Todo mal | OneFootball

Ni poniendo todo el interés y el afán ni teniendo la mejor de las voluntades, es capaz de hacer algo bien el nefasto presidente del Sevilla Fútbol Club, José María del Nido Carrasco, quien en las últimas semanas ha dejado varias muestras de su incompetencia tanto en pequeños detalles como en grandes decisiones. El fruto de tanta inutilidad vuelve a ser un deterioro de la proyección pública del club, que es lo verdaderamente grave, ya que la imagen de Junior se ha achicharrado irremisiblemente en el infierno de su inoperancia sin opción alguna de poder ser recompuesta, por muy bien que le salga la ‘operación Cordón’.

La conveniencia de la destitución de Víctor Orta como director deportivo es indudable, pero, como el demonio está siempre en los detalles, las formas que ha utilizado el cuestionado presidente del Sevilla Fútbol Club han convertido a una operación necesaria en un factor perjudicial para la entidad. Aunque el fútbol sea algo universal que trasciende fronteras, en ese mundillo todos los intervinientes se conocen y todos ellos tienen un cartel forjado como consecuencia de su trayectoria profesional, que, en el caso de Junior, es resumida como “el artífice de haber destrozado a un club grande”.

Cualquier protagonista del fútbol ya sea agente de futbolista, presidente de club, utillero, entrenador, etc., conoce a Del Nido Carrasco por esa capacidad de tomar malas decisiones que ha tenido como consecuencia el progresivo deterioro del club que en el siglo XXI había experimentado el mayor crecimiento conocido en la historia futbolística. El actual presidente del Sevilla Fútbol Club es visto hoy, por tanto, como un destructor, de ahí que la sustitución de otro incompetente como Víctor Orta por alguien prestigioso como Antonio Cordón fuera más que necesaria.

Sin embargo, Junior es incapaz de hacer nada bien, cualquier gestión que esté en sus manos tendrá malas consecuencias para la entidad y, en este caso, el proceso de relevo en la dirección deportiva ha derivado en más dudas en la cabeza de quien es el preferido para ser contratado como nuevo entrenador. Imanol Agualcil, asustado de la trituradora de técnicos en la que se ha convertido el Sevilla Fútbol Club, ha salido aún más espantado al conocer los indignos métodos negociadores del inútil presidente, cuyo comportamiento con el destituido director deportivo ha sido cualquier cosa menos respetuoso. “¿Qué me espera a mí si, por mano del demonio, no se dan los resultados con prontitud?”, debe estar pensando el ex entrenador de la Real Sociedad. “¿Qué será capaz de hacer conmigo este tarugo? ¿Seré capaz de aguantar los métodos de este ignorante futbolístico venido a más?”

Preguntas similares ha debido hacerse también Antonio Cordón en su proceso de reflexión antes de contestar a la oferta sevillista, ya que la soberbia y engreimiento de Junior —como la de cualquier otro Del Nido, pues es la impronta del apellido— le llevará sin duda a querer entrometerse en su parcela de decisiones. Es de esperar, por tanto, que la contratación del nuevo entrenador y la composición de la futura plantilla sea competencia exclusiva y única del nuevo director deportivo, ya que, de lo contrario, la etapa funesta en la que se encuentra la entidad tendría su continuación en la próxima temporada.

Una vez formalizada la incorporación del nuevo director deportivo, lo mejor que podría hacer el nefasto presidente es marcharse de Sevilla a veranear con la familia y no estar pendiente ni del más insignificante tuit que se ponga en nombre del Sevilla Fútbol Club. Hasta en esos pequeños detalles emerge su figura incompetente, como se ha puesto de manifiesto con el mensaje de felicitación a Enzo Maresca tras la consecución de la Conference League.

Durante el proceso de conclusión de las competiciones europeas, han sido decenas las alabanzas y comentarios laudatorios que se han cruzado en redes sociales clubes, futbolistas y entrenadores por los logros conseguidos. Pues bien, en ningún caso, se ha generado polémica alguna excepto cuando el Sevilla Fútbol Club ha felicitado a Maresca. Lo que hay detrás de esto no son animadversiones periodísticas hacia el club ni rencores personales contra la entidad; la única realidad es que la deteriorada imagen del presidente es proyectada irremediablemente contra el club.

El Sevilla Fútbol Club es visto hoy como un club en descomposición por culpa de la desastrosa figura de su presidente; de ahí que haga lo que haga será denostado y criticado, con la agravante de que nadie le defenderá, pues sus incapaces dirigentes están escondidos vulgares roedores.