
lavidaenrojiblanco.com
·22 octobre 2025
13 minutos para el oprobio

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Ocurrió todo del minuto cincuenta y siete al setenta. Hasta entonces el Atleti había jugado de tú a tú contra el Arsenal en el Emirates, con fases más defensivas, otras con más control, con dos ocasiones de Julián para adelantarse que repelieron la mala fortuna y el travesaño. Las sensaciones, con Baena, Griezmann, Almada, Gallagher, entre otros, esperando en el banquillo para el relevo eran más que buenas. No daban miedo los de Arteta, líderes de la Premier, paso firme en Champions, apenas goles encajados, un equipo majestuoso que estaba al nivel, con el que se estaba pudiendo competir, al que todos pensaban que con un poco de acierto, a la voz de Julián, se le iba a ganar. Pero llegó el minuto cincuenta y siente, y los primeros cambios, y todo se desintegró. Un gol a balón parado, una reacción efímera, entonces los cambios: Ruggeri, Baena y Gallagher de un tirón, y ahí el desconcierto total del equipo, la desubicación, la nada.
LONDON, ENGLAND – OCTOBER 21: Gabriel of Arsenal celebrates scoring his team’s first goal during the UEFA Champions League 2025/26 League Phase MD3 match between Arsenal FC and Atletico de Madrid at Arsenal Stadium on October 21, 2025 in London, England. (Photo by Alex Pantling/Getty Images)
El segundo gol fue obra de Martinelli, tras una jugada imperdonable de Lewis-Skelly, al que nadie pudo detener desde el centro del campo hasta la frontal, y entonces sobrevino una sobra sobre el estadio, como si un ejército de dementores se hubiera apoderado de las mentes de los de rojiblanco (ayer de azul), que pasaron a convertirse en pobres almas en pena, jugadores corriendo poco y mal, frente a una avalancha de calidad, de fuerza, de fútbol, que acabó con dos goles más del fichaje estrella del Arsenal, Gyökeres. Todavía era el minuto setenta cuando todo esto había sucedido, cuando el Atleti había pasado de tutear al Arsenal a estar cuatro a cero abajo, sintiendo la humillación y el oprobio, casi pidiendo clemencia.
Esto es Europa, otra historia, otro ritmo, otro nivel. No valen 45 minutos, ni siquiera sesenta, ni tampoco noventa, como sucedió en Liverpool. Europa exige otra cosa, o se corrige y se aprende, o esto es lo que hay.
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