Agente Libre Digital
·6 octobre 2025
¿Dónde está el techo competitivo del Real Oviedo Vetusta?

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·6 octobre 2025
Con 13 puntos de 15 posibles, una media de tres goles por partido como local y más de un año sin conocer la derrota en competición oficial, el Real Oviedo Vetusta no solo ha comenzado la temporada con solidez, sino que ha puesto sobre la mesa una pregunta inevitable: ¿cuál es su techo competitivo real?
El equipo de Roberto Aguirre se ha consolidado como uno de los bloques más consistentes del Grupo I de Segunda Federación. Pero más allá de los resultados, lo que llama la atención es la madurez táctica, la identidad colectiva y la coherencia estructural de un equipo que, aunque filial, compite con la seriedad de un bloque profesional.
Roberto Aguirre dando indicaciones durante el duelo frente al Burgos – RO
El Vetusta se apoya en una estructura táctica flexible que oscila entre el 4‑2‑3‑1 y el 4‑3‑3, adaptándose con naturalidad a las exigencias del partido y al comportamiento del rival. El equipo muestra una organización sólida y una propuesta ofensiva coherente, que parte de una salida de balón controlada, con centrales que asumen riesgos calculados y mediocentros que se incrustan entre líneas para facilitar la progresión.
Los laterales, especialmente Marcos Lopes y Omar Falah, ofrecen amplitud una vez superada la primera línea de presión, mientras que los extremos —con nombres como Dieguito o Lamine— destacan por su capacidad para interpretar los espacios y el uno contra uno en situaciones abiertas.
En el frente de ataque, Joaquín Delgado ejerce como referencia móvil, alternando funciones de delantero y mediapunta, cayendo a zonas intermedias, atrayendo marcas y liberando zonas de remate para la segunda línea. Esta movilidad, sumada a las rápidas transiciones ofensivas tras recuperación en campo propio o medio, convierte al Vetusta en un equipo vertical y profundo cuando el contexto lo permite.
En fase defensiva, el bloque mantiene una actitud solidaria y bien organizada. Se alternan momentos de presión tras pérdida con fases de repliegue medio, siempre priorizando la recuperación de la estructura sin desorden. La coordinación entre líneas es uno de los puntos fuertes del equipo, aunque en transiciones defensivas rápidas pueden surgir ciertos desajustes que comprometen la espalda de los pivotes o los laterales cuando estos se encuentran proyectados.
Cheli realizando un pase durante el duelo frente al Burgos – RO
Los números respaldan con firmeza las sensaciones que transmite el Vetusta sobre el terreno de juego. El equipo ha sumado 13 de los 15 puntos posibles en este inicio de temporada, con un balance goleador de 14 tantos a favor y 7 en contra. En El Requexón, además, mantiene un pleno de victorias, mostrando un dominio claro tanto en la posesión como en el volumen ofensivo generado.
A nivel individual, varios jugadores atraviesan un momento destacado. Guille Berzal suma tres goles, Joaquín Delgado ya ha firmado cuatro, y Dieguito continúa aportando desequilibrio y llegada desde la segunda línea. La aportación de estos perfiles, clave en el modelo ofensivo del equipo, ha sido determinante en este arranque.
Mención aparte merece la labor de Roberto Aguirre en la gestión de grupo. El técnico ha sabido introducir variantes tácticas sin comprometer la identidad del equipo, ha rotado con criterio incorporando a jugadores como Cheli, Castri o Pablo Agudín, y ha logrado que todos los perfiles, titulares o no, aporten desde el rendimiento y la competitividad interna.
Lamine Gueye durante un entramiento con el primer equipo – Dawlad
Con apenas cinco jornadas disputadas, sería precipitado hablar de objetivos cerrados a largo plazo. Sin embargo, el rendimiento del Vetusta invita a reflexionar sobre su potencial competitivo real, y también sobre la proyección individual de algunos de sus futbolistas.
La cuestión no es si el equipo debe marcarse el ascenso como meta inmediata, sino si tiene los recursos para sostenerse en la parte alta y seguir creciendo desde una estructura sólida. Y en ese crecimiento, algunos nombres propios empiezan a destacar con luz propia: Guille Berzal, con gol y movilidad en ataque; Dieguito, por su desequilibrio y lectura entre líneas; Enzo Pérez, como mediocentro de equilibrio; o Marcos Lopes, que sigue consolidándose como un lateral completo y fiable.
Si el nivel se mantiene y las circunstancias del primer equipo lo requieren, no sería extraño que estos jugadores entren en dinámica profesional en algún momento de la temporada. Sus perfiles se ajustan a lo que demanda un entorno de mayor exigencia: madurez competitiva, capacidad de adaptación táctica y compromiso con la idea colectiva.
En cualquier caso, el foco inmediato debe seguir puesto en el desarrollo diario, en la consistencia y en mantener el bloque centrado en el proceso. Porque este Vetusta no necesita mirar más allá del siguiente partido para demostrar que compite con convicción, solvencia e identidad.
Artículo de Opinión de Nicolás Fernández Menéndez