
La Galerna
·1 octobre 2025
Güler-Mbappé: química sin probetas

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·1 octobre 2025
Buenos días, amigos. Terapéutica. Balsámica. Son varios los adjetivos (casi todos ellos esdrújulos, curiosamente) que pueden aplicarse a la goleada infligida ayer por el Real Madrid al Kairat en tierras kazajas. El sábado nos metieron una mano y ayer metimos nosotros otra. Por su parte, el Atleti metió otra mano (al Eintracht) y el Bayern se la metió al Pafos. Todo el mundo mete mano. Esto parece un congreso mundial de fans de Amistades Peligrosas o de políticos españoles.
Marca utiliza lo de balsámico, pero se lo aplica a Mbappé más que al equipo. Es una metonimia admisible: la parte por el todo. Mbappé es tan crucial ahora mismo para el Real Madrid que su contribución goleadora supera la mitad de los tantos logrados por el equipo. Como Genaro Desailly subraya tanto en su crónica como en sus notas, el astro francés marcó un hat-trick, pero pudo pulverizar registros goleadores con un póker, un repóker, un recontrarepóker o lo que venga después de haber estado un poco más atinado (aún) de cara a puerta. Pensamos ahora en un contragolpe modélico que Vini tradujo en una monumental asistencia al francés, que solo ante el portero, en esta ocasión, erró. Como Mbappé empiece a meter todo lo que genera, los porteros van a hacer más viajes a la red que los acreedores del club cliente de Negreira al cobrador del frac.
Kylian ha encontrado, además, un socio ideal sobre la cancha: Arda Güler. El turco ha creado con su compañero una de esas cosas que Valdano (Valdano ha puesto nombre a todo) llamó “una sociedad”. Como la que Zamorano formó con Amavisca cuando el propio Valdano entrenaba al equipo (solo que con más calidad, ciertamente) o la existente, en tiempos más recientes, entre Modric y Benzema. No queremos tratar de explicar a Valdano, puesto que él mismo se explica solito divinamente, pero entendemos que el fenómeno de la “sociedad” se produce cuando un jugador intuye, sin siquiera levantar la vista, dónde se halla el otro, y este último sabe que el primero va a atender a esa posición, que intuitivamente conoce, para ponerle el balón donde él quiere.
En realidad esta química entre ambos genios se veía venir a distancia, y no hacía falta ser un genio para intuir sus réditos futuros. En los primeros compases del ejercicio pasado, en las pocas ocasiones en que Ancelotti les permitió coincidir sobre el campo, ya se percibió con claridad la chispa del entendimiento mutuo. Es una química no forzada en ningún laboratorio, sino puramente natural, como una sucesión de actos reflejos. Es una química sin probetas. Hay gente que ha nacido para jugar el Real Madrid, como diría Florentino, y gente que, además, ha nacido para jugar específicamente en el Real Madrid de Mbappé. Arda Güler es uno de ellos.
As dice que Mbappé vale por tres. Si es así, ¿por cuántos vale la sociedad Güler-Mbappé? La excelente fotografía de portada del diario prisaico nos permite apercibirnos, por vez primera, fuera de la atención al juego, de que el meta kazajo llevaba el dorsal 82, nada menos. Puede ser la edad de su abuelo o un presagio de la cantidad de goles que puede llegar a marcar Kylian esta temporada como siga en estos registros.
La prensa cataculé, por su parte, se centra en el partido de esta noche entre el PSG y el club cliente de Negreira. Nuestras preferencias están claras. Un petroclub como el PSG no nos merece ninguna simpatía, pero al menos, que se sepa, no pagó durante un mínimo de 17 años al vicepresidente de los árbitros franceses para recibir ningún tipo de "neutralité".
“Duelo de titanes”, titula Mundo Deportivo. El PSG es el actual campeón, pero no sabemos en virtud de qué se le atribuye la condición de “titán” al club cliente de Negreira, que solo el año pasado logró encaramarse a unas semifinales de la competición después de una década de hacer sistemáticamente el ridículo en la misma.
Sport nos mete por la boca, con el pretexto de que Luis Enrique pasa por allí como el Pisuerga por Valladolid, una bandera del club cliente de Negreira y otra de la comunidad autónoma catalana, sin que debido a la doblez de la misma podamos aventurar si esta última se nos introduce por las fauces en su versión estelada o en la constitucional. Idea para un diseñador gráfico: el careto de Negreira dentro de la estrella. Quedaría divino. La bandera de la impunidad.
Pasad un buen día.
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