
La Galerna
·24 April 2025
Delicias turcas

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·24 April 2025
Buenos días, amigos y amigas galernautas. El Real Madrid consiguió anoche una valiosísima victoria en Getafe (0-1). Este resultado le permite seguir de (relativamente) cerca la estela de un líder que había ganado la víspera merced a las correspondientes ayuditas arbitrales. Esto último no importa cuándo lo leas.
Tampoco importa cuándo leas que los de Ancelotti, en cambio, lograron los tres puntos a pesar de la permisividad arbitral con la sinfonía de violencia orquestada por los de Bordalás. La imagen del partido es Courtois siendo acribillado a patadas, tirado en el suelo, después de realizar una parada meritoria.
Bueno, esa y la de Arda Güler celebrando el único golazo del partido, logrado con un chutazo con su pierna mala. Esa pierna mala la querrían para sí como pierna buena los maffeos y duartes que campan a sus anchas por esos campos de Dios en los que el Madrid sufre cacerías impunes que debe aguantar resignadamente sabiendo que no hallará protección arbitral.
Pero hablábamos de Arda Güler como imagen del partido, como imagen del sueño del futuro, añadiríamos también. No solo marcó el gol. También marcó el ritmo del partido y dejó boquiabierto a todo el mundo con su inteligencia y manejo del balón. ¿Será verdad que puede ser el próximo Modric?
El espectáculo del turco anoche, en el Coliseo, fue memorable. Su actuación, aparte de vital para el logro de tres puntos trascendentales, supone (o debería suponer) una seria candidatura para un puesto en el once inicial de la final de Copa a la que se refiere el titular de Marca.
La pregunta es ¿por qué no? Su creatividad, mezclada con ese aplomo casi insolente, pueden ayudar a superar la presión asfixiante a la que en teoría seremos sometidos por los hombres de Flick, tan pasmosamente físicos en el apartado del pressing en bloque alto. Y su relación tanto con el gol como con el último pase pueden marcar la diferencia en un Madrid que llega a la final acosado por bajas a las que ayer se unieron por lesión las de Alaba y Camavinga. Esta última, pese a no ser esta la temporada de su vida, se antoja crucial, y hará falta talento a granel para sustituir a Eduardo. Arda lo tiene en arrobas.
As también trae a portada las delicias turcas desplegadas a la vista ayer en Getafe, aunque su titular se refiere más estrictamente a las repercusiones del triunfo blanco en la clasificación. “No se rinde”, asegura el rotativo prosaico. Esto tampoco importa cuándo lo leas. El Madrid no se rinde nunca. No se rinde ni cuando le asolan las lesiones. No se rinde ni cuando la carta blanca a la violencia que cada colegiado extiende sobre cada césped de España le afecta de manera directa y única. No se rinde ni cuando su propio mal juego le invitaría a hacerlo —y ha habido por desgracia numerosos episodios de mal juego en esta campaña—, ni cuando entorno hostil y problemas de juego propios parecen conspirar para tornar imposible el objetivo final.
Por eso, porque nunca se rinde, el Madrid está ahí, a cuatro puntos del equipo cliente de Negreira, cuatro puntos que pueden convertirse en uno si se vence a dicho equipo pagador en el encuentro liguero pendiente en Montjuic. Estas cábalas pueden resultar plausibles si se gana el sábado en la final de Copa, lo que inevitablemente afectaría a la moral de la tropa blaugrana.
Tropa blaugrana que se las promete muy felices viendo cómo una combinación de sus propios méritos de este año (que los tienen) y el más indecente y descarado favoritismo arbitral que se ha visto en años —lo que ya es mucho decir— les tienen en lo más alto de la tabla y en la final de la Copa de España. Mundo Deportivo habla de récords y Sport ya piensa en la final del sábado.
Quién no. El Madrid llega en cuadro y necesita soluciones imaginativas para hacerse con un trofeo que este año tiene un valor estratégico, tal y como se ha puesto la temporada. Ya no es solo la Copa del Rey. Es la opción de recuperar el orgullo perdido en una dolorosa eliminación de Champions, consecuencia de un juego irregular en el mejor de los casos. Es la posibilidad de asestar un golpe mortal a un rival crecido que, quinientos delitos después, se considera capacitado para cerrar el ciclo glorioso del Madrid e iniciar uno propio. No dejemos que eso ocurra. Abortemos ese sindiós.
Los poderes fácticos (desde Tebas al CTA, pasando por el gobierno y la práctica totalidad de los filoculés clubes españoles) conspiran para que esta temporada, la del fichaje de Mbappé, acabe en un fracaso histórico. Pero eso también da igual cuándo lo leas. Lo mismo puede decirse de la proverbial resistencia de este equipo a dejarse ningunear.
Tenemos fe en que no se dejará.
Pasad un buen día.
Langsung