
La Galerna
·3 juin 2025
¿Había plata?

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·3 juin 2025
El Madrid, que según se decía estaba a la cuarta pregunta, se ha gastado, en apenas dos semanas, más o menos setenta millones de euros en tres fichajes, y se espera que sean algunas decenas más. Me pregunto qué sentirá Ancelotti viendo un desembolso tan rápido y decidido cuando, en agosto, o después, cuando se lesionaron Carvajal y Militao, desde arriba le decían presuntamente, como Milei al pueblo argentino, que no había plata.
El alto importe pagado por Huijsen, o por la libertad anticipada de Trent Alexander Arnold (y tal vez de Xabi Alonso), más el más que probable en Carreras y Stiller, está justificado por el notable monto económico preparado para el que gane la primera Copa del Mundo de Clubes de la FIFA: ciento treinta kilos, al peso, con los que Infantino quiere asegurarse unas buenas audiencias para su invento. La apuesta, desde luego, es fuerte y un incentivo goloso para que los mejores clubes del mundo a lo largo del último lustro enviden a la par. El Madrid, por lo que vemos, está más que dispuesto: ha puesto en la picota toda una temporada y quizá, algo más. ¡No hay contrincante en este Mundial con más skin in the game!
En el fútbol, como en la vida, querer es poder. Así que si hace seis meses, en el mercado de invierno, no se pudo encontrar un reemplazo a Kroos, buscar un sustituto a Nacho y reforzar los laterales, ni antes tampoco, no se puede sino colegir que, en realidad, no se quiso. En ese caso, la responsabilidad de los sucesivos batacazos, de la estridente caída del equipo campeón hace justo un año, más que compartida con el equipo técnico del cesante entrenador italiano, es imputable en gran medida a la dirección deportiva. Que decidió permitir que el Madrid hiciera un ridículo en España detrás de otro y asumiera, sin pestañear, palizas con las que se ha alimentado el nuevo flamante hegemón y candidato, el Barcelona de Laporta, Flick y Lamine. Monstruito del establishment político-deportivo nacional, protegido dolosamente por el Gobierno, la liga y la federación a sabiendas de su recurrente historial delictivo, que si no llega a ser por el milagro obrado por el pobre Inter de Simone Inzaghi estaría ahora mismo, tal vez, celebrando un inefable triunfo total en todo el mundo, con permiso del PSG de Luis Enrique que habría sido su rival en la final.
Se queda uno con la sensación de que se ha elegido, a propósito, renunciar al triunfo este año.
Puede que Xabi Alonso, que se juega la reputación en el Mundial de Clubes, sea la posibilidad de ese centrocampismo intenso en el banquillo del Madrid: con eneryía pero también con el control, dominando y sabiendo ser dominado. Pronto lo veremos
Ahora sí hay plata y, aunque el Bernabéu no celebre conciertos, ni se amortice de momento (que sepamos) el hipogeo, los fichajes llegan a un ritmo que recuerda otras épocas. Aunque, como es habitual, en el Madrid nadie dice ni explica nada, parece evidente que se ha abandonado el modelo de eneryía. Ahora, el foco está en la Premier y en la Bundesliga. Llegan blanquitos y mulatos de técnica excelsa. Se dice que Xabi, discípulo de Mourinho y su viejo rock ’n’ roll, tiene en mente su propia idea de gegenpressing. Quizá veremos un Madrid britanizado, germanizado a la antigua, porque Alemania, desde que ganó el Mundial de 2014, ya no sabe a lo que juega.
Es curioso porque el auge de los entrenadores alemanes ha coincidido con la ruinosa decadencia de su selección. Klopp, Tuchel y Flick han ganado Copas de Europa, han llegado a finales, han triunfado dentro y fuera de la Bundesliga, pero su modelo no parece exportable al fútbol de selecciones, donde han retornado a lo grande los bajitos virtuosos, los detentadores del balón. Puede que Xabi Alonso, que reunió lo mejor de los dos mundos como futbolista, sea la posibilidad de ese centrocampismo intenso en el banquillo del Madrid: con eneryía pero también con el control, dominando y sabiendo ser dominado. Pronto lo veremos.
De todas formas, la apuesta que el Madrid, como club, asume de cara a este Mundial es arriesgada. Existe una alta probabilidad de que la reputación del nuevo entrenador se queme: afronta, con un equipo que no es el suyo, parcheado deprisa y sin tiempo para prepararlo debidamente, un torneo que, institucionalmente, significa mucho para la dirigencia. Los rivales del Madrid en Estados Unidos no son de los que hacen prisioneros: Atlético, City, Bayern, Juventus, PSG, Boca, River, Chelsea, Inter…Es la crema del fútbol mundial, con el PSG y el Chelsea con la moral por las nubes, por ejemplo, y una buena ristra de adversarios que llevan meses sin competir de verdad, con la mira puesta en este potosí con potencial para convertirse de verdad en lo que Florentino soñó que fuera la Superliga, sobre cuya viabilidad de momento seguimos sin noticias.
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