Diario La Escuadra
·30 Januari 2025
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El equipo mallorquín ha sufrido varias derrotas en las últimas semanas, incluyendo la eliminación en la Copa del Rey y un revés en la Supercopa de España. Estos resultados han encendido las alarmas dentro de la afición, que ve cómo el equipo pierde fuerza en momentos clave de la temporada. El entrenador Jagoba Arrasate se encuentra en el ojo del huracán, intentando reconducir la situación en un contexto que no le es favorable.
-FOTODELDÍA- PONTEVEDRA, 03/01/2025.- Los jugadores del Pontevedra celebran el segundo gol del equipo gallego durante el encuentro correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa del Rey que disputan hoy viernes Pontevedra y Mallorca en el estadio de Pasarón, en Pontevedra. EFE/Lavandeira Jr
Uno de los temas que más indignación ha generado es la actuación de los árbitros en los últimos partidos. Arrasate ha sido claro en sus declaraciones al afirmar que el equipo se siente «ninguneado» y víctima de una tendencia negativa que se ha venido acumulando en las últimas jornadas. La percepción de la afición es que el Mallorca ha sido perjudicado en varias decisiones clave, lo que ha aumentado el malestar en el entorno del club.
Otro punto que ha generado polémica es la relación entre la directiva del RCD Mallorca y su afición. Un reciente tuit del club sobre la programación de partidos en días laborables ha causado indignación entre los seguidores, que consideran que la entidad no tiene en cuenta su esfuerzo y compromiso. La comunicación entre club y afición parece estar en un momento delicado, y muchos piden un cambio en la forma en que se gestionan ciertos aspectos.
A pesar de las dificultades, el club ha tratado de reforzar su identidad con iniciativas como la renovación de su marca, bajo el lema «Ca nostra, ca teva». Esta estrategia busca conectar la tradición del equipo con una visión de futuro, algo que la afición ha valorado de manera positiva en medio de las turbulencias.
El RCD Mallorca vive un momento de crisis en lo deportivo y en la gestión de su relación con la afición. Las derrotas, la sensación de injusticia arbitral y la comunicación del club han generado descontento, aunque iniciativas de identidad y hermanamiento han servido para mantener vivo el espíritu mallorquinista. En las próximas semanas, el equipo y la directiva deberán tomar decisiones clave para reconducir la situación y recuperar la confianza de su gente.