
La Galerna
·1 septembre 2025
2-2: ¿Crisis existencial?

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·1 septembre 2025
El Real Madrid femenino dio inicio a su temporada 2025-2026 con un empate (2-2) insatisfactorio ante el DUX Logroño. Un gol inicial de María Méndez fue remontado por el conjunto recién ascendido gracias a dos destellos de calidad de Isina Corte aunque, ya sobre la bocina, Signe Bruun salvó a las blancas del descalabro total.
Por más que la fría lógica pueda hacer pensar que el primer partido de curso no puede desvelar demasiado de lo que un equipo demostrará a lo largo de los meses, es inevitable que la curiosidad y el anhelo de fútbol del aficionado conviertan ese tipo de choques en exactamente lo contrario: una prueba de calibre con la que proyectar tanto grandes expectativas como terribles vaticinios. Así, sobra decir que el Real Madrid femenino se presentó a su puesta en escena decidido a no dejar indiferente a nadie.
De partida, claro, acudió a su estreno en la Liga F envalentonado con el viento de cara dado por los cinco nuevos fichajes internacionales (Merle Frohms, Sara Holmgaard, Bella Andersson, Hanna Bennison y Sara Däbritz, más la promoción de Pau Comendador desde la cantera) y por el relevo en el banquillo de Pau Quesada en sustitución de Alberto Toril. El club, por su parte, tras un lustro de inversión y maduración ha aceptado abiertamente que, ya desde la pretemporada, el listón a alcanzar pase a ser la consecución del primer título en la historia de la sección. Así se presentó el Real en el estadio de Las Gaunas y, como demostración palpable de que las trazas de ADN blanco ya corren por el femenino, al término de los noventa minutos las sensaciones pasaron de un extremo al otro, hasta bordear la crisis existencial.
Visto en retrospectiva, bien pudo parecer que el desempeño sobre el césped fue una pequeña broma macabra que las jugadoras brindaron a su nuevo entrenador a modo de bienvenida: «Esto es el Madrid, Pau». Inicio sesteante y perezoso, gol de la falsa tranquilidad antes de una remontada del rival y, por último, arreón final con el que salvar los muebles. Hubo mucho en el debe de las futbolistas, puesto que un recién ascendido como el DUX Logroño no puede convertirse nunca en muro infranqueable para un candidato a derrocar la dictablanda del FC Barcelona, pero las miradas pronto se dirigirán a Quesada. Por lo pronto, el técnico dio la primera titularidad en portería a Merle Frohms por delante de la capitana Misa Rodríguez y, en ataque, insistió en la probatura practicada en pretemporada situando a una de las extremos como falso nueve.
El club, tras un lustro de inversión y maduración, ha aceptado abiertamente que, ya desde la pretemporada, el listón a alcanzar pase a ser la consecución del primer título en la historia de la sección
El movimiento táctico, que entre otras variables puede responder a la necesidad de horadar de maneras innovadoras las defensas férreas de una cantidad creciente de rivales muy inferiores, no funcionó en la capital de La Rioja. Alejar del costado a Athenea del Castillo o a Linda Caicedo implica demasiados sacrificios y, ante una línea de cinco, más que crear vías de peligro el plan tendió a cortocircuitar el ataque madridista. Al igual que ocurriría con el segundo, el gol inicial llegó a balón parado. La portera local no había sido exigida en media hora de juego, por lo que fue necesario un córner cerrado con el que forzar su despeje centrado para que saltara la chispa. Athenea estuvo rápida para devolver instantáneamente el balón en dirección a la línea de gol y allí estaba todavía su amiga María Méndez para alterar lo justo la trayectoria del disparo hacia la red.
Por entonces, el Logroño tampoco había conseguido intimidar en la otra mitad del campo, pero cuando menos de diez minutos después consiguió el empate en una acción aislada ningún aficionado blanco gritó injusticia. Y es que pocas cosas hay más exasperantes que monopolizar en un 80% la posesión para apenas crear ocasiones de peligro real. Todos sabemos de lo hablamos. Para alegría del público local, fue la canterana Irune Dorado quien, de tan valiente, cometió un grave error en la salida de balón que permitió a la atacante Isina Corte probar suerte desde lejos y cazar adelantada a Frohms.
La segunda parte no mejoró para el Madrid. Aunque Irune pudo volver a adelantar a las blancas en otro córner y Caroline Weir debió aprovechar el par de ocasiones que tuvo en sus botas, el fútbol no fluía hacia el cauce natural de la portería, que es cuando la alegría de la corriente se transforma en desconcierto, imprevisibilidad y diversión. Ocurrió lo contrario, lo único que por entonces podía ofrecer un espectáculo con el Real Madrid en liza: feliz sublevación del equipo local y, seguidamente, golpetazo de corazón blanco. En el 78 Sheila García permitió con un intento de control defectuoso en la frontal del área propia que la árbitra decretara falta por mano. La escena siguiente podía verse con los ojos cerrados: disparo directo y colocado de Isina que busca y encuentra el palo, rebote desafortunado en la espalda de la guardameta alemana y 2-1 local para convertir en heroína a la ’10’.
Como decíamos, la causa y efecto en estas ocasiones es tan previsible que por entonces y por si acaso Pau Quesada ya había mandado al campo a Signe Bruun. Siempre suele ocurrir en torno al minuto 80 o así, cuando el Madrid se mete en la boca del lobo por iniciativa propia despertando el clásico ramalazo de orgullo insurreccional por la patria chica en todos los rincones de la península, y es ese el momento en el que salta el resorte mágico imposible de activar en circunstancias más placenteras. Así que sí, llegó el minuto 93, botó un córner Sandie Toletti, se desmarcó al primer palo Bruun, remató de cabeza girando el cuello como sólo sabe hacerlo un profesional de la demarcación de delantero centro, y Logroño volvió a comprobar que merece la pena tener un equipo en primera división. ¿A quién no le gusta ver al Real rascar un empate raquítico mientras su equipo lo obliga a sudar tinta?
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