
La Galerna
·3 de julio de 2025
Xabi vuelve a ser Xabi y el Madrid mejora

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·3 de julio de 2025
En mi último artículo expresé cierta decepción con Xabi Alonso en el primer partido del Mundial de Clubes. Sentí que había renunciado a su estilo para dar continuidad a un modelo agotado que dio muestras de no funcionar la última temporada. Sin desmerecer lo conseguido durante la etapa anterior —dos dobletes (Liga y Champions) en 4 años—, era el momento de un cambio.
Es justo recordar que el equipo llegaba a esa primera prueba de fuego con muchos jugadores lesionados, con tres entrenamientos (literalmente), y que el rival, como ya dijimos, tenía futbolistas y entrenador de nivel, por mucho que no jugase en una de las principales ligas mundiales. Hemos podido comprobarlo tras haber eliminado al todopoderoso Manchester City.
Pero lo que me inquietó fue no ver al mismo entrenador que había triunfado en Leverkusen. Me decepcionó que no confiase en su estilo de juego. Tenía los mimbres para hacerlo: los tres centrales (Asencio, Tchouaméni y Huijsen), los dos carrileros (Trent Alexander-Arnold y Fran García), los dos mediocentros bajos (Fede y Güler), un mediapunta como Jude Bellingham y dos delanteros, Vinícius y un acompañante a elegir de entre el resto de los delanteros disponibles (Brahim, Rodry o Gonzalo).
Podría haber elegido su esquema de juego desde el primer momento, pero optó por dar continuidad al modelo anterior por la urgencia del debut, y aunque el resultado no fue malo, el juego no fue el esperado.
Tres días después, en el segundo partido de la fase de grupos, pudimos ver cambios (puede que forzados por la expulsión de Asencio). Y en el tercer partido dichos cambios se vieron ya desde el principio, con Rüdiger, Tchouaméni y Huijsen en línea de tres defensas.
no importa cómo empezó el Mundial. Solo importa que el entrenador está encontrando soluciones a los problemas que van surgiendo durante el campeonato y el equipo está mejorando partido a partido
Se podía ver que la intención era buscar en todo momento el control de la pelota para llegar al área rival. Pasar la mayor parte del partido en campo contrario, alejado del área propia para no recibir ocasiones de peligro, priorizando siempre el ataque.
Se notaba mayor fluidez en el juego, automatismos trabajados, claridad en los roles y un plan bien definido. Todo ello en solo dos partidos. Un logro del entrenador.
Contra la Juventus se mantuvieron los cambios, aunque con algunos ajustes puntuales. Permutó sobre la marcha las posiciones de Rudiger y Tchouaméni para frenar a la pareja Yildiz-Cambiasso. Lo que funcionó, ya que detuvo la sangría de llegadas por esa zona.
En definitiva, un despliegue táctico en tres partidos digno de un entrenador moderno, atrevido, reactivo, pero, sobre todo, intervencionista, al que le gusta controlar los detalles del juego sin dejar nada al azar. Un cambio de modelo con respecto al antiguo encargado del vestuario.
Para eso le fichó el club, y para eso fichó jugadores con buen pie. Para que pudiera poner en práctica su estilo de juego. Eso era lo que yo demandaba.
Tengo que admitir que, visto lo visto, quizá me precipité en mi análisis. Pero ya no importa cómo empezó el Mundial. Solo importa que el entrenador está encontrando soluciones a los problemas que van surgiendo durante el campeonato y el equipo está mejorando partido a partido. Este es el camino.
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