Un 10 Puro
·1 de diciembre de 2025
Si necesitan ayuda, que la pidan

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·1 de diciembre de 2025

Tercer empate consecutivo fuera de casa en LaLiga. El 1-1 ante el Girona es el tercer clavo en el ataúd de Xabi Alonso como entrenador del Real Madrid, tras las igualadas ante Rayo y Elche. Tres rivales, ya lo leen ustedes, de postín. "En esos campos se ganan las Ligas", dice la sabiduría futbolística popular. Pues el club blanco lleva camino, tras dilapidar cinco puntos de ventaja en el liderato liguero, de haberlas perdido en Vallecas, Martínez Valero y Montilivi. Ahora llega San Mamés y, visto lo visto y escuchado lo escuchado, habrá que ver si el tolosarra llega a Navidad paseándose por el cementerio o ya le habrán oficiado un responso.
El problema es que esta plantilla acusa una brutal falta de liderazgo. No en el campo, donde a Mbappé se le van cayendo los goles (¿dónde estaría el Real Madrid sin los goles del francés? Da miedo imaginarlo), sino fuera de él. Con el entrenador tiritando y la afición defraudada, nadie sale a dar una voz. Ni un solo jugador de la plantilla da la cara para decir "nos ha vuelto a perjudicar el árbitro", "estamos jugando mal pero somos capaces de enderezarlo" o el mensaje que crea conveniente, cierto o falso. Nada. Cero. Una jaula de grillos de donde sólo sale un ensordecedor ruido: una buena parte de los pesos pesados del equipo no cree en este entrenador y hay jugadores con actitudes poco profesionales.
Es una evidencia abrumadora. El Madrid no es solo que no juegue a nada, o que muchos consideremos que la calidad de su plantilla no es ni por asomo la que nos han intentado hacer creer. Es que los propios futbolistas no se creen a lo que tienen que jugar. El equipo se rompe, solo ataca a base de arreones (individuales o el habitual toque de corneta final) y defiende peor que la fiscalía a García Ortiz. Como además, y es una evidencia, decide escatimar esfuerzos defensivos, el resultado es el que es: crisis.
Podría ponerme aquí a recitar nombres de jugadores sobrepasados o en un estado de forma lamentable, y de otros a los que echamos de menos. Seguro que en alguno concidiríamos y en otros no, todos tenemos nuestra pedrada particular. Pero eso es lo de menos. La realidad es que no hay carácter, no hay orgullo, no hay espíritu de equipo. Y en vez de apretar los puños y hacer propósito de enmienda, deciden ni siquiera pasar por zona mixta para tranquilizar al aficionado madridista. Falta liderazgo por palets.
La culpa la tendrá, eso nos dirán, un Xabi Alonso al que le falta llevar una tapita de yogur en la cabeza con la fecha de caducidad. "Si necesitan ayuda, que la pidan", se escaqueaba el presidente Sánchez con la dana. Lo malo de este Real Madrid es que está tan absolutamente empeñado en mirarse el ombligo que nadie la pedirá, mientras la orquesta del Titanic sigue tocando.









































