Vinicius se enfada: todos a vendimiar | OneFootball

Es insufrible, porque lo es. Un agonías. Un pesado. Un turras. Un macarra. Un bocazas. Pero cuando el torbellino entra en ebullición, es un futbolista mayúsculo. Vinicius jugó moscatel ante el Villarreal, pese a empezar el encuentro como una anciana en Puerto Hurraco en la casapuerta de su portal, y cuando de su boca empiezan a caerse los improperios y las piernas se le ponen tortas (retorcidas), el que está enfrente solo puede empezar a santiguarse. Porque sabe que le toca visitar el rinchi.

Ante los amarillos, Vinicius fue el diablo de Tasmania durante el segundo tiempo, y el Real Madrid, que no estaba demasiado mal pero se le notaba la tristeza de viuda de telenovela venezolana porque lo del Metropolitano seguía escociendo, lo agradeció. Vini fue Vini: lenguaraz, gol de rebote, penalti provocado que luego él mismo transformó con suerte, otro penalti reclamado, una roja para su marcador por dos amarillas... Sólo le faltó no ir a una gala de entrega de premios para completar el repóquer perfecto y saltar la banca. Otro día será.

Además de Vini, el Madrid contó con la vuelta al orden de Valverde, jugando como lateral y haciendo un muy bien partido (no siempre lo que te gusta es lo mejor), con un Courtois que salvó milagrosamente un tanto mano a mano ante Oluwaseyi aún con 0-0 en el marcador y con un Mbappé más desacertado que otros días, pero que volvió a mojar antes de lesionarse en el tobillo, se supone que nada grave.

Así que el Madrid, de nuevo, vuelve a sumar de tres en tres. Metido en el microondas de Vinicius y no en la cocina en olla tradicional que intenta instaurar Xabi Alonso: seguimos sin ver nada del rock'n'roll que prometió cuando llegó, solo toque, orden y juego posicional. Nada de eso es lo que desata al Madrid: es la ira desatada de Vinicius. La mala uva del brasileño. ¡A vendimiar!