Lo difícil no es llegar, es mantenerse | OneFootball

Nadie dijo que fuera a ser fácil. La Primera División es la categoría soñada por todos, y a su vez la que más miedo genera. El Levante UD ha regresado a la élite luego de tres años en Segunda, pero necesita trabajar muy duro, como cualquier otro equipo, para mantenerse.

- Manu Sánchez en el empate frente al RCD Mallorca (Rafa Babot | Getty Images) -

El Levante UD aterrizó en Primera División con la maleta cargada de ilusión, pero el viaje ha sufrido turbulencias en los últimos tiempos. Lo que hace unos meses era un impulso emocional por el ascenso, la comunión con la grada, o la fe; ahora se ha transformado en un vértigo difícil de ignorar. Trece jornadas han bastado para que el entusiasmo se haya diluido en dudas, y pocas imágenes lo reflejan mejor que el derbi del pasado viernes.

Un golpe en lo futbolístico, pero especialmente en lo anímico. La derrota ante el Valencia CF no dolió solamente por el resultado. La pobre imagen, la falta de respuestas y la desconexión en momentos clave refuerzan la idea de que el conjunto granota, como insiste Julián Calero, aun no le ha cogido el pulso a la categoría.

Es ahí donde el foco empieza a girarse hacia el banquillo. Julián Calero, héroe eterno del ascenso y arquitecto de una ilusión pocas veces vista en Orriols, comienza ahora a caminar por suelo resbaladizo. Como tal, no existe ultimátum marcados ni oficial, pero sí una sensación sutil y evidente de que la confianza en su figura, al menos en la grada, ha dejado de ser plena.

Lo cierto es que el contexto tampoco ayuda. El calendario que se avecina hasta el parón navideño (Athletic Club, CA Osasuna, Villarreal CF, Real Sociedad) se asemeja más a un examen de resistencia que a una simple sucesión de partidos. Rivales en horas bajas e incluso directos mezclados con equipos que no perdonan. Tres de cuatro encuentros en el Ciutat de Valencia con la obligación de sumar victorias antes de que la clasificación se vuelva un peso insoportable. En definitiva, un tramo que puede decidir la temporada.

Entre tanta preocupación, late una verdad sencilla: LaLiga es muy larga. Este Levante UD, con sus virtudes y sus defectos, aun está a tiempo de reencontrarse, ajustar mecanismos, y rescatar esa misma energía que le devolvió a la élite. La pregunta que muchos se hacen es, si la reacción llegará antes que la impaciencia.

De esta manera, el club afronta un mes de diciembre como quien se adentra en una habitación oscura: buscando un interruptor que encienda la luz. El Levante UD necesita luz y, sobre todo, necesita creer que sigue en sus manos encontrarla.