Vermouth Deportivo
·10 de diciembre de 2025
Viajar para sentir de nuevo: emociones, juego y cambio interior

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·10 de diciembre de 2025

La vida diaria se parece demasiado a una secuencia en bucle: misma alarma, mismo recorrido, mismas conversaciones de ascensor. En medio de ese piloto automático, el viaje se presenta como una interrupción necesaria. No es solo una sensación intuitiva: según el Barómetro Mundial de Turismo de la ONU Turismo, en 2024 se registraron alrededor de 1,4 mil millones de llegadas de turistas internacionales, lo que supone prácticamente el 99 % de los niveles previos a la pandemia de 2019. citeturn0search5turn0search10 El mundo volvió a moverse porque la gente necesitaba volver a sentir algo distinto.
También los hábitos en torno al ocio cambiaron. Parte del público viaja con el móvil cargado de pequeñas rutinas lúdicas: seguir resultados, ver partidos, revisar estadísticas o probar suerte en una plataforma global de apuestas y de casino. No es extraño que muchos usuarios completen su MelBet registro antes de salir de casa, para llevar en el bolsillo una especie de tribuna portátil desde la que seguir ligas y torneos mientras el cuerpo cruza fronteras.
Salir de casa obliga a renegociar gestos mínimos: la hora del desayuno, el idioma en el que se pide un café, la forma de leer un mapa. Esa fricción suave rompe el piloto automático con el que solemos atravesar la semana. Romper la rutina también significa suspender, aunque sea temporalmente, los roles de siempre. Durante unos días ya no se es solo colega, jefe, madre o hijo; se es alguien que pregunta direcciones en la calle o comparte mesa en un mercado con desconocidos.
La cultura propia se vuelve visible cuando se la compara con otra. Horarios de comida, normas de cortesía, maneras de celebrar: todo lo que parecía natural se relativiza al caminar por un barrio de Montevideo, Valparaíso o Ciudad de México y ver cómo la vida diaria se organiza de otra manera. Esa comparación constante actúa como un espejo emocional.
Además, muchos viajes combinan ciudad y naturaleza. Revisiones recientes sobre espacios verdes urbanos y la salud mental muestran que incluso las estancias breves se asocian con menos ansiedad, menos síntomas depresivos y una mayor sensación de vitalidad. Cuando se viaja, esos minutos se multiplican: paseos por ramblas costeras, senderos en parques nacionales, plazas donde el mate, el café o el tereré improvisan comunidades fugaces.
Viajar se parece a una partida larga en un tablero abierto. Hay reglas externas, pero dentro de ellas cada movimiento modifica el relato: decidir quedarse una noche más, cambiar de ruta por un aviso de lluvia, aceptar una invitación inesperada a cenar. El azar se vuelve compañero de asiento.
Para quienes viven el deporte como un idioma común, esa sensación de juego se mezcla con los calendarios de ligas y las copas. La Copa Uruguay, oficialmente Copa AUF Uruguay, es desde 2022 la copa nacional organizada por la Asociación Uruguaya de Fútbol y se ha consolidado como un torneo que reúne a clubes de diferentes categorías. En octubre de 2025, Peñarol ganó por primera vez el trofeo al vencer 2-0 a Plaza Colonia en el Estadio Centenario de Montevideo, en una final que confirmó el peso simbólico del torneo en el calendario local. Para muchos hinchas, viajar hasta la capital y mezclar la ciudad, el estadio y la previa es una forma muy concreta de convertir el viaje en una secuencia de emociones encadenadas.
La investigación sobre turismo y bienestar habla cada vez menos de “capricho” y más de efectos medibles. Estudios recientes señalan que las vacaciones tienen un impacto positivo en el bienestar general (mayor afecto positivo, menor afecto negativo y mayor satisfacción con la vida) y que este efecto se observa en distintos grupos de edad y contextos laborales. Otros trabajos muestran que los viajes de ocio ayudan especialmente a personas que ya arrastran altos niveles de estrés o soledad, siempre que puedan desconectarse realmente de sus obligaciones durante unos días. citeturn0search8turn0search17turn0search2
Al mismo tiempo, la exposición a espacios verdes se relaciona con menores niveles de ansiedad y depresión, así como con una recuperación más rápida del estrés acumulado durante la pandemia. Viajar suele combinar estas dos capas: cambiar de entorno social y de entorno físico.
La parte más difícil de cualquier viaje suele empezar en el aeropuerto de regreso. La evidencia muestra que los efectos positivos de las vacaciones sobre el bienestar tienden a desvanecerse a las pocas semanas si todo vuelve exactamente al punto de partida. Por eso cada vez más especialistas recomiendan traducir lo aprendido en el viaje en pequeños ajustes cotidianos: reservar tiempo para caminar, buscar espacios verdes cercanos, mantener el contacto con personas conocidas en ruta.
Quien fue capaz de pedir ayuda en una lengua extranjera suele animarse luego a pedirla en su propia ciudad. Quien se sintió parte de una tribuna en el Estadio Centenario quizá descubra que también puede armar comunidad en la cancha de barrio, en un club local o frente a una pantalla compartida. Algunos viajeros, después de un día de caminata por la Rambla Montevideana, prefieren ver Uruguay copa nacional en vivo desde la habitación del hostel, siguiendo por streaming cómo se define la Copa Uruguay mientras revisan estadísticas en el móvil y se permiten alguna apuesta moderada, regulada y de presupuesto cerrado.
En todos los casos, la lógica de fondo es la misma: usar el viaje como recordatorio de que la vida no está destinada a vivirse en piloto automático.









































