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Revista La Liga

·22 de julio de 2024

Un análisis postusa

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Lo que creo que no se hizo bien

Tengo que confesar que no había podido escribir luego de la tusa que me dio por la pérdida de la final de la Copa América, seguramente porque nunca había estado tan seguro de que la Selección Colombia podía ganar un torneo. Por encima del patriotismo que genera la ‘Tricolor’, sé que realmente teníamos un gran equipo que, hasta antes de la final, había desplegado el mejor fútbol del torneo.

Hablar del partido y si hubo o no penaltis a favor de Colombia no es relevante porque, igual, el juego se perdió y nuestra Selección fue la subcampeona. Más bien, me gustaría centrarme en lo que creo que no se hizo bien e impidió que Colombia levantara su segunda Copa América en el partido más importante de su historia.


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Pienso que el juego lo comenzamos perdiendo por la ausencia de Daniel Muñoz. No tengo nada en contra de Santiago Arias; de hecho, creo que jugó un partido correcto. Pero está claro que el nivel de los laterales derechos es muy lejano. La salida y el gol que le da el jugador del Crystal Palace a la Selección fue uno de los factores que pudieron ser determinantes frente a Argentina.

El segundo factor por el cual quedamos abajo en el marcador fue el cambio de horario del partido por los problemas de seguridad y logística en el estadio. Si bien esto afectó a los dos equipos, creo que para nuestros jugadores pudo ser más fuerte y los sacó de concentración en un partido en donde todo contaba, hasta esos detalles.

Ahora, en lo futbolístico, el juego fue muy parejo y disputado. Sin embargo, nuestra Selección no jugó el mejor partido del torneo, como se necesitaba para ganarle al campeón del mundo. James Rodríguez tuvo pinceladas de buen juego, pero estuvo lejos del nivel de los partidos anteriores y no fue preciso en la pelota quieta, el arma letal que había tenido Colombia en el torneo.

Si nuestro capitán no estaba fino se necesitaba un paso al frente de Luis Díaz, y eso no sucedió. El guajiro nunca pudo desbordar. Se tiró en exceso sobre la banda y, cuando tuvo opción de pase para sus compañeros, siempre fue egoísta. El nivel que tuvo en la Copa, y especialmente en la final, estuvo muy lejos de la categoría del jugador explosivo de la Premier League.

Con ese panorama, la Selección se dedicó a luchar, pelear y controlar, pero no tuvo profundidad ni riesgo. La única acción clara de peligro estuvo en los pies de Jhon Córdoba, pero su disparo pego en la parte exterior del palo.

Tácticamente, el partido fue muy bien planteado por el profesor Néstor Lorenzo. Colombia jugó un partido correcto, y por momentos tuvo el control del juego. Sin embargo, el equipo se fue quedando y el técnico se demoró mucho en refrescar el equipo. Aguantó mucho tiempo a James y premió en exceso a Díaz, quien debió ser reemplazado en el segundo tiempo para darle a Luis Sinisterra la oportunidad de desbordar por esa zona, como lo hizo frente a Uruguay en semifinales.

Infortunadamente, el extremo del Bournemouth no tuvo opción de ver minutos frente a una defensa que podía ser atacada de una forma diferente a como lo hizo Lucho durante el todo partido sin poder ganarle a su marcador. Creo que con la entrada de Juan Fernando Quintero y de Sinisterra el tanque de Jefferson Lerma hubiera durado un poco más y podíamos haber tenido un remate de partido diferente.

Finalmente, el partido se pierde por la capacidad de los suplentes; en eso nos superaron los argentinos. Los de ellos entraron conectados y jugaron un mejor tiempo suplementario. Lo ganó desde el banco Leandro Paredes, que recuperó el balón con claridad para que Giovani Lo Celso hiciera “la asistencia de tu vida, de la nuestra”, como lo dijo Rodrigo de Paul, para Lautaro Martínez.

Todo esto lo había generado una jugada ingenua de Kevin Castaño, que no entró conectado y perdió el balón por transportarlo en exceso cuando le quedaban ocho minutos a la prórroga.

No tenemos nada que reprochar a este equipo. Nos mostró que está hecho de guerreros que han crecido como equipo, que están en un nivel altísimo que les permite jugar de tú a tú frente al campeón del mundo y que van por el camino correcto. Si bien las finales son para ganarlas, también es cierto que los equipos que las ganan habitualmente han tenido procesos. No olvidemos que Argentina, antes de liderar el fútbol mundial, perdió tres finales. Solo me queda dar las gracias a nuestra Selección por el futbol que nos regaló y por la ilusión que nos generó.

Mauricio León L.

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