Confirmado: Toda la temporada en Montjuïc. Los jugadores se sienten engañados | OneFootball

La plantilla del FC Barcelona ha recibido un nuevo jarro de agua fría. Después de meses de promesas sobre el regreso al Camp Nou, se han enterado de que, una vez más, no habrá mudanza inmediata.

Ni el Trofeu Joan Gamper ni el inicio de la Liga ni la fase de grupos de la Champions se disputarán en el estadio azulgrana.

La noticia no solo ha caído como un jarro de agua fría entre los aficionados, sino también dentro del propio vestuario. Los futbolistas están molestos. Se sienten engañados.

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No es la primera vez que les comunican una fecha para regresar a casa y luego se les cambia sin previo aviso.

Les pidieron que se despidieran de Montjuic el pasado mes de mayo. Que era definitivo. Que el Gamper 2025 sería ya en el Camp Nou.

Pero ahora saben que no será así. Y lo peor es que muchos se han enterado por la prensa, no por el club.

El hartazgo crece en la plantilla

Fuentes internas reconocen que hay malestar en el equipo. Los jugadores no entienden por qué Laporta insiste en dar fechas que nunca se cumplen.

Primero fue el 29 de noviembre de 2024, fecha del 125 aniversario del club. Luego enero de 2025,  más tarde, marzo y después se habló de mayo.

Y hasta se dio por seguro regresar en agosto, justo con el inicio de la nueva temporada. El Barça  disputaría el Gamper en una prueba piloto con dos de los tres graderíos abiertos.

Ninguna de esas fechas se ha cumplido. Y lo que es peor, desde la UEFA han comunicado al Barça que, por normativa, no es posible cambiar de sede en mitad de la fase de grupos de la Champions. Hasta enero, nada.

Esta situación ha generado desconfianza y frustración. Los jugadores echan en falta más transparencia. Nadie les informa con claridad, y muchos no entienden por qué se insiste en prometer lo que no se puede garantizar.

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En paralelo, en las oficinas del club empieza a tomar fuerza una decisión drástica. Se trataría de renunciar al regreso durante esta temporada y completar el curso entero en Montjuic.

La idea, aunque impopular, permitiría acelerar al máximo las obras y exigir a la constructora Limak la entrega del estadio acabado en verano de 2026, incluido el voladizo.

Desde el punto de vista operativo, sería lo más razonable. Evitaría parones, mudanzas a mitad de campaña, riesgos físicos a los aficionados y daría estabilidad al equipo. Pero choca frontalmente con lo prometido una y otra vez por Laporta.

El presidente queda de nuevo señalado. Y los jugadores, cansados de las versiones cambiantes, ya no se creen nada.

Para ellos, lo único claro es que Montjuic seguirá siendo su casa. Al menos, hasta nuevo aviso.