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·4 de diciembre de 2024
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Un 5 de enero de 1998 se producen uno de los triunfos más vibrantes de la historia de la Copa del Rey. En aquella noche de Reyes, la UD Salamanca remontó y, asimismo, eliminó al F.C. Barcelona. 15 años después de este hito, el club que tiró de épica contra los culés, desapareció, pero su latido no paró de tener actividad a pesar de poner fin su actividad un 18 de junio de 2013. 90 años de existencia, con un recorrido de 50 años en el fútbol profesional, 12 en Primera División y 34 en Segunda.
Nadie podía imaginar a finales del siglo XX que en los comienzos del XXI; una pesadilla iba a acrecentarse con el paso de los años. Un mes antes de su desaparición, la UD Salamanca disputó su gota final de vida ante el Tenerife, en un empate a 2-2 donde David Lázaro fue el último goleador en una tarde donde el estadio estuvo medio lleno y con una deuda de 23 millones de euros en un concurso de acreedores.
Como si estuvieras en una clase de historia, empieza a memorizar mientras tu profesora cuenta con emoción como un centenar de aficionados invadieron la Plaza Mayor para guardar un minuto de silencio por la desaparición. Un silencio que se rompió con el cántico de ¡Hala Unión! La ruptura fue tan evidente, que la ciudad de Salamanca se dividía en el Salmantino y en el Unionistas. Los primeros, ocuparon la plaza de la UD Salamanca por proceso administrativo y federativo. Los segundos, quisieron representar los valores verdaderos y decidieron competir desde el barro, es decir, desde la última división del fútbol provincial).
El nuevo nacimiento se gesta en 2013. Unionistas competirá a partir de 2014, pero las bases se fueron asentando. Con el lema de ‘Un socio, un voto’, implementaron un modelo similar al de míticas entidades como Football Club United Of Manchester o el Association Football Club Wimbledon. Aquí todos tienen la misma voz, desde la directiva hasta el último socio que acaba de llegar. Por otro lado, no quieren ningún grupo inversor, aunque si admiten algún que otro patrocinador (125) para subsistir en este fútbol capitalista, eso sí, muchos de ellos son negocios de la zona, como puede ser un local de tatuajes.
Sus inicios no fueron fáciles. Con 2.000 socios, se vieron obligados a no jugar en El Helmántico, aunque sí pudieron en las pistas de atletismo del complejo deportivo que se encontraba al lado (miseria). Un escenario desolador donde se exigieron soluciones. Unionistas fue ignorado, pero logró conseguir 400.000 euros de sus socios así como colaboraciones del resto de España como del panorama internacional para poder jugar en el escenario que tendrá placer el Rayo Vallecano de participar: el Estadio Reina Sofía. Pero no ha sido un proceso fácil. Muchos de sus jugadores en esta década han tenido que ser tratados en casetas, en el párking e incluso cerca de los contenedores de basura.
A pesar de todas las adversidades, el Unionistas ha logrado establecerse en Primera RFEF. Una entidad que quiere alcanzar la Segunda División. Esta temporada, ha ganado 2 encuentros, ha perdido otros dos y…el resto empates. Todo ello, en quince fechas de campeonato. Un plantel duro donde el Rayo Vallecano llega avisado de la temporada 23/24: Unionistas se cargó al Villarreal a pesar de una actuación arbitral cuestionable y un apagón que hizo aplazar la euforia al día siguiente. En la siguiente ronda, el Barcelona de Xavi sufrió, aunque acabó imponiéndose 1-3.
El Reina Sofía está preparado para extender su historia con los ecos humildes de sus fanáticos. El fútbol popular contra el fútbol de barrio. De renacer desde el barro contra la afición más fiel del balompié español. Quizás el enfrentamiento de hoy tenga que ser una fiesta deportiva para valorar la ejemplaridad de dos proyectos que siempre estarán en el hueco de la nostalgia. El fútbol son 22 jugadores usando una pelota…ja, ja y ja, ríanse de la ignorancia y callen este argumento con lo que se vivirá hoy a las 19:00 horas.
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