Tres goles de cine | OneFootball

Tres goles de cine | OneFootball

In partnership with

Yahoo sports
Icon: La Galerna

La Galerna

·15 de noviembre de 2025

Tres goles de cine

Imagen del artículo:Tres goles de cine

A pesar de los problemas que venimos arrastrando con el juego y con el ruido periférico, los fines de semana sin ver un partido del Real Madrid se hacen largos. El sucedáneo de fútbol que supone ver los partidos de la selección contrasta mucho con lo que fue. Y no, no es una reacción anafiláctica al porcentaje de jugadores de ese club del que usted me habla. Lo es por el hecho de que el Barcelona maneja la selección y las instituciones del fútbol español con la misma naturalidad que los insondables plazos de las obras del Camp Nou.

En algún momento la selección consiguió engancharnos, aún con más jugadores (y mejores) de ese club, mientras éramos todavía ignorantes del doping arbitral que les inflaba las velas con el viento de la corrupción soplando siempre en la dirección de los millones de Negreira.


OneFootball Videos


Imagen del artículo:Tres goles de cine

El 26 de junio de 2008 nos medimos a Rusia en semifinales del europeo. Una selección temible, con Arshavin en su mejor año. Meses antes, imprudente de mí, le había regalado a mi mejor amiga dos entradas para un concierto de Juanes en Madrid. También él tuvo uno de sus mejores años, de gira con sus populares y pegadizos hits. Mientras iba acercándose la fecha empecé a temer lo peor. Y lo peor sucedió. En el mismo sitio, a la misma hora, como dice la canción (esta vez de Chiquetete, no de Juanes), tuve que elegir entre comportarme como un caballero o como un miserable. No tuve que pensar mucho, los madridistas de verdad siempre sabemos qué hacer en los momentos difíciles.

Desde ese día tengo afecto por el colombiano. Se presentó puntual sobre el escenario del entonces Palacio de los Deportes, vistiendo una camiseta de la selección española. Se quedó de pie, enfrente de más de 10.000 personas, con todo el recinto iluminado para poder vernos, y simplemente preguntó a la audiencia si queríamos ver el partido en los videomarcadores. Primero a las mujeres. Después a los hombres. Así se hace fácil lo difícil. El pueblo dictaminó y después del tercer gol de España, marcado por David Silva 100 minutos después, dio comienzo un espectáculo musical memorable.

Imagen del artículo:Tres goles de cine

Pero hoy no estoy aquí para hablar de música. Hoy les voy a hablar de goles cinematográficos, para matar el rato hasta el próximo partido del Real Madrid. He elegido tres, que tienen nombre propio y que deberían estar en las vitrinas del museo del fútbol y tal vez en el del cine. Son goles que he visto sin filtros, sin VAR y sin Mediapro, con la única ayuda tecnológica de mis gafas de miopía. Podría haber elegido el de Ramos en Lisboa, el de Zidane en Glasgow, pero no pude estar allí: soy un madridista de infantería al que la fortuna (y Florentino, para que no digan que no le critico) no le ha concedido el privilegio de acceder a un carnet de socio durante veinticinco años de tentativas infructuosas. Espero que mi suerte cambie algún día.

El gol de "The Matrix"

Imagen del artículo:Tres goles de cine

Tenía que ser Cristiano Ronaldo; es decir: Neo (el elegido) quien liberase al mundo, por momentos, de un sistema corrupto diseñado para convertir el fútbol español en una ficción. Tenía que ser él quien luchara contra el omnipresente agente Smith, encarnado en múltiples personalidades llamadas De Burgos Bengoetxea, Hernández Hernández, los Munuera, Sánchez Martínez. Neo tuvo noches prodigiosas sobre el césped del Bernabéu. Hablemos de uno de los mejores partidos disputados por el Real Madrid en este siglo.

Semifinales de Champions. 2 de mayo de 2017. 3-0. Hat trick de Ronaldo. Enfrente, “el equipo del pueblo” dirigido por el entrenador con el trabajo más fácil y mejor retribuido del planeta. El Madrid fue un rodillo. Tras un gol en remate académico de cabeza en el minuto 10, el campo se inclinó hacia el área colchonera. Oblak sufrió un bombardeo constante por tierra, mar y aire y evitó una goleada. Cuando la grada comenzaba a impacientarse esperando un segundo gol, volvió a aparecer Neo, leyendo el código de la Matrix en slow motion.

Benzema recibió de Marcelo en la frontal, atrajo a tres defensas y puso la pelota sobre la línea para Neo, con la oposición de Luis Filipe, que fue al suelo para interceptarla. El balón salió rebotado en una extraña parábola, sobre la cabeza del siete, en un ángulo impredecible. Neo tuvo que adivinar el bote de un objeto esférico en alta rotación que iba a caer a su espalda y acomodar el cuerpo en lo que luego supimos que se llamaba "bullet time", como cuando tuvo que esquivar a quemarropa las balas del agente Smith en aquella azotea.

