IAM Noticias
·6 de diciembre de 2025
Vélez Sarsfield recordó y festejó su inolvidable título intercontinental

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·6 de diciembre de 2025

Pasaron 31 años de la Copa Intercontinental conquistada por Vélez Sarsfield, superando a Milan 2-0 en la final disputada en Tokio y en Liniers siguen rememorando aquella hazaña que coronó a El Fortín, comandado por Carlos Bianchi, como el mejor del mundo en 1994.
Omar «Turco» Asad, Raúl «Pacha» Cardozo y Flavio Zandoná estuvieron en un colorido y emotivo festejo organizado por la Unidad Velezana, una de las agrupaciones políticas del mundo fortinero, en su sede y con una nutrida concurrencia de socios e hinchas. Los tres campeones mundiales recordaron anécdotas y sucesos de esa campaña, respondieron preguntas de los presentes, fueron ovacionados y se sacaron infinidad de fotos.
«Soy un eterno agradecido a Vélez, que me dio lugar en el fútbol. El cariño y el amor que le tenemos, tanto yo, como mi familia es muy grande. Tengo muchas historias de esa final en Japón. En la previa mis compañeros me cargaban, por me iba a marcar Baresi, me decían que era un Turco cagón, que no me la iba a bancar, que me la bancaba sólo acá nomás, que me iba a pasar por arriba. Así me chicaneban», contó, entre sonrisas, Asad.
Cardozo resaltó: «Ese plantel tenía hambre, muchos éramos de La Matanza, donde había hambre. Esa es la pura realidad de ese plantel, ese plantel tenía hambre. Ahí se ven los luchadores, por eso Vélez llegó a los primeros puestos en el mundo. Todos sabían que con ese equipo había dos resultados: ganaba o empataba».
«Pensar una semana antes de venir a Vélez, jugando para San Lorenzo me pelee en la cancha con el Turco. También me acuerdo que una noche estaba cazando liebres en Zárate y por la radio de mi camioneta escuché que Vélez había pasado una fase de Libertadores por penales y dije: que suerte tienen estos. En esa final en Japón no estoy en la foto, porque estuve como suplente», dijo Zandoná.
Con la organización de los integrantes de la Unidad Velezana, con Gastón Aimaro y Alejandro Tirel, dos jóvenes directivos que aportan renovación y buenas ideas desde la conducción, el evento se desarrolló con instantes de nostalgia y emotividad. Réplicas de la Copas Intercontinental y Libertadores y decoraciones relacionadas con Japón, incluyendo vestimentas típicas, adornaron el encuentro, mientras una pantalla gigante proyectaba imágenes de esa final con Milan.

El ·Turco Asad recordó otra anécdota: «Bianchi era muy exigente con el peso. Yo tenía que pesar 93 kilos y el día anterior estaba en 94 y medio y Carlos me dijo que con ese peso no iba a jugar. La mañana del partido vino a mi habitación con el Profe Santella y con una balanza para pesarme; di 92 kilos y zafé. Igual Carlos me advirtió: mirá que falta el desayuno y el almuerzo».
El goleador también se refirió a su histórico gol: «Sabía que Costacurta jugaba la pelota para atrás y que solo quedaba Baresi, así que me la jugué. Encima ese pase no fue bueno, así que me dio tiempo a llegar. El arquero Rossi se me venía encima, así que pateé desde ese ángulo cerrado».
Hablaron de cábalas. Cardozo reveló que «en la primera jugada, el Negro Marcelo Gómez me daba el pase atrás y yo enganchaba ante el puntero que me tocaba. Ese día perdí la pelota y se fue el delantero. Así que la cábala no fue buena, ja, ja». Asad señaló que «tenía varias, entrar con el pie derecho, persignarme, usar siempre las mismas cosas».
Ante la pregunta de definir con una sola palabra aquella tremenda hazaña, Asad respondió: «superación», mientras que Cardozo optó por dos vocablos: «sueño cumplido».

También hubo espacio para un reproche de Cardozo, frontal y directo como siempre, apuntando a Guillermo Barros Schelotto, con quien tuvo resonantes polémicas como jugador, igual que sus compañeros, en los duelos Vélez-Gimnasia de la década del 90. «No estoy viniendo a la cancha, como siempre, porque no me gusta que hayan metido en mi casa al enemigo, lo hayan sentado en mi mesa y le dan mi comida», apuntó.
Ambos coincidieron en su deseo e ilusión de convertirse, a futuro, en técnicos de Vélez. Ratificaron su enorme objetivo y dejaron en claro que no los mueve un interés económico sino el amor indisoluble por esa camiseta que defendieron con valentía, orgullo y entrega hasta llevarla a lo más alto del mundo.
La noche terminó con la presentación de la murga Fortineros de Corazón, a las puertas del local de la Unidad Velezana, frente al estadio José Amalfitani.









































