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REVISTA PANENKA

·8 octobre 2024

De Santander a Avellaneda: dos Racings y un destino

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Santander y Avellaneda tienen un punto en común. Más que un punto, una palabra: Racing. Si un cántabro aterriza en esta zona de Buenos Aires, seguro que al instante se siente identificado con su equipo de fútbol sólo porque uno de sus nombres es igual que el del club al que ha defendido siempre. Lo mismo pasaría si un pibe aficionado del ‘Primer Grande’ acaba, por circunstancias de la vida, perdiéndose entre los paisajes de La Tierruca. Esa similitud en la nomenclatura y algunas concordancias históricas un poco rebuscadas eran lo único que estas dos entidades compartían… hasta la temporada pasada. “De Santander a Avellaneda”, reza una bufanda en El Sardinero para recordar que en Argentina hay unos tocayos con los que, ahora sí, están hermanados.

El vínculo entre ambos nace de la mano de Pablo Norberto Ruiz, director del departamento de Marketing del Racing de Santander, que, en su día, también trabajó con el conjunto celeste y blanco. “Yo estuve también en el mismo puesto en el Racing de Avellaneda. Sin embargo, hice un gran cambio por un proyecto familiar y nos vinimos a España. La opción de trabajar en el Racing de Santander surgió por casualidad y causalidad. Fue por Sebastián Ceria, otro argentino y aficionado del Racing de Avellaneda, un exitoso empresario que se adueñó del club en 2023. Un conocido en común le comentó que yo estaba por aquí y el mismo día me llamó. Acepté. Fue entonces cuando surgió esta idea del Racing al cuadrado”, relata Ruiz a Panenka.


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En lo personal, encontró desde el principio similitudes entre los dos Racings a la hora de trabajar. Para empezar, en ambos sitios estaba “todo por hacer” por el lugar que ocupaban en ese momento los clubes y, sobre todo, por el lugar que ocuparon previamente. Eran dos históricos dormidos que necesitaban despertar para no morir. “Son clubes que lo pasaron muy mal en lo institucional y en lo económico, y por eso creo que comparten ciertos valores como la resiliencia. Aquí es donde también el aficionado tiene un rol protagónico, ya que sin ellos no hubiera sido posible resurgir. Hay que agradecérselo y tratar de hacer todo por ellos”, opinó.

Esa similitud en la nomenclatura y algunas concordancias históricas un poco rebuscadas eran lo único que estas dos entidades compartían… hasta la temporada pasada. “De Santander a Avellaneda”, reza una bufanda en El Sardinero

Por el momento, en este proyecto conjunto sobre todo se han llevado a cabo estrategias a nivel de marca, con merchandising y colaboraciones para dar visibilidad al Racing de Avellaneda en Santander y al Racing de Santander en Avellaneda. En definitiva, se ha buscado ampliar la marca de ambos clubes, aunque es cuestión de tiempo que se amplíe esta unión hasta la parcela deportiva. Desde partidos amistosos entre los dos equipos hasta la formación del talento de las canteras o el tráfico de jugadores. “El acuerdo lo contempla. Compartimos metodología de trabajo y formación. Y no descartamos el tema de ser primera opción a la hora de dar rodaje a algún jugador en el futuro. Lo tenemos en el horizonte. Muchas cosas ya se vieron, más de visibilidad a nivel internacional, incluso turístico, pero pronto se van a ver lazos más fuertes en todos los aspectos del club y a nivel social”, explicó Ruiz.

Evidentemente, el marketing en el fútbol viene muy condicionado por el rendimiento deportivo. Por mucho que haya buenas ideas, a la afición lo que más le importa es el resultado del fin de semana. Si, como es el caso, dentro del campo las cosas marchan bien, los procesos extradeportivos se aceleran. “Nosotros, desde nuestra gestión, hay cosas que no podemos manejar. Pero aquí en Santander se despertó sobre todo el año pasado una ilusión gracias también a los buenos resultados que ha hecho que todo sea más fácil. A mí me sorprendió para bien la hinchada, porque venía de trabajar con una de las aficiones más pasionales de Argentina y aquí la gente también da el máximo. Cada paso que da el club quiere dar valor al aficionado y el aficionado lo valora. Hay mucha transparencia y no prometemos cosas que creemos que serán difíciles de cumplir. Hemos ido logrando a corto plazo los distintos objetivos y todos los pilares formamos parte del proyecto. La Segunda División es muy competitiva, me avisaron, pero no imaginé que hasta tal punto. Podría decirse incluso que es muy pura. Estamos trabajando bien dentro y fuera del campo y eso hay que potenciarlo”, analizó.

En una de las épocas doradas del Racing de Avellaneda, Independiente, su vecino y eterno rival, enterró siete gatos muertos en el Estadio Presidente Perón a modo de maldición, sólo fueron encontrados seis de los felinos y el equipo acabó descendiendo. Tras varios intentos de anular el maleficio, con sapos de por medio, y un exorcismo con agua bendita. Racing volvió a ganar la liga 35 años después. Sin embargo, dejando a un lado la magia y volviendo a la realidad, esto no trajo calma. La inestabilidad creció al mismo ritmo que las deudas. En 2008, tras una intensa lucha de la afición, se restauraron las elecciones democráticas del club. A partir de 2014, Racing comenzó a resurgir. En 2018, con la figura de Diego Milito como director deportivo, volvió a consolidarse como uno de los punteros argentinos. A día de hoy, es un serio candidato a pelear por títulos y actualmente se encuentra en las semifinales de la Copa Sudamericana, donde se enfrentará al Corinthians.

De Santander a Avellaneda, o de Avellaneda a Santander. El sentido es indiferente. El fútbol también sirve para unir culturas y conocer otras realidades. Este hermanamiento es otro ejemplo más de ello

El Racing de Santander, uno de los pioneros de la liga española, que hace no tanto exhibía a su dúo sacapuntos y vencía al Manchester City en Europa, de repente se vio sumido en la Primera RFEF, con gestiones nefastas que buscaron aprovecharse de un club histórico. Por suerte para la institución, es un equipo con identidad propia, valores y una afición que lucha por ellos independientemente de la categoría. Hace diez años vivió un momento histórico: cuando sus futbolistas se plantaron en el césped, en un partido de Copa del Rey ante la Real Sociedad, y se negaron a jugar por impagos. Jugadores y afición lucharon juntos y, a pesar del posterior descenso, ese capítulo fue el germen que ha evolucionado en el ambiente que se vive ahora en el equipo cántabro, con la comunión entre plantilla, directiva, cuerpo técnico y afición. Hasta el punto de quedarse fuera de play-off de ascenso a LaLiga EA Sports en la última jornada y haber empezado esta campaña como un candidato a pelear por volver a la élite española (ahora mismo es el líder de la categoría de plata).

De Santander a Avellaneda, o de Avellaneda a Santander. El sentido es indiferente. El fútbol también sirve para unir culturas y conocer otras realidades. Este hermanamiento es otro ejemplo más de ello. Ahora en Santander están un poco más pendientes de lo que pasa en el Cilindro y en El Sardinero se ven camisetas del Racing de Avellaneda. Así como, desde Buenos aires, alguien se alegrará de ver a un equipo, del que quizás no tenía constancia de su existencia hace unos años, ganar fuera de casa al Castellón, con la elástica del Racing de Santander. El fútbol es capaz de crear escenarios tan surrealistas como este, y es, a la vez, tan simple como para generar empatía a raíz de un nombre.

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