo con los servicios de Sebastián Rodríguez Iriarte para llevar la 10 de su primer equipo masculino de fútbol. No obstante, el 'Bigote', volante uruguayo de larga trayectoria en el fútbol profesional, ha demostrado que no vino a ocupar la posición de volante de avanzada (o enganche, como prefiera) en el equipo dirigido por Alejandro Restrepo, sino una un poco menos conocida: el charrúa juega de regista.
En este informe, repasaremos todo lo que ello conlleva: la descripción de su posición dentro del campo de juego, las ventajas y desventajas de contar con un jugador así en el equipo titular, qué necesita para destacarse y qué podemos esperar de él.
El uruguayo Sebastián Rodriguez, el último regista de Alianza Lima
Cuando a los aliancistas se nos habla de dieces, tenemos en mente el volante quimboso, con harta magia en los pies, capaz de destruir cualquier esquema defensivo con un pase filtrado, gambeteador, sin miedo de rematar al arco, que funge de nexo entre los mediocampistas y laterales con los delanteros, siempre es opción de ataque y juega en la segunda línea de volantes. Pues Rodríguez es todo eso... menos lo último.
Llegó para ocupar un puesto en el que solo hemos tenido, por definición, dos jugadores titulares en los últimos 10 años: Christian Cueva y Joazhiño Arroé. Otros volantes lo tuvieron como tarea, eso sí, pero sin llegar a serlo: el Pájaro Benítez, por ejemplo, no vino a ser el del Toluca ni el de la selección de su país, sino a ser un doble 6 con ciertas libertades; Jairo Concha, por su parte, siempre fue un '8', un volante interior con despliegue, sin llegar a decantarse por ser el 10 del equipo.
Cuando no lo tuvimos fue porque los volantes no daban la talla para jugar allí y se replegaban (Kahn, Bazán, Manco), porque nunca se afianzaron como titulares (Velarde, Mimbela) o porque, de plano, el equipo no necesitaba un jugador con esas características, pues tenía a un volante capaz de orquestar el juego desde atrás, desde la primera línea. Y es en esta última sección que entra a tallar un jugador que, piense usted lo que piense sobre él, fue clave para sostener el esquema con el que su DT eligió jugar: Rinaldo Cruzado.
Recordará usted que Cruzado, otrora mediapunta (para aquellos que recuerden sus años en Alianza previos a su partida al Grasshopper de Suiza), orquestaba todo el juego desde detrás de la línea de mitad de cancha tras su vuelta a Alianza Lima en 2017. Sostuvo, y muy bien, a la volante formada con Ramírez y Aguiar en aquel año, con el mismo Cachito (o Lemos) y Costa como destructor al siguiente, y con Arroé (10 por naturaleza) y Ramírez en el subcampeonato de 2019. Había sido, antes del Bigote, el último regista de Alianza Lima. Pero, espere, ¿regista? ¿qué es un regista?
El término 'regista', italianismo que significa director o responsable artístico de una obra audiovisual, se llevó al mundo del fútbol para definir a jugadores que actúan por delante de la defensa, casi siempre en una posición central, y buscan tener el balón el mayor tiempo posible; se suelen mantener en el fondo y manejan los hilos del equipo desde allí. Por citar algunos ejemplos —de atrás hacia adelante en el tiempo—, los registas tanos por excelencia son: Luis Monti, Michele Andreolo, Giorgio Ferrini, Mario Bertini, Giancarlo Antognoli, Demetrio Albertini, Andrea Pirlo y (curiosamente, este último no tan italiano) Jorginho.
Pero no se restringe únicamente al universo azzurro. Otros volantes famosos en esa posición han sido Franz Rijkaard, Lothar Matthäus, Xavi, Xabi Alonso, y hasta Sergio Busquets. Si los últimos de ambos recuentos le resultan más conocidos, sabrá usted que en el fútbol moderno no se limitan a quedarse en esa posición, sino que, al otorgar salida al equipo, se mueven hacia posiciones de ataque con sus compañeros para ser opción en cada jugada.
"Ya, pero esos son todos europeos, dame uno de acá, pues." Más allá de que no cuento con capturas de nuestra leyenda César Cueto, le puedo dar unos ejemplos de sudamericanos que podrá fácilmente reconocer: el brasileño Josué en el Wolfsburgo campeón de Bundesliga de 2009, Néstor Ortigoza en la selección de Paraguay subcampeona de América de 2011, Lucho González tras su regreso a River Plate (2015 y 2016), Fernando Gago en el Boca Juniors del Vasco Arruabarrena, Fredy Guarín en el ocaso de su carrera y hasta Erick Pulgar en la Copa América de 2019. Le dejo unas capturas de pantalla aquí debajo.
En el fútbol moderno, el regista tiene una ventaja muy definida: al no tener que ser alimentado por volantes de primera línea dedicados a defender, es el primer pase del equipo en una posición (delante de la línea defensiva) en la que es posible hilvanar jugadas sin que una eventual presión alta del rival las desbarate con facilidad. Es un temporizador (o tiempista, como se suele decir por estos lares), maneja el ritmo del equipo a su antojo, y le pone pausa o dinámica según corresponda. Esto, bien sabemos, tiende a generar faltas a favor. Cuando sube en bloque con el equipo, suele tener espacio y tiempo para deshacer el plan defensivo rival con un pase filtrado —si es que está en su posición habitual—, o para adentrarse en el área (casi siempre sin marca férrea, pues los ofensivos estarían todos referenciados) y sorprender con algún remate al arco.
