El Barça eclipsa la gran noche del PSG | OneFootball

Lo que debía ser la gran celebración de otro club terminó convertido en un escaparate azulgrana. Una vez más, la alfombra roja de París se tiñó de colores culés, con veteranos, jóvenes y leyendas que acapararon flashes y focos.

El PSG se presentaba como gran protagonista tras el Balón de Oro ganado por Ousmane Dembélé, pero la foto de poder que buscaba Nasser Al-Khelaïfi se deshizo. Mientras su equipo caía ante el Olympique de Marsella en un duelo aplazado por la lluvia, la expedición parisina quedó reducida a apenas tres jugadores lesionados. En contraste, el FC Barcelona desplegó una delegación multitudinaria que marcó el tono de la gala en el Théâtre du Châtelet.

La llegada de los azulgranas estuvo marcada por abucheos y cánticos hostiles, algo que no empañó la sonrisa de Lamine Yamal, acompañado de una veintena de familiares vestidos de gala, incluso su abuela paterna. El joven posó sin complejos y disfrutó de cada instante como si presintiera que su nombre volvería a ocupar titulares antes de que terminara la noche.

En primera línea también estuvieron Hansi Flick, siempre sonriente, y un grupo variado de jugadores. Raphinha vivió su primera alfombra roja junto a su familia; Pau Cubarsí repitió experiencia con los suyos; mientras que leyendas como Ronaldinho y Andrés Iniesta entregaron premios de máximo prestigio. Tampoco faltaron Hristo Stoichkov, sentado junto a su viejo rival Luis Figo, ni Jordi Cruyff.

Aunque ausentes Pedri y Robert Lewandowski, que prefirieron descansar, la representación culé fue amplia y elegante. En la categoría femenina, el club volvió a presumir de dominio absoluto con los tres Balones de Oro de Aitana Bonmatí y los dos de Alexia Putellas, además de la emoción de jóvenes como Vicky López, Cata Coll y Claudia Pina en su primera gala.

De este modo, el Barça volvió a convertir lo que debía ser la fiesta parisina en un nuevo escaparate de presente y de futuro, recordando al mundo que su huella en el fútbol, masculino y femenino, sigue siendo incomparable.