Alaba no carbura | OneFootball

El internacional con Austria sigue encallado tras la grave lesión de rodilla y no da síntomas de mejoría

El mercado invernal aterrizó en el Santiago Bernabéu con un ‘fichaje’ bajo la manga: David Alaba. El zaguero, después de superar el escollo, una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, retornaba al verde para echar una mano a la defensa del Real Madrid. En mitad de la cascada de partidos, donde el físico iba languideciendo, su presencia podía ser clave a la hora de ejecutar rotaciones. Sobre todo… pensando en Rüdiger, que estaba al borde de caer a la enfermería. Al sanatorio.

Carlo Ancelotti, que sí ha introducido la carta del austriaco sobre el terreno de juego en estos meses, no ha obtenido una respuesta convincente por parte de un Alaba que continúa a años luz de mostrar una versión óptima. Evidentemente, todo el madridismo daba por hecho que el regreso al ruedo tendría tintes complicados. Laboriosos. Aquello de permanecer tantos días sin calzarse las botas amilana a cualquier futbolista, máxime si ya se el jugador supera las 30 ‘primaveras’.

Un David Alaba desnortado en Londres

Alaba, desde que en enero volvió a vestirse de corto para enfundarse la zamarra del Real Madrid, ha participado en 11 encuentros. En total, 493 minutos disputados. Directos a la buchaca. Pero en todo ese paréntesis apenas ha logrado dar un golpe encima de la mesa. De hecho, la última noche plomiza la tuvo en el Emirates Stadium, escenario en el que Saka se convirtió en un martillo pilón. Un estilete que venció al ex del Bayern de Múnich sin cesar en el carril zurdo de la retaguardia blanca.

Además, el primer tanto en la casa del Arsenal, moldeado por Rice con pulso de cirujano, vino precedido por una falta que provocó el propio David Alaba en las inmediaciones del área. Su partido, cumpliendo las funciones de lateral zurdo en detrimento de Fran García, trajo de cabeza a la afición del Madrid, puesto que el pupilo de Carletto fue uno de los eslabones más débiles del equipo. Gran parte de la hemorragia llegó por su zona.

Justin Setterfield/Getty Images

De cara a la vuelta, lo más seguro es que Alaba se quede en la caseta. No da síntomas de mejoría. Ni ahora ni hace unas semanas. Y, encima, parece que va cada vez peor. Cuesta abajo y sin frenos. La culpa, lógicamente, reside en la grave lesión que le dejó en el dique seco durante 399 días. Sin embargo, la vuelta al rectángulo de juego se le está haciendo bola. Lejos de recobrar sensaciones positivas poco a poco, el internacional con Austria (termina contrato en 2026) no convence, dando así pasos hacia atrás en una entidad en la que la exigencia por ganar títulos nunca baja. De la historia, en el Madrid, no se vive.