El Nueve y Medio
·12 de julio de 2020
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·12 de julio de 2020
El Tottenham sumó los tres puntos en el derbi de Londres dentro de un partido marcado por los errores y la falta de “ruptura” en ambos equipos. En ese sentido, los de José Mourinho lograron contrarrestar a un malogrado Arsenal que sigue sin levantar cabeza desde un punto de vista estilístico. Las lagunas con balón del cuadro gunner, la presión de los Spurs o su salida de balón fueron algunas de las claves que marcaron el encuentro.
Como viene siendo habitual desde el parón, Mikel Arteta empleó el 3-4-3 con los laterales abiertos a banda y los extremos en intermedias. Sin embargo, acusó los mismos problemas para progresar por pasillos interiores que arrastra el equipo desde que se implantara por primera vez el dibujo.
Como consecuencia, José Mourinho agudizó estas lagunas del rival tratando de cerrar por dentro con un 4-4-1-1. En él, Lucas Moura y Moussa Sissoko actuaban como volantes externos; ambos estuvieron enfocados a controlar la profundidad defensiva por banda a través de seguimientos individuales (impidiendo las superioridades por fuera).
En cuanto a las salidas desde el portero, el Tottenham empezó con un “2+2” estrecho (en forma de cuadrado) al que se fue incorporando Ben Davies como nexo externo; siempre se ofreció en función de si Pépé saltaba a encimar al poseedor. Así, en el primer tiempo, los locales buscaron salir a partir de su doble pivote Lo Celso-Winks contra los marcajes individuales rivales.
En frente, Xhaka y Ceballos saltaban sobre éstos. El Arsenal, por su parte, encontró facilidades para salir con el balón jugado pese a la poca fluidez en el circuito de pases y la incapacidad para llegar a campo rival.
Por lo demás, los Spurs formaron en un 4-2-3-1 con balón, donde Lucas Moura partía de izquierda, Son en la mediapunta y Sissoko como “extremo derecho” en zonas intermedias. Este último se encargó de compensar el sistema. Al igual que el Arsenal, los de Mourinho mostraron problemas para generar ocasiones de peligro más allá de acciones puntuales.
Los dos primeros tantos del partido se resolvieron a partir de dos fallos individuales; en el 0-1, Serge Aurier erró en el control y el cuero le cayó a Lacazette, quien anotó un grandísimo gol desde fuera del área. En el 1-1, una mala entrega de Kolašinac hacia David Luiz permitió que Son la picara por encima de Leno para poner el empate.
Para el segundo tiempo, no obstante, el guion del encuentro cambió de forma radical. El Tottenham cedió el dominio total del balón a su rival y se dedicó plenamente a replegarse en 4-4-2 y salir a la contra; primero, a través de Moura. Después, mediante Son.
En este período, el Arsenal siguió saliendo sin problemas (al igual que en el primer tiempo, cuando la presión del Tottenham hacía aguas por todos los costados). En cambio, encontró todavía más limitaciones para generar ocasiones de peligro. Fue en el 81’, en un saque de esquina cabeceado por Alderweireld, cuando llegó la anotación definitiva que dio los tres puntos al cuadro local.
Fue la pieza clave en el planteamiento de su equipo. En el primer tiempo, acompañado por Winks en esa salida de 2+2, ofreció garantías como pivote izquierdo asociándose y buscando alternativas de progreso que le permitieran trasladar el cuero al campo contrario. Además, estuvo bien ofreciéndose y generando juego desde la base y dando aire a cada salida.
En los segundos 45’, fue capaz de lanzar a Moura primero y Son después cuando el equipo se replegó sobre sí mismo y necesitaba un lanzador de transiciones.