
La Galerna
·29 septembre 2025
La filosofía de Boskov

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Cuando sobrevuelan las primeras dudas en el Real Madrid de Xabi Alonso tras el violento frenazo del Metropolitano, conviene mantener la cabeza fría, no dejarse arrastrar por el torrente tuitero (siempre presto a la demolición) y repensar algunas ideas. Así que, como propósito de enmienda, podríamos comenzar por un genio de la pizarra y la palabra, el balcánico Vujadin Boskov, entrenador blanco entre 1979 y 1982.
Las costuras expuestas ante el Atlético, al que el Madrid no vence a domicilio desde 2022, apuntan tanto al banquillo —en el planteamiento inicial y las (no) soluciones del técnico tolosarra— como al césped —sobre todo por cuestiones de actitud y rendimiento de algunos jugadores—. Una circunstancia que nos lleva a una de las frases más definitorias y definitivas del pensamiento y la filosofía de Boskov: “Yo no le puedo decir a Pirri, Stielike o a Juanito cómo se juega al fútbol (…) mi trabajo consiste en motivar y acertar con las alineaciones. Los futbolistas son profesionales y conocen el oficio”.
Analizando el planteamiento, lo primero que resaltamos son los nombres, en ningún caso escogidos al azar. Pirri, símbolo inmaculado de raza y presteza, cumplía su última temporada de blanco; Uli Stielike, con 25 años, ya era una referencia del orden y la eficiencia desde el centro o la defensa; y Juanito, eterno verso libre, representaba como ninguno la imaginación, el talento y el corazón. ¿Cómo iba a imponerse ante el capitán del equipo? ¿Con qué argumento reasignaría las funciones al reloj alemán? ¿En qué momento consideraría positivo encerrar en una jaula de órdenes al siete maravilla? “Conocen el oficio”, concluye, inteligente, el yugoslavo, que destaca su no por ello menos relevante función: el acicate y acertar en los planteamientos.
Cuando sobrevuelan las primeras dudas en el Real Madrid de Xabi tras el violento frenazo del Metropolitano, conviene mantener la cabeza fría, no dejarse arrastrar por el torrente tuitero (siempre presto a la demolición) y repensar algunas ideas
¿Le dio un arranque de entrenador a Xabi Alonso al adelantar el ingreso de Bellingham a costa de cambiar el esquema y enviar a la periferia al hasta entonces su mejor hombre en la sala de máquinas, Arda Güler? ¿No encontró las palabras adecuadas antes del partido para que sus huestes salieran ante los rojiblancos como se espera de ellos, a morder antes de preguntar?
El bueno de Boskov, reconocido tanto por su revolucionaria concepción de los entrenamientos —fue el primero que en España le concedió a la pelota una posición preponderante en los ejercicios—, como por su buen manejo de los vestuarios, tenía además una cosa clarísima: para él, los enfrentamientos con los rivales directos (Barcelona y Atlético) valían doble: los tres puntos ganados y los tres arrebatados. Y qué razón tenía.
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