Otra anomalía estadística más: para que amonesten al rival del Real Madrid hacen falta 16 faltas; al Barça… | OneFootball

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·21 septembre 2025

Otra anomalía estadística más: para que amonesten al rival del Real Madrid hacen falta 16 faltas; al Barça…

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Los árbitros tienen algo en contra del Real Madrid, lo dicen los números. Tal y como explicó el Diario AS, los rivales del club blanco reciben una tarjeta amarilla por cada 16 faltas que cometen. De las 64 faltas que sufrieron los merengues esta temporada en Liga, apenas cuatro de ellas resultaron en una cartulina amarilla, y una roja. En términos de comparación, el Real Madrid ha cometido un total de 46 faltas y ha recibido siete tarjetas amarillas, más una roja. Es decir que los colegiados sancionan a los madridistas en cada 5,75 faltas. Para culminar, en los tres partidos disputados esta temporada en el Santiago Bernabéu, los adversarios blancos no vieron ni una sola vez una amarilla. Sólo la roja a Bretones (Osasuna), en el primer encuentro.

El Barça tiene más ventaja que el Real Madrid

En el eterno rival, el Barcelona, es otra historia. Los rivales de los culés reciben una amonestación cada 3,5 faltas, según los datos recogidos por Grada 3. En 42 faltas concedidas, los adversarios de los culés sufrieron diez amarillas y dos rojas. 12,5 más que el Real Madrid. Además, el Barça también ha realizado un total de 42 faltas en estos primeros cuatro partidos de Liga. En total, han recibido solamente tres tarjetas amarillas. En otras palabras, se les sanciona cada 14 faltas.


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Huijsen «ya se ha cansado»

El Real Madrid empieza a hartarse de los árbitros. El ejemplo más reciente se vivió en Anoeta, donde Gil Manzano expulsó a Dean Huijsen en el minuto 30 en una jugada discutida con Oyarzabal. El Comité de Competición y posteriormente Apelación (también se pidió cautelar) no retiraron la roja pese a que el propio CTA reconoció que el colegiado erró en la decisión. Marta Frías, portavoz del CTA, admitió públicamente que lo correcto hubiera sido una amonestación, pero defendió que el VAR no interviniese por tratarse de una acción «gris».

El resultado: Huijsen cumplió sanción ante el Espanyol. El central, indignado, expresó su frustración en redes sociales con un mensaje directo. El propio jugador publicó un desglose de cinco puntos donde denunciaba la cadena de fallos: la expulsión injusta, la pasividad del VAR, el esfuerzo de jugar con uno menos la mayor parte del choque, el reconocimiento del error por parte del CTA y, para colmo, la confirmación de la sanción. «Se admite el error pero sigo sancionado, buena imagen para el fútbol español», acompañado de un emoticono irónico llevándose la mano a la cara.

Lo ocurrido en Anoeta no fue un hecho aislado. Días antes, frente al Mallorca, el árbitro Sánchez Martínez anuló tres goles a los blancos –dos a Mbappé y uno a Güler– en decisiones que dejaron muchas dudas, sobre todo un fuera de juego milimétrico y el tanto invalidado al turco por una mano pegada al cuerpo tras varios rebotes.

El Madrid también se harta

En el vestuario y en los despachos del club se respira un sentimiento de hartazgo. La sensación general es que en cada jornada se produce al menos una acción polémica en su contra, mientras que el Barça y el Atlético de Madrid se ven en ocasiones beneficiados por errores arbitrales reconocidos posteriormente. De hecho, el Real Madrid elevó un dossier a la FIFA en el que recoge ejemplos de este tipo. El gol de Ferran Torres al Mallorca en la primera jornada, validado pese a un jugador rival conmocionado en el suelo, o el tanto de Giuliano Simeone en Vitoria en más de un metro de fuera de juego.

La percepción de los blancos es clara: no confían ni en el colectivo arbitral ni en el VAR, controlado por Mediapro. Xabi Alonso, tras la última polémica, dejó caer su malestar con una frase contundente al colegiado Gil Manzano: «Me hacéis pensar mal». El Real Madrid, entre cifras que apuntan a un agravio comparativo y decisiones que han marcado partidos importantes, ve cómo el enfado se convierte en un discurso recurrente. Los jugadores lo sienten, el entrenador lo verbaliza y la directiva ha elevado su queja a nivel internacional.

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