A diferencia del todoterreno (piense usted en Vidal, Gattuso, Kroos, Modric, inclusive Mac Allister), el regista suele ser clave por su técnica con los pies, mas no por un incansable despliegue físico. Necesita de otros volantes para cumplir con su función —mediocampistas destructores, de marca o incluso los ya mencionados todoterreno— y tener la libertad necesaria para hacer jugar al equipo. Ello conlleva, indefectiblemente, que su retroceso para la marca en un contragolpe no sea rápido, su rol en jugadas de pelota parada se reduzca a intentar bloquear por bajo un saque corto a falta de buen juego aéreo (en defensa) o, si no va a la cobranza, en algún punto clave del área jalando uno que otro marcador (en ataque), y que ante una presión neerlandesa empiece a lateralizar el juego, volviéndolo soso, horizontal y hasta impreciso.
Para nada. De hecho, repasemos lo anterior mencionado: tenemos a Busquets, quien jugó con Philippe Coutinho un tiempo, a Josué, por ejemplo, quien jugaba con Misimovic; a González, quien tenía al Piti Martínez o a Pisculichi por delante; y hasta a Gago con Lodeiro. Todos mediapuntas definidos. Sea que jueguen en una volante de 3 (como Xavi) o con una de 4 (Gago, Josué, Ortigoza), el mediapunta no impide que el regista cumpla con sus funciones, sino más bien las complementa. Eso sí, todo dentro de un equilibrio: un box-to-box o un volante que tenga marca es casi siempre necesario en cualquier esquema, sea que tenga un regista o no. En algunos casos, inclusive, se encuentra todo en el mismo volante, como Júlio Baptista del cuadrado mágico del Real Madrid o Rodri del Manchester City, por ejemplo, a quienes la etiqueta 'box-to-box' les queda chica. Pero ello será materia de otro informe.
Aterrizando un poco, las aportaciones de un volante como Rodríguez en el esquema 3-5-2 que plantea Restrepo pueden ser bastante interesantes. El Bigote ha demostrado ser capaz de hacer todo lo mencionado (vea el mapa de calor de abajo). Cierto es que en el torneo local no lo han presionado y no ha tenido problema para desenvolverse en el campo de juego. En vista de que juega delante de la línea de defensores, puede apoyarse con ellos en la salida del equipo, sobre todo teniendo en cuenta de que tenemos una zaga central que no le tiene miedo a salir jugando. Jiovanny Ramos y Juan Pablo Freytes son marcadores de punta con buen trato de balón en salida —motivo por el cual se les trajo— y que no se atarantan con la presión alta de los delanteros rivales fácilmente. Freytes es opción por el carril izquierdo, pues, de hecho, tiende a cruzar la mitad de la cancha cuando decide ir hacia adelante. En una supuesta línea con otros zagueros (Garcés o Aranda, puntualmente), esto no cambiaría.
Además, sus funciones se potencian con volantes como Cabellos y Arregui, dos todoterreno que el club trajo para renovar el mediocampo, quienes son capaces de aligerarle la carga cuando la pelota está en movimiento. Y quienes, además, pueden tranquilamente alternar con Jesús Castillo, uno de los puntos altos de la campaña anterior y que trajina por todo el campo contribuyendo con la presión al rival. Y si a ello le sumamos que tiene a Serna y D'Arrigo (o Freytes) con proyección por banda dispuestos a trepar para recibir pases largos y paredes cuando el equipo se hace corto (en fase de ataque posicional), tenemos la llave para que la alineación funcione. Yendo más allá, ante la inminente llegada de Cristian Neira a Alianza Lima antes del cierre del libro de pases, veo muy provechoso tener un mediapunta con movilidad junto al Bigote en cancha. Estoy seguro de que se complementarán bien.
No se sorprenda, eso sí, si es que en alguna jugada de pelota parada pierde la marca asignada, empieza a lateralizar el juego cuando sus compañeros de la volante andan imprecisos o si lo ve volver caminando para defender una contra tras una jugada en ataque. Considere usted que no ha hecho pretemporada. Y no me refiero solamente a los partidos en la altura peruana, sino además, y sobre todo, en la Copa Libertadores de América, torneo para el cual lo trajimos, y en el que seguro nos va a tocar un equipo de la Série A del Brasileirao, donde todos los clasificados están para competir en el más alto nivel del fútbol mundial. Podrá sonarle extraño viniendo de un volante que, al fin y al cabo, se ubica en la primera línea, pero pedirle que su aporte defensivo sea igual al de, por ejemplo, Castillo o Arregui, sería un tanto necio.
Como mencioné en un informe anterior, todo fichaje es una apuesta. Así como las inversiones, existen de alto riesgo y de bajo riesgo. Habiendo dicho ello, considerando el plantel que tiene Alianza Lima y su cuerpo técnico, puedo decir que, en un contexto no catastrófico —es decir, sin peleas estúpidas en el camerino, sin un matasanos que lesione a medio plantel, sin egos tóxicos (ya sabe, sin lo que nos llevó al colapso de 2023)—, el fichaje de Rodríguez es una apuesta de muy bajo riesgo: tenemos un DT que sabe disponer de él; un equipo que, sin estar armado alrededor de él, tiene cómo sostenerlo para que potencie su juego; buenas postales en su presentación (¿recuerda usted las de sus paisanos Ligüera y Aguiar?) y un entendimiento rápido con sus compañeros. Confío en que le irá bien.