Madrid-Barcelona.com
·18 novembre 2025
Lo que no se ha explicado, ni se explicará, del paso de la NFL por el Bernabéu: Aforo pequeño, pobre audiencia, el chasco de Rosalía...

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·18 novembre 2025

El madridismo sociológico ha vendido el paso de la NFL por el Bernabéu como un "éxito sin precedentes". No han tenido en cuenta que el resultado habría sido el mismo en cualquier otro escenario, el Metropolitano, por ejemplo.
Pero es lo que toca. A falta de balones de oro, de superligas o de títulos recientes, cualquier cosa sirve para sacar pecho. Y lo que toca ahora es glorificar al ser superior por adulterar la competición de la NFL, lo mismo que hubiera podido pasar en Miami con el Villarreal-Barça.
Pero el Real Madrid no estaba invitado a la fiesta de Miami y había que abortar aquella operación. Ahora a nadie le ha importado adulterar la competición de la NFL si el beneficiado es el Real Madrid.
Aunque con poca o nula transparencia. Como es habitual en el Real Madrid, nadie ha salido a explicar los números. Y qué dinero ha ingresado exactamente el club blanco por ceder sus instalaciones.
Tampoco lo va a exigir nadie. La cuestión es que el Miami Dolphins-Washington Commanders se jugó en un escenario que no llega a 80.000 plazas.
El coliseo blanco no se encuentra en el top ten de los estadios más grandes del mundo. Y es que el Bernabéu tendrá muchas virtudes, pero entre ellas no está la grandeza.
La entrada se quedó en 78.610 espectadores, que ni siquiera es récord histórico del remodelado recinto blanco. El registro máximo sigue en posesión del Barça con 78.921 espectadores en 2019.
De todo ello se deduce que el Bernabéu se queda a 27.000 plazas de las que reunirá el Camp Nou, el mayor estadio de Europa, la próxima temporada. Y aún así, se ha iniciado ya la campaña para que este estadio de reducido aforo albergue la final del Mundial de 2030.
Pero hay más. El evento ha sido vendido por los medios propagandísticos al servicio de Florentino Pérez como acontecimiento de magnitud mundial. Pero su audiencia televisiva fue muy pobre.
El espectador español le dio la espalda a la fiesta de Florentino y sus políticos amigos. No interesan los inventos que el marketing norteamericano pretende imponer en España.
Aquí gustan otras cosas. Ni mejores ni peores. Simplemente diferentes, porque España, al menos de momento, todavía no es Estados Unidos.
El partido tuvo en TV un promedio de 759.000 espectadores y apenas un 7,9 de share. Nada que ver con lo que nos habían vendido.
Ni siquiera fue el programa más visto del día en Cuatro. Cuarto Milenio le sacó casi 200.000 espectadores. Aunque lo organice Florentino Pérez.
Durante el partido actuaron el argentino Bizarrap y el puertorriqueño Daddy Yankee. Fueron plato de segunda mesa. La organización quiso llevar a Rosalía, pero no pudo ser.
La cantante catalana exigió una cifra acorde con su cotización, precisamente mientras presenta su último disco Lux. Y la respuesta fue "es una cantidad de nivel para la final de la Super Bowl, no para el partido de Madrid".
Rosalía se borró de un partido del montón y se reservó para la final de la Super Bowl. Y el Bernabéu se quedó sin la atracción musical del momento en el mundo entero.
Y si el techo corredizo no funciona, como se vio en agosto y septiembre, cuando el público tuvo que recurrir a los abanicos mientras el techo no se abría, tampoco el famoso hipogeo fue accionado esta vez para la ocasión.
Era una oportunidad única para comprobar cómo funcionaba ese innovador hipogeo que permite guardar el césped para recolocarlo una vez concluido el evento.
El Real Madrid no guardó su césped y lo ha tenido que cambiar y replantar tras el partido de fútbol americano. Como todo en el Real Madrid, informan que el nuevo césped será el mejor del mundo. Es decir, ya no habrá que pintar de verde las calvas del terreno de juego del "mejor estadio del mundo".
Lo cierto es que entre los turistas americanos hubo quejas por la estrechez de los asientos del Bernabéu. Y por el servicio de bares, que servían bocadillos de jamón a diez euros sin apenas jamón. Mal precedente para el Mundial 2030, mucho más exigente que la NFL.
En fin, gran fiesta, gran éxito, gran espectáculo... y muchas sombras ante tanta luz. Pero para eso está la propaganda siempre dispuesta a hacer pasar una sardina por una lata de caviar.
Habrá próximas ediciones, porque la NFL hace tiempo que disputa alguno de sus partidos fuera de Estados Unidos. Cuando llegue el momento, seguramente preferirán otro escenario. A lo mejor, uno que proporcione 27.000 plazas más, aunque no tenga el glamour que aportan algunos políticos.









































