Rodrygo y el arte de renacer en Champions para callar bocas | OneFootball

En los días previos al Arsenal, una sombra de duda recorre las gradas del Santiago Bernabéu: Rodrygo Goes

Rodrygo atraviesa una desconexión goleadora fuera de lo común, y cada semana que ha pasado solo ha servido para que el madridismo sea más impaciente con él. Sus cifras recientes, frías al ver que solo ha marcado un gol en sus últimos siete partidos y no ha visto puerta en Liga desde hace tres meses, han generado mucha preocupación a la hora de tener un once enchufado en Champions. Sin embargo, si algo le ha hecho grande al delantero, ha sido aparecer cuando la historia se lo pide.

El dato no vibra, pero la historia de Rodrygo sí

En la presente edición tan solo lleva cinco goles en la Copa de Europa, pero si hacemos balance con el resto de competiciones, es donde mejor rinde (0,45 goles por partido). Vive más de los picos de inspiración que del rendimiento lineal. Rodrygo es un jugador de karios, no de cronos: no es una estrella que le importe cuánto tiempo lleva sin marcar si lo hace cuando el destino le llama. A eso es a lo que se aferra el carioca, a ser el que levante a todo el Bernabéu de su asiento.

Mientras unos se agarran a generar goles, él se agarra a momentos y la historia de la Champions tiene una particular obsesión con el brasileño para capturizar momentos que se alejan de la lógica del fútbol. Firmó remontadas como la del Chelsea y Manchester City en 2022 y consiguió el agónico gol en el Etihad la campaña pasada, gestas que curiosamente le están sirviendo de ejemplos de motivación para creer en el milagro contra el Arsenal.

Si bien es cierto que sus números en Liga no pasan por un buen momento, las eliminatorias de Champions se asocian con su inspiración, con un promedio de participación de gol cada 85 minutos que genera más caos en su algoritmo.

Rodrygo aparentemente está apagado en abril, y muchos le subestiman con que no está a la altura de una eliminatoria tan cuesta arriba con la que parte el Real Madrid, pero la historia reciente sirve para recordar que el brasileño es el que está más enchufado de todos cuando se trata de soñar en Europa.