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·10 de julio de 2025
Ter Stegen vuelve antes de tiempo y desafía al Barça: no se irá hasta enero

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·10 de julio de 2025
Marc-André ter Stegen ha regresado por sorpresa a la Ciutat Esportiva del Barça, tres días antes de lo previsto, decidido a luchar por la titularidad pese a que el club le ha enseñado la puerta de salida. El meta alemán, lejos de rendirse, planta cara: no aceptará la carta de libertad y solo se plantea marcharse en enero si no juega, con el Mundial 2026 en el horizonte.
El portero alemán regresa antes de lo previsto a la pretemporada y deja claro que no aceptará su salida salvo con contrato completo: enero será su fecha límite
Marc-André ter Stegen ha vuelto. No solo físicamente, sino con una determinación que no encaja en los cálculos del Barça. El portero alemán se ha presentado en la Ciutat Esportiva con tres días de antelación, dispuesto a luchar por su puesto aunque el club ya haya pasado página. Lo esperaban el domingo; llegó el jueves. El mensaje no necesita traducción: no se rinde.
Mientras la directiva azulgrana prepara una “salida amistosa” —una carta de libertad que alivie el margen salarial y evite conflicto público—, Ter Stegen responde con un gesto rotundo. Rechaza cualquier rescisión sin indemnización total y no contempla marcharse hasta enero, cuando podría buscar minutos para no perder su sitio como titular de Alemania en el Mundial de 2026. El portero no quiere desaparecer en silencio, ni dejarse arrastrar por decisiones que considera opacas, por no decir desleales.
El Barça ya ha movido ficha: fichó a Joan García como apuesta de futuro y renovó a Szczesny hasta 2027. Dos nombres que evidencian lo que nadie se atreve a decir en voz alta: que Ter Stegen ya no entra en los planes. Lo paradójico es que el alemán, con contrato hasta 2028, sigue siendo considerado el número uno por Julian Nagelsmann para liderar a Alemania. Pero sin minutos, ni siquiera su currículum salvará su candidatura.
Este choque frontal entre presente y planificación tiene nombres propios. Hansi Flick, nuevo técnico del Barça, y Deco, director deportivo, deberán sentarse con el portero para aclarar su papel en la plantilla. Una conversación que, si se retrasa más, podría prender la mecha. Porque si algo tiene claro el alemán es que, si la decisión es estrictamente deportiva, él aún puede demostrar que es el mejor de los tres.
Lo que más ha molestado a Ter Stegen no ha sido la llegada de competencia, sino la forma en que se ha gestionado todo. Según su entorno, nunca se le comunicó directamente la intención de fichar a otro guardameta titular. Las filtraciones a la prensa que ponían en duda su implicación dentro del vestuario han hecho el resto. El arquero cree que se ha intentado construir una narrativa en su contra para justificar una salida que el club no se atrevía a verbalizar. Y esa estrategia, a su juicio, ha sido todo menos limpia.
Pero lejos de entrar en un juego de declaraciones cruzadas, Ter Stegen ha optado por el campo como único escenario de su respuesta. Llegó a Sant Joan Despí, se encontró con Joan García y con los ayudantes del cuerpo técnico de Flick —Josep Ramon de la Fuente y Toni Tapalovic—, y empezó a entrenar. Porque aunque sepa que le han bajado del pedestal, él todavía se siente el mejor portero del club. Y piensa demostrarlo.
El Barça quiere evitar un nuevo culebrón. La opción ideal para la directiva sería una cesión sin ruido, o incluso una rescisión pactada que libere masa salarial. Pero Ter Stegen no se lo pondrá fácil: solo aceptará su salida si cobra íntegramente los tres años que le restan de contrato. Recuerda el caso Mirotic en la sección de baloncesto, y exige el mismo trato. Si no se llega a un acuerdo, aguantará hasta enero. Esa es su línea roja.
El tiempo dirá si este pulso acaba con reconciliación, ruptura o un desenlace salomónico. Por ahora, lo único claro es que Ter Stegen no se va. No por ahora. Porque cuando uno cree estar en su mejor nivel, no se rinde ante una decisión administrativa. Se defiende con guantes y orgullo. Como quien, aun sabiendo que le han quitado las llaves, insiste en que la casa también es suya.