Indecencia | OneFootball

El Atleti, o por dignificar el nombre, digamos los que representaron al Atleti en Las Palmas, jugó un partido indecente. Ya saben, vituperable o vergonzoso. Para que no caigamos en las malas interpretaciones, un partido execrable, reprobable, reprensible, reprochable, censurable, criticable, denostable, incalificable, abominable, blasfemable. Ya no hay excusa posible, no hay partidos entre semana, no hay presión, no hay rivales que doblan el presupuesto, no hay lesiones. Entonces, ¿qué es lo que hay? Un equipo que ha olvidado lo que representa vestir la camiseta del Atlético de Madrid.

Vestir la camiseta del Atlético de Madrid, lo que eso significa y representa es justo lo contrario que lo que se vio anoche en el Gran Estadio de Gran Canaria. Bien mirado, el partido puede representar un manual para la antítesis, para enseñar desde la negación. Vestir la camiseta del Atleti es aferrarse a lo imposible, a la última opción que había de pelear por el título, que pasaba simplemente por ir ganando uno a uno los siete partidos que restaban. Siete partidos, no había más, ni más competiciones, ni más cansancio, ni más presión. Siete partidos, uno a uno. Y en el de anoche, ante un equipo en puestos de descenso, los jugadores que representaron el Atleti salieron a jugar como si les pesara el partido, como si les molestara estar allí, creyendo que ganarían como han hecho muchas veces a lo largo de la temporada, sin apenas merecerlo, solo tirando la camiseta, pero no fue así.

Simeone por fin dejó a Griezmann en el banquillo, tratando de usarlo como revulsivo en los minutos finales, pero dio igual, el francés salió con la misma indolencia que en los partidos que lo han llevado a la suplencia. Es difícil rescatar a algún jugador del desastre, tal vez Giuliano, que en la primera parte al menos mostró querer. El Atleti salió especulativo ante un equipo al que, por presupuesto, por clasificación, debería haber arrasado, o al menos debería haber intentado arrasar. Julián falló una muy clara en la primera mitad, Sorloth otra. El portero croata de las Palmas, Dino Horkas, mostró su tarjeta de presentación. Pero fueron dos ocasiones deslavazadas, impulsadas por el genio de Giuliano en la derecha, un oasis aislado en el desierto.

En la segunda mitad comenzó el carrusel de cambios, en esta ocasión también resultaron un desastre. Simeone, muy precavido, terminó quitando a los de arriba en un partido en el que solo le valía ganar, y que terminó perdiendo. Las Palmas, en el alargue, hizo un gol de pelea, de brega, de justicia, y mandó al Atleti ante el merecido oprobio de la derrota. Tanta indolencia no merecía siquiera un punto.

Ya se terminó también la Liga, cuando restan todavía seis partidos, y faltará por ver cómo van a afrontar estos jugadores esta recta final, sin motivación alguna por la que pelear. Lo de ayer fue una señal de alarma, se puede perder, pero hay maneras de perder. El Atleti ha tirado la Liga ante el Getafe, el Leganés, el Español, y ahora, Las Palmas. Si nadie aprende de lo que ha sucedido, si nadie se avergüenza del partido de ayer, el club entrará en una vía muerta.

Foto: atleticodemadrid.com