
La Galerna
·24 Juni 2025
Buenas sensaciones

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·24 Juni 2025
Esto de cambiar de entrenador siempre es un lío. No porque el que venga sea mejor o peor, sino porque contratas un entrenador nuevo cuando consideras que se ha terminado un ciclo. De modo que cambiar a un entrenador es, en realidad, cambiarlo todo. En eso estamos. Xabi Alonso era uno de mis favoritos y su llegada me ha llenado de confianza. He visto a madridistas impacientes las primeras horas de un campeonato oficial bajo su batuta, y me recuerda un poco a cuando de niños en los viajes preguntábamos a papá cada treinta segundos: “¿Cuándo llegamos?”.
El entrenador está siendo muy sincero en sus declaraciones. Y ha dado una clave interesante, aunque creo que no lo ha dicho con estas palabras: que no hay tiempo material en el Mundial de Clubes como para trabajar y exhibir nuevos sistemas y recursos tácticos. Se trata de salvar partidos, probar nuevas combinaciones —y nuevos futbolistas— y ganarlo, porque ya sabemos que el Real Madrid no se presenta a ninguna competición si no tiene la seguridad de que ganará.
Aunque, sin perder de vista todo lo anterior, hay algunas luces que me han puesto de muy buen humor. No sé si Gonzalo es la gran apuesta ofensiva que a menudo echamos en falta durante la temporada, pero la confianza que el entrenador le está dando es una gran noticia tanto para él como para todo el talento joven que tenemos en la plantilla.
Otro apunte esperanzador: se han terminado los jugadores intocables. Quizá sea pronto para afirmarlo categóricamente pero, por lo que estamos viendo, en el once solo estarán, de entre los más talentosos, aquellos que estén en un buen momento. Me he pasado un año predicando en el desierto algo que no convence a muchos: que el Real Madrid no puede esperar meses y meses a que jugadores teóricamente brillantes decidan volver al nivel top que un día tuvieron.
He visto a madridistas impacientes las primeras horas de un campeonato oficial bajo la batuta de Xabi, y me recuerda un poco a cuando de niños en los viajes preguntábamos a papá cada treinta segundos: “¿Cuándo llegamos?”
Y algo más que me ha hecho brindar con todo el bar mientras veía el partido este domingo: los cambios se hacen cuando el equipo los necesita, no cuando se llega al minuto suficiente como para no ofender al sustituido. Ya he glosado muchas veces las mil virtudes de Carletto, pero el hecho de que cualquier madridista pudiera adivinar los cambios y la hora a la que se producirían antes de comenzar el partido resultaba exasperante.
Esta competición no es técnicamente una pretemporada, pero sí lo es. Quiero decir que tanto el cuerpo de los futbolistas como la mente de los espectadores está en ese extraño limbo. Nadie espera un despliegue físico y técnico de mediados de abril a las puertas del mes de julio. Pero, en fin, el ADN no puede perderse y la obligación de los nuestros es morder, incluso contra esos equipos de cuya existencia nos estamos enterando a lo largo del partido y que, todo hay que decirlo, parecen estar todos en mucha mejor forma física que los grandes clubes europeos.
Recuperar al mejor Güler sería una bendición para la próxima temporada. Los nuevos fichajes nos están alegrando cada partido, de menos a más. Hay ganas de ver de nuevo a Mbappé, cuando pueda salir del cuarto de baño. Y los holgados minutos que Xabi Alonso le está dando a Brahim, aun saliendo de suplente, refuerzan mi confianza plena en que la crisis de finales de la temporada pasada desemboque en un nuevo comienzo de gloria.
Nunca hay que perder de vista la cita falsamente atribuida a Churchill, es un poco estúpida pero certera: “El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal: lo que cuenta es el coraje para continuar”. A propósito, cuando la International Churchill Society se propuso confirmar que la cita era del viejo inglés, concluyó que no podían encontrar en la obra y discursos atribuibles a Churchill nada parecido, pero, sin embargo, descubrieron que idéntico número —infinito— de fuentes atribuían la misma cita a Abraham Lincoln, igualmente sin posibilidad de documentar la atribución.
Así que, sea de quien sea la cita, tampoco hay constancia de Churchill o Lincoln fueran madridistas, la idea es lo importante para el Real Madrid en este reinicio, pruebas, aciertos, errores, y dudas: es el momento de apretar los dientes, del coraje, el mismo que mañana nos traerá el éxito.
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