Hastalamuerte.net
·10 novembre 2024
In partnership with
Yahoo sportsHastalamuerte.net
·10 novembre 2024
El SevillaFC cayó derrotado en Butarque en un terrible partido de los de García Pimienta. Las bajas no pueden ser excusa para un partido con tan bajo nivel. Igualó la desidia e incapacidad del Leganés, y perdió el partido gracias a una acción indefendible de Lucien Agoumé, que cometió el penalti de la derrota.
No es que sean Messi los Ejuke, Saúl, Nyland, etc., pero es cierto que en este Sevilla de nivel de pelea por no descender, resulten jugadores imprescindibles para no sufrir esta temporada.
Cuando se produce la baja de estos hombres principales el resto es la nada. Innovó el entrenador colocando juntos a Kelechi Iheanacho e Isaac, aunque a decir verdad no era una dupla en la delantera, sino que el nigeriano jugó en la posición de extremo zurdo. Se le vieron 3 cositas interesantes. Sin duda el jugador tiene calidad, pero está tan lejos de parecer un jugador profesional que ahora mismo contar con él es una temeridad.
Como Isaac tampoco está para nada (de cara al gol), el Sevilla sigue dependiendo de alguna genialidad de Lukebakio. Las intentó ayer, pero no fue el día. Por tanto, lo máximo a lo que podía aspirar el Sevilla era a amarrar un triste empate en su visita a un recién ascendido, muy muy cortito también en su fútbol.
Iba a conseguir esta gran gesta hasta que Agoumé en el minuto 80 «mamonea» con el balón en la frontal, la cede flojito al portero, y ante el peligro de que el mediocentro contrario que lo estaba presionando llegara al balón, no se le ocurre otra cosa que agarrarlo con ambos brazos por la cintura. Un agarroncito, perfectamente pitable como penalti, como hizo el colegiado.
Miguel transformó el penalti y le dio la puntilla al Sevilla más paupérrimo de los últimos 20 años. Uno mira la alineación de última final de Europa League, y la de ayer, y se echa a llorar. Y no ha pasado tanto tiempo. Debe ser un récord en la historia del fútbol degradar tanto a un equipo en tan poco tiempo. Los responsables del «éxito», Junior y cía., que siguen lucrándose a manos llenas de un Sevilla que se desangra poco a poco.