Revista MadridistaReal
·17 de abril de 2025
Una Champions League funesta del Real Madrid

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·17 de abril de 2025
La UEFA Champions League ha hecho trizas el sueño del Real Madrid. De su afición. Una parroquia que, pese a las mal dadas, llevó en volandas a los suyos en la visita del Arsenal al Santiago Bernabéu. Fue el jugador número 12, aunó fuerzas y, al final, su equipo no fluyó. Nada nuevo.
Las aspiraciones, truncadas. Así pues, el camino hacia la decimosexta ha concluido prematuramente, si bien es cierto que el cuadro de Carlo Ancelotti ha estado desafinado durante este curso en la máxima competición continental.
Los números se entregan en plato frío. Sin calentar. De los 14 encuentros disputados de Champions (ocho de liguilla y seis de eliminatorias), el Real Madrid ha sucumbido en un total de seis, mientras que ha salido victorioso en ocho duelos. Una edición que sin duda alguna ha sido la kriptonita del madridismo, puesto que los traspiés han tocado la fibra. Han dolido.
Entre los derrapes más sangrantes, destacan los enfrentamientos ante Lille (1-0, Milan (1-3), Liverpool (2-0) y Arsenal (3-0 y 1-2). Por lo demás, los blancos también probaron las mieles de la derrota en la vuelta de octavos frente al Atlético de Madrid (1-0). De todos modos, la alegría se desató desde los once metros.
En lo que a los cruces se refiere, el equipo merengue solo venció con puño de hierro al Manchester City de Pep Guardiola. En tierras británica, los de Carletto se tatuaron una remontada épica y, una semana después, a orillas de La Castellana, Mbappé corneó sin resquemor para dar forma a un 3-1 triunfal. A partir de ahí, la desgana retornó en el Madrid.
Los vaivenes en la ruta hacia la Orejona mutaron en una caída a los infiernos contra el Arsenal (1-5 en el global). El reciente campeón de Europa se desplomó en el Emirates Stadium y anoche, con un Bernabéu hasta la bandera, se topó, de nuevo, con una escuadra gunner combativa. Aguerrida.
A los de Arteta no les entró por las venas ese miedo escénico que otros rivales sí vivieron en Chamartín. En esta ocasión, el propio Madrid no dio síntomas de remontada. El fútbol brilló por su ausencia. Y la lógica imperó en el ‘manicomio’. Cuando no existen argumentos futbolísticos, la mística no suele brotar.