Al ver que el delantero tenía el control del tiempo y del espacio y cómo preparaba la diestra para el golpeo, ya supimos cuál sería el desenlace. Oblak, adelantado, intuyó la trayectoria de la pelota y estiró el brazo con velocidad arácnida. No fue suficiente. Gol.

El gol de "Singin' in the Rain"

Imagen del artículo:Tres goles de cine

Ni llovía, ni Benzema llevaba sombrero, ni gabardina, ni paraguas como Gene Kelly, pero sí nos cayeron chuzos de punta en la primera media hora del encuentro. El Atlético nos arrolló en el arranque del partido de vuelta. Lo vimos crudo con un 2-0 en el minuto 15.

Los que vaticinan una temporada catastrófica tras el partido en fase de grupos de Liverpool, o hace unos días en Vallecas, deberían tatuarse en la frente el 10 de mayo de 2017. Lo sabe toda Europa, lo sabe Tuchel, lo sabe Pep, lo sabe Klopp, lo supo Allegri semanas más tarde en Cardiff, pero lo ignoran los amnésicos militantes del vinagrismo: un Real Madrid indolente sigue siendo temible cuando llega la hora de la verdad.

Benzema inauguró las obras de demolición del Calderón con un baile inexplicable, previo al disparo de Toni Kroos que rechazó Oblak como pudo, y que Isco depositó en la red, culminando administrativamente la jugada en la que ya habíamos visto todo lo que había que ver:

Benzema recibe de Marcelo a la altura del área rival, en el carril del 11. El francés controla de espaldas a la portería. Le mide Savic por detrás con el brazo. Llega Godín a la ayuda tapando la salida por la izquierda. Dos contra uno. Pero Karim se gira hacia la derecha inesperadamente y se va sobre la línea de fondo. Giménez se incorpora a la presión sobre el espacio. Tres centrales para un único atacante. Mal pronóstico.

La pelota gira sobre la línea de fondo y Karim encuentra un hueco para su cuerpo fuera del campo. Sólo bailando se podía salir de ahí. Benzema hace rodar el balón sobre la línea escondiéndolo de los defensas con los dos pies y regresa al terreno de juego. Le persigue Giménez, Godín y Savic se saben muertos viendo el 9 en la camiseta negra de Karim a una distancia astronómica. Koke le aguarda en el lateral del área pequeña, pero Karim ya ha puesto el pase atrás, con la cabeza en alto. Kroos llega al área para ver el gol que los dioses del fútbol están por otorgarle y configura el cuerpo para el golpeo con el putt. Isco espera dentro del área pequeña delante del portero, por si acaso...

El gol del "Doctor Strange en el Multiverso de la locura"

Imagen del artículo:Tres goles de cine

No se me ocurren más que papeles protagonistas para Cristiano Ronaldo. De superhéroe. No me negarán que tiene mejor planta para un traje de Superman o de Batman que alguno de los actores que los interpretaron en el cine.

Me quedo con el Doctor Strange porque, a diferencia de los demás, no tiene que derrotar sólo a un villano por película y no es responsable sólo de Gotham o de Metrópolis. Es responsable del equilibrio del Multiverso. El bien absoluto contra el mal ilimitado; además, la profesión terrenal del arrogante (ejem...) Stephen Strange, es la de neurocirujano. Todo encaja. Y si no me creen, sólo recuerden la trayectoria del balón en la falta directa lanzada por el crack, que supuso el 3-0 y el pase a semis contra el Wolfsburgo en los cuartos de final de la Champions de 2016. En la ida habíamos palmado 2-0 con justicia. El tercer gol nos acercó a la undécima bajo la dirección de Charles Xavier Zidane, el telépata calvo que nos condujo con su sonrisa de ganador a tres finales consecutivas con sus tres victorias inolvidables.

Ronaldo metió dos goles antes del minuto 20. El 1-0 tras uno de esos centros aventureros de Carvajal que atraviesan el área botando entre defensas buscando la llegada de un nueve.  El segundo fue un remate cruzado de cabeza de los que se enseñan en las escuelas de fútbol. Kroos dio un recital de centros esa noche, Ramos mandó dos de ellos al palo.

El gol definitivo desmoronó al rival. Modric estaba a punto de entrar en el área en un slalom prometedor cuando fue derribado. Minuto 76. Ronaldo ejecutó el libre directo. La pelota subió, pasó entre la barrera por un espacio improbable, bajó y botó un metro y medio delante del portero con un spin furioso. El bote la proyectó hacia la red, junto al palo, lejos del alcance del meta. Imparable, inverosímil, casi imposible. Otra noche mágica en el Bernabéu, donde siempre es Navidad cuando llega la primavera.

Getty Images

Ver detalles de la publicación