Fondo Segunda
·3 November 2025
El Leganés se da un golpe de realidad en Butarque

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·3 November 2025

Hay golpes que no solo duelen: enseñan. El CD Leganés venía caminando con paso firme, sostenido en cinco jornadas sin perder, como quien empieza a creer que ha descifrado el enigma eterno de LaLiga Hypermotion. Pero esta categoría, con su manera tan cruel de devolver a todos a su sitio, volvió a despojar al ‘Lega’ de cualquier atisbo de complacencia. En Butarque, su casa y refugio emocional, el Burgos CF irrumpió como una sacudida de invierno: fría, inesperada y contundente.
El conjunto pepinero se adelantó en el marcador, ilusionó a su afición e invitó a imaginar otra tarde de victoria y crecimiento. Sin embargo, lo que vino después fue un baño de realidad que dejó una sensación clara. Este Leganés todavía no es un equipo fiable.
El arranque fue convincente. El Leganés impuso ritmo, presión alta y una circulación de balón con sentido. El gol, celebrado como confirmación de una tendencia al alza, parecía advertir de que el plan funcionaba aunque llegase de un error grosero de Aitor Córdoba. Pero LaLiga Hypermotion nunca firma guiones predecibles. El Burgos, un equipo incómodo, de esos que disfrutan compitiendo a contracorriente, supo esperar su momento para golpear con precisión quirúrgica.
El tanto del empate no solo igualó el resultado. También desajustó emocionalmente al Leganés. Desde ahí, se percibió un equipo más inseguro, más frágil a la adversidad, menos dueño de sí mismo. Y cuando llegó el segundo gol burgalés, Butarque enmudeció porque reconoció en esa secuencia una historia ya conocida. La de un equipo que todavía no sabe protegerse cuando el viento cambia de dirección.
Más allá de las sensaciones, los datos refuerzan esa sensación de inconsistencia. Con esta derrota, el Leganés vuelve a tropezar cuando parecía que había encontrado su camino. En lo que va de temporada 2025-26, el equipo ha alternado tramos de gran rendimiento con caídas inesperadas. Según estadísticas recopiladas tras la jornada, el conjunto pepinero ha dejado escapar puntos en cuatro de los siete partidos en los que se adelantó en el marcador, un síntoma claro de falta de madurez competitiva.
El Burgos, por su parte, completó un partido clínico, aprovechando sus pocas ocasiones y mostrando una fiabilidad defensiva que fue desactivando progresivamente al Leganés. El cuadro de Luis Miguel Ramis volvió a demostrar que se mueve con comodidad en escenarios de sufrimiento, sabiendo cuándo acelerar y cuándo cerrar puertas.

Las cifras hablan por sí solas. El Leganés no fue contundente en los duelos individuales, perdió la batalla en segundas jugadas y terminó con más pérdidas en campo propio de las habituales en tramos críticos del encuentro. Son detalles que, en una categoría tan igualada, suelen decidir destinos.
No es una cuestión de talento. El Leganés tiene plantilla competitiva, argumentos ofensivos y jugadores capaces de desequilibrar partidos. El problema parece radicar en la gestión emocional del partido y en el oficio para cerrar duelos igualados. Falta liderazgo en momentos calientes, temple cuando se sufre y cierta malicia competitiva que distingue a los equipos que ascienden de los que se quedan en el camino.
La solidez defensiva, que fue la seña de identidad en los mejores tramos recientes, volvió a flaquear. Se echaron en falta voces que ordenaran, que apagasen fuegos, que evitaran que un gol rival desmorone el plan inicial.
Las derrotas enseñan más que las victorias. Y esta, por el momento en el que llega, puede ser un punto de inflexión. La lucha por el ascenso exige regularidad, algo que al Leganés aún se le resiste. La única noticia positiva en estos momentos es todo lo que queda por delante.
Butarque salió dolido, sí. Pero también consciente de que este viaje será largo y exigente. El Leganés ha recibido un aviso. Y es que para aspirar a lo grande hay que dominar algo más que la pelota. Hay que dominar los partidos, los ritmos, los nervios y los momentos.
El Leganés se ha dado de bruces con la realidad, pero todavía está a tiempo de moldearla a su favor. El siguiente paso dirá si este tropiezo fue una caída o el impulso previo a levantarse con más fuerza.









































