
La Colina de Nervión
·19 de agosto de 2025
Tiempo de adviento

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·19 de agosto de 2025
En la pretemporada, destacamos que el equipo de Almeyda sobresalió por tres virtudes: músculo, hambre e intensidad. Uno de esos tres valores, la intensidad, puede ser medido en el fútbol actual: se llama PPDA (Passes Per Defensive Action). La PPDA mide la intensidad del pressing de un equipo calculando cuántos pases permite al rival antes de realizar una acción defensiva (entrada, intercepción, falta, disputa). Un valor bajo de PPDA indica una presión alta y constante, mientras que un valor elevado señala un estilo más conservador o defensivo. Aunque no mide la efectividad directa del pressing, sí permite identificar patrones tácticos y compararlos entre equipos o incluso entre diferentes fases de la temporada. Aquí estuvo la clave de la derrota del Sevilla Fútbol Club en Bilbao, y aquí también están los horizontes de esperanza.
En las últimas temporadas, el fútbol profesional ha comenzado a vivir una transformación profunda que no se percibe a simple vista en el césped, pero que está redefiniendo la manera en que se planifican los partidos, se evalúa el rendimiento y se toman decisiones tácticas. Esta transformación tiene un nombre: la era de los datos científicos. Lo que antes era patrimonio de estadísticos y analistas encerrados en despachos, hoy se ha convertido en un lenguaje común para entrenadores, directores deportivos, jugadores y aficionados. Y la Liga Española no está ajena a este cambio.
El partido del Sevilla Fútbol Club de Almeyda en Bilbao habría que valorarlo desde esta perspectiva, que todavía no está interiorizada por una parte del sevillismo, a pesar de que nuestro club ha sido vanguardia entre las vanguardias. El Sevilla Fútbol Club ha sido pionero en la incorporación de estrategias y modernizaciones varias en el juego. Cito: la escuela sevillana de Kinké y Spencer, que anticipó la primacía de la técnica frente a la fuerza y anunció la corriente sudamericana del fútbol asociativo, donde lo que se movía era el balón y no los hombres. El “fútbol psicológico”, donde las señales y los gestos simbólicos operaban como un factor más, tuvo continuidad en figuras como Helenio Herrera, el “Mago”, que convirtió la comunicación mediática en parte del juego. Después llegarían el “fútbol total” de Max Merkel y Ernst Happel, y más tarde la entrada de los nerds y el big data con Monchi, en un momento en que el director deportivo desplazaba a jugadores y entrenadores de su protagonismo original. Se podría trazar una línea evolutiva donde el centro de gravitación del fútbol se ha ido desplazando: de la fuerza a la técnica, del jugador al entrenador (Herrera, Merkel, Happel), de la táctica a la estrategia y, finalmente, a la gestión de datos, donde el director deportivo inclina la planificación corporativa y la estrategia global por encima del día a día del entrenador.
Medios como The Economist han descrito este fenómeno como la “liga de los nerds”, en alusión a la incorporación masiva de perfiles con altas capacidades analíticas y pasión por la estadística aplicada al fútbol. Este auge está impulsado por métricas avanzadas que permiten ir más allá de las cifras tradicionales como la posesión, los tiros o los goles marcados. Entre estas métricas destacan el xG (Expected Goals) y la PPDA (Passes Per Defensive Action).
El xG, o goles esperados, estima la probabilidad de que un disparo termine en gol basándose en un conjunto de factores objetivos: distancia a portería, ángulo del tiro, parte del cuerpo utilizada, tipo de asistencia y contexto de la jugada. Cada tiro recibe un valor entre 0 y 1, que expresa su probabilidad de convertirse en gol. Así, un disparo con un valor de 0,7 indica un 70% de posibilidades de marcar, mientras que uno de 0,1 apenas tendría un 10%. El análisis agregado del xG a lo largo de una temporada ofrece una visión clara de la capacidad real de un equipo para generar ocasiones de calidad.
El conjunto funcionó, pero la defensa naufragó, y cuando “no se hacen bien las cosas” ahí, se termina sacando de centro tres veces, como diría Almeyda. En definitiva, el Sevilla Fútbol Club ganó en PPDA en Bilbao y perdió en xG. Por eso, el resultado final fue una derrota, pero una derrota esperanzadora si se tienen en cuenta las bajas por lesión en defensa, las nuevas incorporaciones y los que aún seguro irán llegando. En Bilbao se vio dónde se debe mejorar, pero hay motivos más que de sobra para seguir creyendo que estamos todavía a tiempo de adviento.